Taemin fue el primero en llegar a la biblioteca, logró entrar sin problemas gracias a la copia de las llaves que había sacado desde la última vez que JongIn se las había dado para cerrar.

Se había sentido culpable por haber faltado a su trabajo solo para salir con Taemin, así que decidió llegar temprano para arreglar y limpiar un poco antes de que las personas empezaran a llegar.

Inició limpiando las mesas y poniendo en su lugar las sillas, recogió los libros que estaban desorganizados para apilarlos y dejarlos en su lugar. Llegó hasta el escritorio de JongIn con la intención de organizarlo, encontrando el montón de papeles regados. Suspiró con cansancio y empezó a recogerlos uno a uno, hasta que notó que algunos tenían algo escrito.

Frunció el ceño un poco confundido, pero luego de unos segundos, comprendió todo.

Rió cortarmente y decidió dejar todo como estaba, de seguro, JongIn lo había dejado ahí porque deseaba conservarlo.

—¿Buenos días?

—Ya limpié todo el lugar.

—Si pero, ¿cómo entraste?

—Tengo una copia de las llaves—respondió indiferente—Lamento haber faltado ayer.

—Ajá, te escuchabas muy enfermo—le dijo con sarcasmo, tomando asiento en su escritorio.

Taemin se sintió apenado, sin saber qué otra excusa poner.

—Tienes suerte de que no hubo mucho que hacer ayer, y viendo que ya está todo ordenado, te lo dejaré pasar solo esta vez, a la próxima no me digas mentiras, ¿está bien?

—El mejor jefe de la historia—respondió, levantando sus pulgares hacia él con una gran sonrisa—No pasará de nuevo, no te preocupes.

—Mhm...—asintió, sentándose en su silla—No me digas que ya caíste con Minho.

—Uhm, no, nada de eso—negó rápidamente, sintiéndose ciertamente nervioso—Sé que nada es real.

—¿Piensas decirle alguna vez que ya lo sabes?

Claro que lo había pensado muchas veces, lo había pensando tanto que ya sabía qué decirle, sin embargo, había algo que lo detenía. Se juró miles de veces que no sentiría nada por él, que estaba jugando bajo sus propias reglas, que sería fácil reírse de Minho por tratar de conquistarlo en base a una apuesta.

Solo que ya no estaba tan seguro de lo que estaba sintiendo, y eso solo hacía más complicadas las cosas, porque algo dentro de él le decía que si Minho se alejaba y le decía de su propia boca que todo era una mentira, no iba a sentirse tan indiferente como creyó, de solo pensarlo le causaba desánimo.

—¿Y todos esos papeles?—cambió de tema estratégicamente, sabía que JongIn no se resistiría a responder.

—Ah...—tomó uno y lo leyó, sintiendo calidez en su pecho—KyungSoo los hizo para mi—sonrió sin apartar la vista del papel.

—Estoy limpiando, ¿quieres que los lleve de una sola vez a la basura?

—¿Qué?—levantó la mirada hacia el pelirosa—No, no quiero que lo tires, déjalos aquí, no los toques—tomó los papeles y los metió dentro de una de las gavetas, negándose a despegar los que estaban alrededor de la pantalla de su computadora.

Taemin rió divertido, dándose cuenta de que por fin, KyungSoo había avanzado con un chico.

—Es el poder que tiene KyungSoo en ti.

—Pff, ¿ahora de qué hablas?—se hizo el desentendido, sacando una libreta en donde tenía algunos códigos anotados sobre los libros que debían organizar.

—Ya sabes, KyungSo te coqueteó y cediste, no es tan complicado—se sentó a su lado, dejándose caer sobre el respaldo de su silla con pereza—Serías el primero.

—¿El primero?

—Ajá, los chicos suelen asustarse con él.

—¿Por qué? Si es un poco intenso a veces, pero también es lindo—su voz salió más suave con lo último, pero siendo totalmente audible para Taemin.

—Si, es lindo—estuvo de acuerdo—Pero es muy, muy, muy sensible, así que ten cuidado porque si le haces algo, Taemin es el que cuida de él.

JongIn bufó, recordando días atrás cuando Minho llegó molesto porque KyungSoo estaba triste debido a su salida en la que lo dejó plantado. No le tenía miedo a Minho, no se dejaría intimidar por él, sin embargo, tampoco es como que quisiera problemas, además, hacer sentir bien a KyungSoo no era difícil, podía con eso.

—¿Cómo sabes tanto si no son amigos?—cuestionó, viendo como las personas empezaban a llegar una a una a la biblioteca, ya eran más de las nueve de la mañana.

—Soy observador y escucho todo lo que dicen en la escuela—se encogió de hombros—Además, es un pueblo, todos sabemos todo.

—Y...—dudó un poco, pero había una pregunta que estuvo rondando por un tiempo en su cabeza desde que conoció al castaño, y ya que estaban hablando de él, preguntar no sería nada raro—¿Alguna vez salió con Minho o alguna vez se gustaron?

La seriedad en JongIn le causaba gracia al pelirosa, estaba indagando mucho como para decir que no era nada importante.

—Nunca—aseguró, notando como su expresión se suavizó, como si estuviera aliviado—Los Do y los Choi son muy amigos, por lo tanto, sus hijos también, por eso, a pesar de que Minho sea mayor, se llevan muy bien, son como hermanos, hacen todo juntos; duermen juntos y pasan el tiempo entre ellos.

JongIn asintió lentamente, guardando para él esa información, y aunque no le emocionaba mucho que Minho compartiera la misma habitación con él, no podía quejarse, porque si se acostumbraron a eso desde pequeños y nada había pasado, significaba que no había peligro alguno de que algún día terminaran juntos.

—¡Buenos días!

La melodiosa voz del castaño lo regresó a su realidad, encontrándose con su brillante sonrisa, sus adorables mejillas y sus pequeños ojos, esperando una respuesta a su saludo que por alguna razón, tardó unos segundos en salir.

—B-Buenos d-días, Kyungsoo.

Y entonces Taemin rió, alejándose de esa vergonzosa escena.

𝙏𝙝𝙚 𝙇𝙞𝙗𝙧𝙖𝙧𝙮 [Kaisoo]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن