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—¡Siiiií! ¡Adoro las pijamadas!

Había chillado con aguda y entusiasmada voz un pequeño Jungkook de casi, casi seis años, pegando un montón de saltos de completa felicidad, corriendo y dando vueltas por toda la sala del acogedor hogar de Taehyung, mientras este le observaba correr y brincar cual cachorro recién conociendo el exterior.

El pequeño Kim rodó los ojos, irritado, cruzando sus pequeños brazos sobre su pecho, con la paciencia al borde de acabarse en su sistema.

—Jeon, vamos, ya cálmate, te he dicho tres veces que no es una pijamada. —aclaró en voz alta el de piel morena, bufando con molestia al verse ignorado por el pequeño y contento Jungkook.

Pronto y sin querer, la pequeña y bajita anatomía del azabache de ojos grandes estampó en el suelo, cayendo de carita al piso.

Taehyung quedó en silencio, pasmado de momento, sin saber si ayudar o echarse a reír.

No se le permitió pensar, escuchando casi de inmediato las carcajadas dulces y fuertes de Jeon llenar aquel espacio.

—Ay, me caí. —dijo lo obvio, sin parar de reír ante el espontáneo momento, sobando un poco sus rodillas.

Kim suspiró, el alivio recorriendo su cuerpo al comprender que Jungkook estaba bien. A salvo.

—Ahora que estás quieto —pronunció el mayor de los chiquitos, ganando los grandes luceros del menor sobre él, dándole su completa atención. — tienes que entender que no es una pijamada, solo te dormirás en el sillón y mañana te vas a tu casa; fin.

Dio por culminadas sus palabras, mirando con recelo al chiquillo, que permanecía sentadito en el frío suelo de mármol, con sus bracitos aferrados al pequeño conejito de felpa acurrucado en su pecho, mirando con sus ojitos más grandes a Taehyung. Movió inquieto sus piecitos envueltos en unas calentitas calcetitas blancas, mordiendo su pomposito labio inferior.

—Pero... —suspiró, su mirada apagándose escasos segundos, parpadeando lentamente hacia el mayor. — la tía Kim dijo que lo era, y y-yo le creo a ella. —defendió Jungkook, poniéndose de pie, dando pasos temerosos, hasta posarse frente al mayor.

—¿Me estás llamando mentiroso? —escupió Tae, provocando un jadeo de sorpresa y negación del más chico.

—¡N-No es lo que dije! —alegó en voz alta, agitando exasperado sus brazos.

—Eso quisiste decir. ¿Lo ves? Eres malo conmigo y con todos, por eso nadie se junta contigo en la escuela. —atacó, sus palabras siendo tan secas, para él, siendo solo un comentario común y corriente.

—¿Qué?

Jungkook balbuceó un montón de incoherencias, sus grandes ojos empañándose en un instante, sin despegar su mirada del morocho, que parecía tan frívolo y ajeno a lo estrujado que su corazón se sentía en ese momento.

—T-Taehyungie, no digas e-esas cosas. —negó efusivo, su cabecita moviéndose de lado a lado, apretando sus ojos para que aquellos salados cristales no escaparan.

Kim sonrió, la burla dibujada en sus facciones, soltando una risa egocéntrica.

—Es cierto, por eso nadie te quiere ni te querrá, sientes que eres muy bonito y te crees mejor que todos los demás, pero eres feo, muy, muy feo.

Segundos después, apreció en primera fila y con el corazón en la boca, a Jungkook estallar en llanto a moco tendido, de rodillas frente a él.





💭 ˖ ࣪﹟






—¿Café está bien? —murmuró Taehyung, sirviendo en una pequeña taza una porción de aquel cálido y delicioso líquido.

future husband ︎ʚɞ taekook Where stories live. Discover now