Casados

726 37 29
                                    

Larry Stylinson ¦Married in New York

Louis.

[….]

Dos semanas después.

Me había mudado oficialmente con Harry Styles, -también conocido como mi amado esposo- la noche en que él había regresado de su viaje a Londres, lo que también podría contar como el comienzo de mis noches de insomnio.

Al día siguiente, tal y como habíamos discutido, me acompañó de vuelta a la cafetería porque no confiaba en mí con las paredes de su recién adquirida propiedad.

Aunque conseguí que, después de una larga y convincente charla, aceptara que podía hacer un bonito trabajo de pintura, pero terminó pintando la mayor parte del lugar él mismo, agriando mi victoria. 

Me exasperó sin cesar y no tenía ni idea de qué hacer con él. 

También quería que desalojara mi apartamento en el East Village  inmediatamente, pero ignoré sus deseos y empaqué lentamente todo durante el asunto de la pintura.

Al diablo con las amenazas de Bryan. 

Sentado, solo, en medio de la cafetería, comiendo un sándwich que había preparado en la parte de atrás, esperaba a que los repartidores de IKEA me trajeran mi estantería.

Poco después, llegaron, pero antes que pudiera abordar ese proyecto, las sillas fueron entregadas. 

Cuando todo estaba dicho y hecho, la librería montada, las sillas donde yo creía que debían estar, habían pasado horas, y yo acababa de sentar el culo por primera vez.

Gemí y apoyé la cabeza contra la pared.

Pensé que cerrar los ojos sólo por unos  segundos no era una mala idea porque mi vista empezaba a volverse alarmantemente borrosa. 

Por supuesto, hacer eso sólo me recordó lo mucho que necesitaba más horas de sueño. 

Todas las mañanas, me vestía tranquilamente y, como si fuera un intruso, salía de puntillas de la pequeña mansión de mi esposo para llegar a la tienda.

Por la noche, yo optaba por desaparecer en mi habitación en cuanto entraba a su  apartamento.

Todos mis intentos de hablar con mi marido habían fracasado, uno tras otro, así que he dejado de hacerlo tras el cuarto intento.

Cuantas más preguntas hacía, más intentara hablar con él, más rápido me molestaba o más rápido se alejaba de mí.

La breve conversación que habíamos tenido en la terraza aquella primera noche, había  sido la más larga. 

Sin embargo… incluso después de que la pintura fue hecha, él había aparecido cada noche para recogerme de camino a su apartamento.

¿Era para comprobar la propiedad?  Decir que estaba confundido con mi marido habría sido totalmente cierto.

No tenía ni idea de qué pensar del hombre. 

Él había sido el que hizo la oferta de matrimonio, pero con la forma en que  actuaba, tan frío y distante en todo momento, uno pensaría que le había apuntado con una pistola invisible a la cabeza para que dijera “sí, acepto”. 

No veía que las cosas cambiaran pronto si no hacía nada al respecto de ello. 

Tampoco tenía idea de cómo íbamos a mantener esta farsa si teníamos que estar al lado del otro y hablar con la gente como una pareja casada. 

Si alguien nos había visto trabajando juntos en la cafetería, o incluso en la terraza esa primera noche, habrían pensado que estábamos en una interminable cita a  ciegas, obligados a aguantar cada minuto en lugar de hacer una rápida huida. 

Married in New York Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang