Me da la comida en la boca hasta acabarla y yo sigo con una sonrisa en mis labios—gracias—le digo.

—No es nada.

Entra de pronto Chad al cuarto—ya terminaste, no se como comiste pero bien por ti—articula—además, estas sonriendo.

—Te aseguro que no es por ti—expreso de forma áspera.

—Auch—manifiesta como si le doliera—pondré este plato aquí, en el piso y te quitaré esas cadenas para que te bañes—trago seco.

Quita las cadenas y me ayuda a ponerme de pie—te pondré esta soga en tu muñeca que estará amarrada con la mía, es lo suficientemente larga para que estés en el baño a puerta cerrada—comenta y yo suspiro aliviada porque tendré un poco de privacidad.

Subimos las escaleras y vamos al baño

aquí es, cuando te bañes te pones esta ropa que esta encima de la tapa del inodoro—dice y yo asiento con la cabeza


—estaré detrás de la puerta para que lo sepas.

—Adiós a mi posibilidad de escapar—pienso con desánimo.

Sale y me deja en el baño—bien a ducharse—me empiezo a quitar toda la ropa y me meto a la ducha.

Tomo el jabón y lo paso por mi pecho pero me corté las muñecas por estar jalando la cadena cuando intentaba posicionarme para comer y ahora cuando muevo la mano me arde—tienes que tolerarlo Rose—trato de animarme.

—¿Me permites?—pregunta el Espíritu.

—¿Uh?—quita el jabón de mi mano y veo al jabón como si estuviera flotando en el medio mío.

—¿Me permites?—pregunta otra vez y ya reacciono, dándome cuenta que se refiere a enjabonarme.

—Sí,  por favor—le contesto.

Me parece que se enjabona las manos porque logro ver sus palmas y entonces, la pasa por mi cuello luego, por mis brazos para después seguir por mi espalda...en ese momento, cierro los ojos disfrutando cada segundo de su delicioso toque.

—¡Date prisa Rose, se acaba el tiempo!—vocifera Chad.

—Pero que importuno es—digo un poco molesta por estar interrumpiendo—se me  olvida que estoy secuestrada—pienso dándome cuenta de la realidad—Espíritu, hechame el agua rápido porque,  puede entrar este hombre.

Abre el grifo y con un cubo me hecha agua en todo el cuerpo—listo—salgo de la ducha—permiteme cecarte también.

—Esta bien—accedo.

Seca mi cuerpo con delicados toques haciendo que me den ganas de sentir sus dedos sobre mi cuerpo otra vez y hace como que me transporte de lugar, un lugar donde estamos solo el y yo solos—¡ah!, ya reacciona Rose—me digo a mi misma tocando mi frente.

—¿Sucede algo?—pregunta el Espíritu deteniendo el movimiento de la toalla.

—N-nada—miento y siento que me mira fijamente—es mentira, es que...

—¡3 minutos Rose y si estas sin vestirte así te quedarás!—asevera Chad.

—Rayos, hablamos después sobre esto. Ahora ayudame a vestirme.

El Espíritu me ayuda a ponerme toda la ropa y a peinar mi cabello—ya estoy lista—digo cuando logro terminar.

—Muy bien, sal.

Salgo y veo que él está fumando—¿quieres un poco?—me dice señalando al cigarrillo y yo niego con la cabeza—tu te lo pierdes—vamos.

Me lleva afuera de la cabaña y me hace subir al auto entonces, veo a la chica que encontré más temprano pero con los ojos tapados—¿por qué tiene los ojos tapados con ese paño?—le pregunto a Chad.

—Para que no vea el camino a donde nos dirigimos.

—Pero...

—No pruebes mi paciencia y dejate ponertelos tu también—me interrumpe y dejo que me los ponga.

El chico invisible que vive en mi casaWhere stories live. Discover now