La madre de Francisca nos había dejado muy en claro su prohibición respecto
de las salidas nocturnas. Y en cuanto a las tardes, se nos permitían muy restringidas.
íbamos al roquerío del recodo a contemplar la puesta de sol. Francisca se sentaba con
los brazos sobre las rodillas y la barbilla apoyada en una muñeca. A veces llegábamos
hasta la Puntilla de Sanfuentes, uno de los lugares de Quintero preferidos por los
veraneantes para ir en pareja a ver la puesta de sol. El que pudiéramos topamos allí
con Jaime y las Cordingley, o cualquier otro de mi antiguo grupo, me producía temor.
La sola idea de que le conversaran a Francisca y la hicieran hablar me angustiaba.
Afortunadamente, no coincidimos nunca en la Puntilla, pero sí habríamos de
encontramos en otros sitios.
La semana quinterana se encontraba en su apogeo y las festividades iban a
ablandar el rigor de la madre de Francisca. Entre todas las celebraciones había tres
que le llenaban la carita de alegría a Francisca: la fogata de Vida Sana, la Noche
Veneciana y el Baile de Gala; todas se realizaban en la noche. Y Francisca sabía
exactamente cuándo, porque la camioneta municipal con un gran megáfono recorría a
diario la ciudad, promoviendo esas veladas de diversión hasta en los más lejanos
caseríos de la comuna. Sí, ella se sabía al dedillo la programación.
-Mamá, déjanos ir a la fogata... -Niña, ya les dije que...
-Pero, mamá, no seas mala, di que sí, di que sí.
Sólo un corazón de piedra hubiese podido mantenerse inconmovible. No era el
caso.
-Seguiré confiando en usted, Alex. ¿Entiende?
-Sí, señora, muchas gracias.
-No me dé las gracias. Pórtese nada más bien con ella y regresen antes de la
medianoche, por favor.
-Sí, señora.
-¡Ay, mamá, qué buena eres, qué buena!
-¡Ya, niña! Aléjate, que me sofocas.
La gran fogata se realizaba en el campamento de Vida Sana, situado en un
vasto claro de bosque frente al mar, entre Quintero y Ventanas, y se componía de livianas cabinas de madera. Las personas que veraneaban allí se sometían a ciertas
disciplinas: levantadas temprano, ejercicios, algunas dietas, hábitos comunitarios,
jerarquías, y así.
Al centro de un área lisa se acondicionarían los troncos de la enorme hoguera, y
a una prudente distancia se levantaban las aposentadurías con modestos tablones. Era
ahí, junto a la pira, donde iba a desarrollarse el espectáculo en el que actuaban
veraneantes con aptitudes musicales, interpretativas y teatrales. Era, pues, una
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francisca yo te amo<3
Romance“No podía haberme imaginado jamás que ese verano iba a ser distinto. Tan distinto.” Con estas palabras se inicia la singular novela de amor. ¿Qué había de seductoramente raro en esa bella adolescente que Alex descubre en la playa? ¿De dónde provenía...