Yizhan.

Inesperada Confesión.

- Lo sé.- Depositó un beso en la frente de su alfa.- Es lo mismo que yo siento hacia ti.- Se alejó y suspiró.- Además, no creo que haya necesidad de estar celoso de Shaham.

- ¿Ah no?.- Sonrió.

- Él no representa ninguna emanaza para usted.- Arrugó su nariz.- Y no lo digo porque antes haya intentado hacer algún movimiento hacia mí...si no porque...- Se mordió el labio.

- ¿ Por qué?...- Se sintió curioso.

- Bueno...- Tarareo.- Digamos que...quien si hizo un movimiento y terminó convirtiéndose al algo fallido...fui yo.

- ¿Qué?.

Aquel día el omega le contó una curiosa anecdota a su alfa, una anecdota la cual al principio no le pareció agradable pero que poco a poco fue captando toda su atención e interés.

Zhan estaba más que seguro que Shaham nunca representaría amenaza alguna hacia su alfa y detrás de esto había una poderosa razón.

Desde que el omega tuvo uso de razón, a su lado siempre estuvo aquel alfa persa de ojos dorados. Siguiéndolo a todos lados, acompañándolo en sus travesuras y aventuras, convirtiéndose en su sombra y en su persona más fiel.

Desde muy pequeño Shaham había demostrado lealtad absoluta a quien consideraba como su único maestro. Ni siquiera obedecía de forma tan fiel a su propio padre el cual era el alfa más temido en la guardia real.

Comer, estudiar, cabalgar, entrenar e incluso dormir, todo aquello alfa y omega lo efectuaban juntos y como uno solo. Zhan no sólo se había convertido en su maestro sino también en su mentor, compañero y único amigo.

El tiempo fue pasando y Shaham quien se destacaba por su ciega lealtad se fue convirtiéndo en uno de los más fieros y temidos guerreros del imperio de Liang. Quienes lo conocían, destacaban no sólo su lealtad y su fiereza sino también su exótica y salvaje belleza.

Para cuando finalmente se manifestó como alfa fue obligado al igual que su padre quien estaba al cuidado de la emperatriz a llevar una máscara anti mordida de cuero, cosa que hacía más atrayente su aspecto indómito.

Esto como una medida para mantener seguro a quien en aquel entonces era el 13avo príncipe de Liang. Shaham era un alfa dominante, de los mejores y más potentes de su raza, su fuerza y su destreza no se compraban al salvajismo que emanaba de él en sus momentos de furia.

Era el guerrero más capaz para cuidar al hijo más preciado del reino de Liang.

Al tratarse de aquel alfa de exótico atractivo, nunca faltaron aquellos que se sentían atraídos hacia él. La fila de pretendientes era larga, mucho más de lo que cualquier persona podría imaginar, incluso hubieron propuestas hacia el rey de Liang provenientes de familias influyentes, incluso príncipes que deseaban atrapar a aquel espécimen sólo con el fin de fortalecer su línea familiar.

Todos sabían que el o la omega que tuviera a sus bebés sin dudas traería al mundo a unos hermosos, poderosos y únicos ejemplares. Y es que Shaham no era un lacayo cualquiera, tanto el como su padre fueron un obsequio por parte del emperador persa al reino de Liang, ambos alfas venían del linaje real.

Todos querían atrapar al joven y atractivo alfa, todos trataban de robar su atención y encabezando esa larga fila, una vez estuvo aquel quien fuese el 13 avo príncipe.

Si, en algún momento de su vida Xiao Zhan formó parte del séquito de jóvenes que perseguían al silencioso y atractivo alfa. El joven príncipe al igual que los demás, había sido atraído por su compañero y único hombre de confianza, incluso mucho antes de que este se manifestara como un alfa.