— Zhan-ge... ¿Cuántas veces más voy a tener que repetirte que no quiero estar cerca de él? 

— Es tu hermano. 

— ¿Y? 

Zhan respiró profundo cerrando sus ojos en el acto. 

— Te juro que si estuvieras vivo te hubiera dado un par de cachetadas hace rato... 

Xiao Zhan había decidido reunir a los dos hermanos en su casa para aclarar de una vez por todas lo que estaba sucediendo. Yibo intentaba comunicarse con su hermano menor, intentaba disculparse, intentaba decirle cuando lo extraña y ama, pero HaoWei simplemente no parecía importarle en lo más mínimos aquellos intentos de resolver las cosas. 

— Hao... — habló Yibo llamando la atención del fantasma y de Zhan. — No estoy completamente seguro de si, puedes escucharme o no... Solo quiero saber el porqué de tu enojo hacia a mí... ¿Te hice daño? ¿Te herí de alguna forma? ¿Hice o dije algo que te hizo sentir mal? Por favor, quiero saber-

— Me dejaste solo...

Zhan abrió un poco sus ojos, y levantó su mano indicándoles al castaño que dejara de hablar. Yibo se calló inmediatamente y solo se dedicó a ver a Zhan.

— Te necesitaba... Ese día... Ese día te quería allí conmigo... Aunque no lo recuerdo muy bien... Sé que tuve mucho miedo, sé que me enojé mucho porque no estuviste ese día conmigo... Y sé que te odié en el momento en el que me di cuenta de que...

El fantasma dejó de hablar, y solo se dedicó a mirar un punto fijo en la pared con sus ojos brillosos.

— ¿HaoWei? — llamó Xiao Zhan y el menor sonrió un poco.

— Te odié en el momento en el que me di cuenta de que moriría solo... No quiero estar cerca de ti por el simple hecho de haberme abandonado... Dile eso Zhan-ge.

Y Zhan se sorprendió, no podía decirle eso, era consiente de cuánta era la culpa que Yibo cargaba consigo, decirle aquello sería como... Cómo matarlo en vida.

— HaoWei... Eres consiente de que no es culpa de nadie, ¿Verdad? Las cosas que sucedieron estaban fuera del poder de las personas que te rodeaban, tú no-

— Me pediste que dijera porqué estaba enojado... Ya te lo dije, él quiere saber, entonces dícelo...

— HaoWei...

El fantas se cruzó de brazos agachando su mirada. Esto hizo a Xiao Zhan suspirar con cansancio.

— Zhan. Dime lo que te dijo — pidió Yibo con un semblante serio, y Zhan negó. — Por favor, necesito que me lo digas...

— Adelante Zhan-ge. Dile — con esto solo se ganó una mirada de reproche de parte del pelinegro.

— ¿Estás seguro de que quieres oírlo?

— Muy seguro...

Tomó una profunda respiración antes de comenzar a hablar y asintió.

— Primero que nada, HaoWei habló de esta manera por el enojo que siente, porque creo que, murió muy  enojado — dijo haciendo que Yibo asienta en señal de comprensión. — Cuando preguntaste si hiciste o dijiste algo que lo hizo sentir mal, HaoWei dijo que lo dejaste solo... Dijo que te necesitaba, que ese día te quería allí a su lado... Que recuerda haber tenido mucho miedo y enojarse por qué no estabas allí... — hizo una pausa al ver cómo los ojos del mayor se aguadaron.

— Yibo-

— Estoy bien — respondió parpadeando un par de veces.

— ¿Seguro? — Yibo asintió.

— Por favor, continúa.

— Dijo que... Qué-

— Ni se te ocurra cambiarle las palabras a lo que dije Zhan-ge.

Zhan cerró sus ojos negando. Miró a Yibo, y pudo ver en sus ojos la súplica de querer saber.

— Dijo que te odió en el momento en el que se dio cuenta que moriría solo... Que esa era la razón por la que no quiere estar cerca de ti, por haberlo abandonado...

Hubo silencio, y era un silencio que, podía sentirlo asfixiándolo. Yibo no decía nada, mantenía su mirada perdida mientras sus ojos se iluminaban gracias a ala lágrimas que comenzaban a acumularse en ellos. HaoWei, de igual manera se encontraba con su mirada perdida en algún lugar de la interesante pared, pero lo que le molestó, fue ver la poca empatía que expresaba en el fantasmita, porque solo estaba allí con una expresión de fastidio plasmada en su rostro.

No podía decir nada al respecto, porque para empezar, HaoWei no está enojado a conciencia, fue el último sentimiento con el que murió, es lógico que no va a sentirse culpable,  triste o calmado, expresa lo que siente con indiferencia y distancia, ahora también usando las palabras, pero para Zhan, esas no fueron las mejores palabras que pudo haber usado.

— ¿Sigue aquí?

La voz al temblorosa de Yibo lo saco de su pequeño trance.

— Ah, sí. Él aún sigue aquí. Está a un lado tuyo, en la otra punta del sillón.

Yibo asintió volteándose hacia el fantasma de su hermano menor, soltó un pequeño suspiro una ligera sonrisa apareció en sus labios.

— Cai... Perdóname... Perdóname por haberte abandonado, perdóname por no haber estado allí cuando más me necesitabas... Perdóname si en algún momento te hice creer que no podías confiar mí, enserio lo lamento tanto... — y con su mano limpio rápidamente la lágrima traicionera que rodó por su mejillas.

— Tanto tiempo quise e intenté de alguna manera, poder decirte todo esto... Te amo, eres mi hermano menor, aunque... Creas lo contrario, créeme que con nuestros padres, tú eres lo más importante para mí. No sabes cuánto me arrepiento de haber ido a estudiar a otro lugar, no sabes cómo me arrepiento de no haber detenido a nuestros padres para que se quedarán en noche bueno contigo. HaoWei, no sabes cómo lamento ser el único que está vivo...

Estas palabras bastaron para que tanto como Zhan, HaoWei volteara a mirarlo.

— No quiero que me perdones, porque si odiarme hace que puedas pasar a un mejor lugar en paz... Entonces ódiame todo lo que quieras, no me enojaré, no volveré a disculparme si eso deseas, pero solo quiero que sepas... Que aún sigues siendo lo más importante para mí, y lo que amo con todo mi corazón... Gracias por decirme cómo te sentías ShengCai, enserio gracias hermanito.

Y enserio Zhan podía ver cómo el corazón de Yibo se destrozaba a través de sus ojos, pero lo escondía bajo una muy falsa sonrisa, cómo si lo que acababa de decir hubiera sido lo más fácil del mundo. No, no lo era, porque incluso a él le había dolido escuchar aquellas palabras.

Yibo rió bajo chocando sus manos contra sus rodillas.

— Bien, entonces, creo que es hora de que me vaya — dijo poniéndose de pie. — Gracias por la ayuda Zhan, nos vemos el lunes en la oficina, disfruta tu fin de semana.

— Espera — lo detuvo tomando su mano. — ¿Yibo, estás bien?

Yibo sonrió un poco asintiendo, las lágrimas y los ojos aguados habían desaparecido.

— No te preocupes, iré a casa. Nos vemos.

Con esas palabras, salió de la casa de una vez por todas.
Nuevamente, hubo silencio, HaoWei no hablaba y Zhan tampoco tenía intenciones de hacerlo. Tan solo luego de unos cuantos minutos, el fantasma habló.

— ¿No se va a matar, verdad?

— ¿Cuándo recordaste el porqué estabas enojado con Yibo?

— ¿Eso qué tiene que ver con lo que yo pregunté?

— Wang HaoWei — llamó en tono de reproche.

— Hace unos días.









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