Ustedes no necesitan de nuestra ayuda...

Fin del camino (CAPÍTULO FINAL)

La situación estaba completamente fuera de control, tras la caída del Inframundo, los sobrevivientes escaparon con miedo, su plan, al menos si se le puede decir así era reagruparse y tenderles una trampa

Barakiel: Esto es nuestra última opción, tenemos que hacerlo bien. – dijo con furia. – Ese maldito traidor junto con su equipo no se saldrán con la suya.

Penemune: ¿Pero cómo haremos?

Barakiel: Un sello, un sello que Azazel tenía después de lo de Triexa. Una vez vengan, los encerraremos como unas sucias ratas.

¡Señor! ¡El cielo ha caído por completo! - Penemune abre los ojos en shock mientras que el peli negro apretaba los puños.

Barakiel: ¡Soldados! ¡Preparen el artefacto de Azazel!

¿Señor? – Barakiel se levanta.

Barakiel: ¡Estos malditos asesinos pagarán por sus crímenes! ¡Haremos que lleguen y los sellaremos!

¿Ah sí? ¿Y qué harán luego? – todos se tensaron ya que encima del escritorio, estaba Kenichi con Kinji apuntando a la cabeza de Penemune.

Barakiel: ¡Maldito! – arroja sus rayos pero Edward extiende su brazo, absorbiendo el ataque.

Edward: ¿Qué sucede cuervo repugnante? ¿Eso es todo lo que puedes dar? Había escuchado que eres alguien que domina el rayo con maestría.

Kenichi: Está dolido. – mira con una sonrisa al caído. - ¿Acaso es porque maté a la zorra de tu hija?

Barakiel: ¡NO LLAMES ZORRA A MI HI...!

Kenichi: ¡ES LO QUE ES, UNA ZORRA TRAICIONERA QUIEN ME DIO LA ESPALDA! – Barakiel se enfurece y trata de atacarla, pero el pelirrojo perfora su corazón. - ¿Te duele al verdad?

Penemune: ¡NO! – el pelirrojo simplemente la mira.

Kenichi: ¿Qué quieres caído?

Penemune: ¿Por qué haces todo esto? ¿Por qué no pudiste perdonarnos?

Kenichi: Si a ti te dan la espalda, después de todo lo que hiciste. ¿Crees poder perdonar a esas personas?

Barakiel: E-Eso te-tenías que hacer...er-era un error.

Kenichi: Entonces apuñalarte también será un error. – lleva su mano a la cabeza de Barakiel y la desintegra.

Penemune: ¡BARAKIEL! – mira con terror al asesino. – Tú no eres el chico de quien me enamoré.

Kenichi: ¿Acaso me amaste de verdad? ¿Acaso no te fuiste a la cama con Takeda antes de que me dieras la espalda?

Penemune: Y-Yo... - no podía decir nada ya que sentía alguien detrás de ella. – In-Indra...

Indra: ¿No convenciste a Lavinia a que se acueste con Ryu? ¿No decías que yo era inferior y que Ryu sería mejor usuario de esa rata asquerosa de Albion?

Antes de que la peli morada diga algo, nota una espada moviéndose por su cuello y de un momento a otro, la sangre estaba salpicando y cae muerta.

Indra: Estúpida caído.

Edward: Vienen guardias.

Indra: Perfecto, déjenmelos a mí.

Kenichi: No tardes mucho que te perderás de la diversión en Asgard. – levanta las manos, generando una esfera de energía para bajar y estirar sus manos. - ¡TRIÁNGULO DORADO!