II/X

Daniel despierta sobre exaltado, a lado de la camilla de Víctor, quien se encuentra internado en terapia intensiva tras las graves heridas que sufrió en los eventos del día anterior. Perdió un ojo, pero después de todo tuvo suerte, porque apenas llegó al hospital, Esteban falleció por traumatismo cerebral causado en su enfrentamiento con Cristhian Cuevas. Toda la televisión y todos los diarios están hablando del suceso, se menciona en las conversaciones por los pasillos y las personas que no están curiosas con el caso, están asustadas.

El conteo de víctimas menores es el más largo de la historia del país, y la histeria colectiva crece tras un nuevo miedo que se expande por el pueblo como cáncer. Ahora todo tipo de mal es posible, una vez sucedió el mal del primero de octubre.

Daniel bebe un vaso de agua para tratar de enfocarse y todavía procesando que no está soñando una pesadilla, sino enfrentándose a la realidad en la peor de sus posibilidades. Hasta que de todos los titulares desesperantes en el noticiero, aparece un nuevo último momento, todavía más perturbador que cualquier cosa que haya pasado antes: veinticuatro horas después de los asesinatos, se reporta la posible fuga de Cristhian Cuevas, desaparecido con una patrulla y los cuatro agentes de policía que lo custodiaban.

Lo que parecía un epílogo, un descanso y una victoria sobre la muerte, al final resultó ser solo el comienzo, de un mal interminable.