• ༄ O2 ༄ •

Start bij het begin
                                    

— Llegué — anunció apenas cerró la puerta tras de sí. Su madre apareció allí en un abrir y cerrar de ojos, ya que al parecer había estado en la sala. — Hola, mamá. ¿Cómo vas?

— ¿Qué tal tu primer día? — preguntó ella sonriente, para luego abrazarse a sí misma. — ¿Hiciste algún amigo?

— Sí, eso creo — respondió, cuando de repente percibió el olor de algo más fuerte que un cigarrillo. Tenía suficiente experiencia como para reconocerlo. — ¿Tienes invitados?

— Es sólo... No importa — le restó importancia con una mueca, se acercó a él y tocó su brazo con cariño. — Me alegra que lo tomes así de bien, de verdad. Verás que pronto nos vamos a acostumbrar a este nuevo estilo de vida.

— Mamá... ¿Has estado tomando? — se le fue imposible no preguntar en cuanto percibió el alcohol en su aliento. La mayor se tapó la boca y se alejó un par de pasos hacia atrás. — ¿Quién está en la sala?

— Será mejor que vayas a tu habitación — dijo ella con seriedad. — Todo está bien aquí.

— Mamá... Apesta a marihuana — murmuró como si le estuviera diciendo un secreto, como si los vecinos pudieran escuchar a través de las paredes su conversación. — No podré dormir con algo así... Necesito ver a la persona que trajiste a esta maldita casa.

— Jeongin, hazme caso.

— Ya fue suficiente obediencia.

Y tras ello se dirigió a la sala, deshaciéndose de los esfuerzos de su madre por detenerlo. En cuanto estuvo allí, vio a su ex padrastro, con esa enorme pipa de vidrio, exhalando humo como si nada. A Jeongin se le revolvió el estómago, pero aun así se mantuvo parado bajo el marco de la puerta.

— ¿Y tú? — cuestionó con severidad. — ¿Qué haces aquí? — volteó a mirar a su madre, la cual no podía con la vergüenza. — Mamá... Nos habíamos mudado para alejarnos de él, ¿no es así? — inevitablemente sus ojos se llenaron de lágrimas. No podía creer que en el primer día ese hombre ya estuviera allí, y que su madre ya estuviera infectada de esas sustancias. — Dijiste nuevo comienzo, mamá... Lo prometiste.

— Ve a tu habitación, cariño.

— Saca a este imbécil de la casa. — demandó con el tono más duro que pudo salirle, pero la mirada de su madre le dijo de mil formas que no iba a hacerlo. — O se va él o me voy yo... No pienso volver a tolerar a tu amante...

— Jeongin...

— ¡Podrá ocupar el lugar de papá en tu cama! ¡¡Pero nunca en esta casa!! — se encaminó con rapidez al hombre que parecía estar a punto de quedarse dormido en el sillón, le arrebató la pipa y la lanzó con todas sus fuerzas al suelo, arrancándole un grito a su madre y causando el estallido de cientos de cristales por toda la sala. — ¡¡Nunca!!... Nunca, mamá, nunca. No mientras siga viviendo aquí.

Pero el arrebato de ira de Jeongin no cumplió el objetivo de hacer razonar a su madre y que ella misma botara a aquel hombre de la casa, en cambio, la mujer se acercó a su hijo indignada, lo pensó un par de segundos y le propinó una bofetada que dejó a Jeongin anonadado en su lugar.

— ¡¡Cuando digo que vayas a tu habitación, vas a tu habitación!! — gritó totalmente enfurecida. Miró por segunda vez los vidrios esparcidos, le ganó el enojo y volvió a golpearlo. Para la tercera vez fue por una botella de soju que estaba al lado del otro sillón y lo amenazó con lanzárselo — ¡¡Ve!!

Jeongin no quiso demostrar lágrimas, pero estas salieron por sí solas. Tocando su mejilla se fue con pasos veloces a su habitación, mientras repetía que eso sólo era producto del consumo continuo de su madre, que en realidad ella no era así y en cuanto se pusiera cuerda, le pediría disculpas.

Primera hoja de otoño 🍁| MINJEONGWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu