Lunes

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Cuando atravesaron el retrato de la dama Gorda se la encontraron casi vacía, Lily recordó que muchos de los alumnos que habían enviado hoy a la enfermería eran de su casa y los que consiguieron escapar seguramente estaban escondidos en sus dormitorios. La pelirroja caminó hacia la escalera que conducía a las habitaciones femeninas pero notó como la tiraban de la muñeca con fuerza, se miró la mano y vio la esposa de plata siguió la cadena con la mirada y al otro extremo se encontró a James tirando de ella hacia los dormitorios masculinos.

—¿Dónde piensas que vas? —le preguntó el merodeador mientras tiraba con fuerza de la cadena. —Vamos a mi dormitorio.

—No yo quiero ir al mío. —Lily cogió la cadena y tiró de ella, ambos empezaron a tirar hacia ellos como si estuvieran jugando a estirar la cuerda. —¡Vamos a mi dormitorio!

—¡De eso nada! —gritó James tirando con toda la fuerza de la que disponía, por lo que Lily cayó al suelo de culo; el merodeador soltó una sonora carcajada y tiró de la cadena arrastrando a Lily por el suelo, sin embargo ella se agarró a la pata de la mesa. —¡Evans no seas cría!

—¡No lo soy!¡Y ya deja de tirar de la cadena! —Gritó Lily lanzándole un tablero de ajedrez que había caído al suelo de encima de la mesa debido al forcejeo.

—¡Pues deja tú de tirarme cosas! —Ordenó James esquivando como podía todas las piezas de ajedrez que Lily le lanzaba. El merodeador sacó la varita del bolsillo y detuvo en el aire las tres piezas que en ese momento la pelirroja le había lanzado. —¡Ya está bien! ¡Ahora vamos!

James tiró de la cadena pero no consiguió mover a Lily del sitio por lo que se acercó a ella y comenzó a obligarla a soltarse de la mesa.

—¡Déjame! —chilló Lily histérica pataleando. —¡Auxilio, Potter me quiere violar!

—¡Evans no grites esas cosas! —protestó James mirando algo sonrojado hacia todos los sitios asegurándose de que no había nadie más allí. —Yo no te tocó ni con un palo.

James obligó a Lily a soltarse de la pata de la mesa y comenzó a tirar de ella para ponerla en pie.

—¿Qué le estás haciendo a Lily maldito degenerado? —James sintió como le pegaban una patada en el estómago, por lo que cayó de lado y se llevó las manos a la zona dolorida mientras se le saltaban lágrimas debido al dolor. —¿Lily estás bien?

—¿Potter estás bien? Sybil eres una bruta, podías haberle roto algo. Ven Potter, te curaré con mis dulces besos. —habló Charlotte acercándose al rostro de James, el merodeador se alejó de ella dándole un empujón; Charlotte era una chica menuda de rostro angelical y con una larga melena rubia que se había pasado los tres últimos años acosando a James.

—Estoy perfectamente. —contestó James alejando a la chica como si tratase de espantar a un perro.

James miró hacia Lily y vio como ésta se había agarrado a su amiga Sybil Chang, era una chica de padre asiático de pelo negro cortado de forma estrambótica (ya que el lado derecho le llegaba por los hombros y el izquierdo eran unos diez centímetros más largo); tenía los ojos rasgados y de color ámbar por lo que era muy popular debido a ese extraño color.

—¿Estás seguro de que estás bien mi amado James? —preguntó Charlotte acercándose a James y estrujándolo como si fuera un oso de peluche; James resopló molesto y trató de quitarse de encima a la chica como podía, pero al parecer se había agarrado bien a él.

—Ayuda. —pidió James mirando hacia Lily y Sybil, las dos chicas pusieron los ojos en blanco antes de acercarse a Charlotte y tirar de ella para separarla de James.

Una semana contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora