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A la hora acordada el grupo estaba listo para emprender el viaje. Tanto Lan Sizhui como Lan Jingyi tenían a su cargo a otros jóvenes, algunos con experiencia en cacerías anteriores, otros que salían de las fronteras de Gusu por primera vez. La idea original de Lan Wangji era ponerlos a prueba lejos de su zona cómoda, en terrenos totalmente desconocidos para ellos y evaluar su desempeño frente a una nueva realidad. La serie de casos que los llevaba hasta la remota aldea al sur de Qinghe era una oportunidad perfecta. Las misivas de Nie Huaisang caían en el momento indicado.

-¿Por qué el maestro Wei no vuela en su propia espada? -susurró una de las discípulas al ver a Lan Wangji extender una mano a Wei Wuxian para ayudarlo a subir a Bichen.

Lan Sizhui le dirigió una mirada antes de que otro discípulo abriera la boca para responder. Wei Wuxian volteó a echar un vistazo, sin dejar muy claro si había escuchado, pero su expresión daba a entender que algo le divertía.

Partieron en el orden establecido. Aun usando sus espadas, se tardarían un par de horas en llegar. Según la última carta de Nie Huaisang, en la aldea les esperaba una posada reservada exclusivamente para ellos, así que no tendrían que preocuparse por esos detalles. Lan Wangji lo agradecía... no estaba de humor para lidiar con la logística de alojar a tantas personas. Por eso antes de salir, le pidió a Lan Sizhui que se encargara de todo en cuanto llegaran a la aldea.

No hubo contratiempos durante el recorrido, así que llegaron a la hora prevista. Lan Wangji no disimuló su deseo de ir directo a su habitación, así que Wei Wuxian lo siguió enseguida, no sin antes pedir agua caliente para el baño.

-¿Vas a bajar a cenar?

-Mn.

Wei Wuxian ladeó la cabeza sin quitarle los ojos de encima. Su silencio en este día y durante todo el viaje no eran nada fuera de lo común, pero Wei Wuxian sentía que la mente de Lan Wangji estaba muy lejos. Además, el trayecto no era tan largo para que sintiera el cansancio que mostraba su rostro.

-¿Seguro? Te noto un poco cansado.

-Sizhui está ahí.

Claro. De no ser por él, probablemente no bajarían. No porque a Lan Wangji no le importara el resto de los estudiantes. Pero su estado no era el mejor para la poca socialización a la que se ofrecía cuando viajaba en grupo. Sizhui había regresado de sus viajes, apenas habían podido compartir un poco en el Jingshi. Durante la cacería estarían ocupados, por eso quería aprovechar cualquier oportunidad por mínima que fuera.

-¿Quieres tomar un baño ahora o después de la cena?

Wei Wuxian normalmente no hacía tantas preguntas. Conocía la rutina de Lan Wangji mejor que la palma de su mano. Sin embargo, en estos días en que de repente aparecían nubes sobre sus cabezas, su esposo volvía a encerrarse en sí mismo y él volvía a danzar a merced del torbellino de sus inseguridades.

-¿Tú que prefieres?

-Me gustaría ahora.

-Pues yo también.

Wei Wuxian le sonrió aflojando su cinturón. Eso significaba que tenía en sus planes compartir el baño con él, aunque estando en compañía de los más jóvenes, no iban a rebasar ciertos límites. No podían inundar posadas en todas las ocasiones y circunstancias. Tenían una reputación que mantener delante de sus estudiantes.

*

Wei Wuxian aprovechó la hora de la cena para distraerse. Los Lan, por supuesto, siguieron las reglas al pie de la letra, por ende, en la comida el único que hablaba era él. Las bocas de los jóvenes estaban cerradas, mas sus caras reflejaban la emoción y la sorpresa al escuchar cada una de sus anécdotas. Más de uno se vio tentado a hablar para pedirle más o hacer una pregunta, pero delante de Hanguang-Jun, era mejor contenerse. Que se le viera más relajado lejos de Gusu y junto a su amado no era sinónimo de que relajara las reglas.

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⏰ Last updated: Aug 27, 2022 ⏰

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El camino a la eternidadWhere stories live. Discover now