La pijamada improvisada

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Después de esa conversación tan reparadora la cual en serio necesitaba, podía comer de las donas sin sentirme culpable de algo, más no podía dejar de ver aquel chico pues solo estaba observándome con algo de celos lo cual me pareció tierno —Por cierto, me llamo Carl, un gusto en conocerte— decía con un tono algo alegre mientras seguía viéndome —Yo Daniel, encantado. Dime ¿porqué estás así?— preguntaba curioso mientras comía las donas —porque no puedo creer lo que estoy viendo, literalmente eres el más caderudo de todos!— decia con algo de sorpresa y celos —Muchas Gracias jeje, ¿sabes cómo lo logré? Sentándome en una silla y levantándome varias veces por 6 meses— le decia sonriendo mientras aprovechaba para presumir un poco —eso es mucho!! Ehhh...jeje la verdad casi y me podrías aplastar— decia tímidamente viendo aquella situación desde otra perspectiva pues estaba viendo como resaltaba bastante.

—Son las mejores donas! No las he podido conseguir fácilmente ¿como lo lograste?— le pregunté curioso mientras me acomodaba de nuevo —mi papá conoce al panadero original, estás fueron una regalía— me decía con una sonrisa leve mientras terminaba su bolsa —bueno, supongo no tendrás algo extra jeje, aunque según dicen la vainilla engorda mucho— le decía con una sonrisa mientras frotaba su panza —¿en serio? ¡Voy por esas donas!— se levantaba sin pensarlo mucho y traía dos bolsas dándome una —aquí tienes— me decía con cierta sonrisa algo sospechosa pues no sabía cual era sus intenciones —Gracias jeje, espero puedas aprovechar esto bien— le decía mientras abríamos las bolsas para comer.

La diferencia era notoria al comer la primera dona pues las mías estaban rellenas de dulce y las de él no, algo me decía por dónde iba este camino, claro no me queje, las comía igual mientras sentía como ya estaba quedando algo pequeño el puff, me sentía más llenito eso sí, más no me quería detener, buscaba llenarme lo más posible para ver un gran progreso sorprendiendo al chico, en ese momento le pregunté si tenía algún batido, me asintió con la cabeza levantándose para ir a conseguirlos. Cuando volvió me dio un galón de batido el cual era de helado precisamente de vainilla con caramelo mientras el suyo era uno de vainilla normal —oye...me estás engordando más?— le pregunté curioso mientras tomaba el batido —porque lo preguntas? Si es lo mismo que el mío jeje, por cierto té traje galletas de chocolate— mencionaba mientras literalmente las vaciaba en mi boca dejándome como ardilla, pasa su sorpresa las comí con facilidad siguiendo con las donas y el batido.

Seguimos en esa dinámica por un buen rato, el comiendo normal mientras me daba cosas extra o con más calorías dejándome literalmente como un balón de ejercicios mientras él se lleno normal —disfrutaste en alimentarme gordito?— le decía con una sonrisa mientras frotaba mi panza —Sip, y no sabes cuanto jeje, siempre he querido un hermano mayor, por eso lo hice. Aunque...— seguía viendo la comida de manera algo maliciosa pues tenía un plan, era inicios de la tarde, ósea la una, pues propuso en alimentarme hasta las seis mientras descansaba, termine aceptando aunque no sabía en qué reto me metí pero bueno...me puse a dormir mientras él me alimentaba todo el rato, subió mi camisa hasta dejarla como pechera alimentándome otra vez.

Pasaban las horas, solo sentía como mi panza estaba siendo llenada bastante por un chico fanático aunque la verdad no se sentía mal, era como estar en un mundo de dulces literalmente.  Al terminar me sentía como una ballena encallada, literalmente no me podía ni mover de lo lleno, solo podía esperar hasta poder sentirme algo liviano —Perdón, tal vez me excedí un poco— me decía el chico al verme con esa panza tan grande —No te preocupes, de todas maneras siempre quise hacer esta prueba — le mencionaba sonriendo mientras frotaba mi panza.

Pues no me quedaba de otra, le propuse hacer una especie de pijamada en donde podría estar hablando conmigo mientras aún no le diera sueño, claro se alegró al oír eso, aunque después para mí sería un verdadero reto pues tenía mucho sueño por la comida. Así estuvimos, un buen rato conversando mientras él comía donas como por dos horas, cuando me di cuenta cayó dormido a la par de mi lo cual podía aprovechar para hacer lo mismo. Mi panza empezaba a rugir y gorgotar bastante, no tenía idea cómo quedaría al siguiente día, aunque no sabía lo que me esperaba al salir.

Pasó la noche y pues me levanté más temprano de lo común, vi al chico apoyado en mi panza igual despierto y asombrado —Vaya...Que grande es mi cama! Aunque no recuerdo haber comprado almohadas tan grandes— decía mientras estaba subido en mi panza viéndome de frente, claro el hecho de que esté ahí me está diciendo lo enorme de mi panza y no solo eso, como estaba mi pecho, claro no hallaba cómo decir algo, solo pensaba en salir para estar un rato a solas.

Pasó el tiempo, me las tuve que ingeniar para evadir el desayuno y inventar una excusa para regresar a casa, parece tendré que hacer ejercicio.

Unas vacaciones dulces.Where stories live. Discover now