— ¿Q-que haces aquí, Harry? Otra vez— Balbuceo sonrojado y miró la manzana en su mano sintiendo algo de vergüenza ¿Quién le iba a creer que disfrutaba eso teniendo el cuerpo que tenía? La arrojó a la basura.

— Vine a estudiar, tú me invitaste hace menos de dos horas ¿Lo olvidas? —Dejo caer su mochila a la alfombra.

— Claro, claro que lo hice, sí— Aclaró su garganta rascando su cabeza y tomó un par de libros yendo hasta él para sentarse en la alfombra.

— Te advierto que me distraigo con cualquier cosa— Comenzó a curiosear de nuevo por toda la habitación, Louis se sonrojó al recordar lo aniñada que esta era.

— Está bien, ven a sentarte en primer lugar y toma tus libros— Murmuró intentando no parecer tan nervioso, Harry lo obedeció sentándose frente a él, demasiado cerca como para hacer que Louis disfrutara su delicioso perfume.

— ¿Libros? No tengo libros en mi mochila— Soltó divertido como si fuese de lo más común, Louis lo miró sorprendido.

— ¿Entonces que llevas a la escuela?

Harry se encogió de hombros mostrándole su mochila vacía con un par de cajetillas de cigarros viejas y algunas hojas arrugadas con algo que parecían letras de canciones, pero Louis no se atrevió a preguntar, solo suspiró colocándose a su lado para poner el libro en sus piernas.

— Supongo que por hoy tendremos que compartir libro, si no te importa, claro— Balbuceo de nuevo levantando su mirada para verlo.

Harry lo miró de igual forma, estaban demasiado cerca, tanto que sus respiraciones chocaban eufóricamente, Harry nunca había visto unos ojos tan preciosos, eran el océano mismo lleno de largas pestañas, tragó saliva sin poder apartar la mirada y mucho menos pronunciar palabras, solo necesitaba inclinarse un par de centímetros más y aquellos sueños recurrentes de Louis se volverían realidad.

Una corriente helada recorrió la espalda de ambos alejándose de inmediato cuando la puerta de la habitación se abrió y la voz de la madre de Louis se hizo presente.

— Cariño no qui...Oh, hay un muchacho en tu habitación— Sonrió tan falsamente despreocupada que Harry tuvo que aclarar su garganta mirando a otro lado— ¿Por qué no sabía que había un chico en tu habitación, Boo? .—Arqueo una ceja sin dejar de sonreír.

— Mamá, ya no me llames así— Murmuró sonrojado y peino su flequillo—Es Harry, ha venido para estudiar

Harry se puso de pie y extendió su mano hacia ella con amabilidad y una dulce sonrisa, Jay suspiró más tranquila y tomó su mano devolviéndole la misma sonrisa.

— Un gusto conocerla, señora Tomlinson, estamos estudiando para los exámenes— Harry era el tipo de chicos que caía bien a todo el mundo, especialmente a las madres que ya querían que sus hijos salieran con alguien.

— El gusto es mío, cariño, Louis me ha hablado de ti— Le dio una mirada a su hijo seguido de un guiño, Louis quería que la tierra se lo tragara— Bueno, voy a prepararles algo rico para comer, te quedaras a cenar y no, no es pregunta— Arqueo una ceja y Harry no tuvo más remedio que asentir con media sonrisa.

Ella salió de la habitación emocionada y Harry volvió a sentarse en su lugar mientras Louis sostenía el libro abierto cubriendo su rostro lleno de vergüenza.

— Me agrada tu madre, es simpática ¿Que tanto le dices de mí? — Preguntó con curiosidad, Louis suspiró volviendo a bajar el libro.

— Solo que me ayudas a entrenar, nada interesante, Styles, no eres importante—Rodó los ojos en modo de defensa y Harry no dijo más sobre el tema.

Louis intentó explicarle cientos de veces la fórmula que tenía que hacer para resolver los ejercicios que había en el libro, pero él simplemente parecía no estar interesado y aun así le gustaban los regaños y reproches de Louis, la presencia de Louis en general, era mejor que estar rodeado de chicos fumando marihuana todo el día, solo es mi cabeza recordándome que tengo una apuesta que cumplir, pensó.

Cerró el libro soltando un suspiro y llevando su mano a la de Louis sobre la pasta dura de este.

— Estudiar es aburrido ¿No quieres hacer otra cosa? — Murmuró tan cerca de sus labios que Louis casi fallecía en ese momento.

— ¿Otra cosa? — Murmuró mirándolo lleno de nervios, Louis por favor no vomites, no vomites, no vomites, se repetía una y otra vez.

Harry apartó el libro sin dejar de mirarlo y sonrió de lado soltando un suspiro.

— No he dejado de pensar en ti bailando— No mintió.

— Oh Dios, basta, no debiste ver eso, debió haber sido horrible— Murmuró bajando la mirada a sus manos demasiado avergonzado.

— Tienes unos movimientos de caderas de puta madre—Con sus largos dedos levantó el mentón de Louis para que este volviera a mirarlo, sentía la necesidad de que ese océano lo siguiera hasta sus sueños.

Louis abrió ligeramente sus labios con sus mejillas más rojas que nunca, se había quedado sin aire, Harry se inclinó tratando de cortar la poca distancia que había entre ellos.

— ¡Aquí he traído galletas, frituras y un par de sodas! — Jay entró sin previo aviso y Harry suspiró apartándose de nuevo, Louis estaba tan sorprendido por toda la situación que no podía ni siquiera moverse.

El rizado se puso de pie tomando la charola que Jay cargaba y le agradeció con amabilidad mientras la madre orgullosa se alejaba de nuevo cerrando la puerta con complicidad como si no hubiese interrumpido ya las dos grandes oportunidades del primer beso para su hijo.

Por fin pudo salir de su trance y aclaró su garganta mientras Harry se sentaba de nuevo con la charola en sus piernas olvidando por completo lo que hace unos minutos iba a hacer, solo estaba disfrutando de la comida, por su parte Louis ya no tenía hambre. 

FATBOYWhere stories live. Discover now