Hoy era el día. El se iba a casar con una mujer que no era yo.
Sonaba egoísta, lo sé.
—Vamonos - gritó puvlo desde el piso de abajo - Se hace tarde para la ceremonia.
—Voy - dije viendome por última vez en el espejo.
—Vamos _____, - dijo late entrando al cuarto - Creí que al final no ibas a querer ir.
—Pues... no tengo ganas, pero no le puedo quedar a Diana - dije sonriendo falsamente.
Mientras bajaba las escaleras me imaginaba como hubiera sido todo si nuestra relación nunca hubiera tenido fin.
De verdad me amó?
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—Desde hace tiempo siento que no eres el mismo, qué está pasando Mauricio? - pregunté angustiada.
—Quiero que nos demos un tiempo ‐ dijo serio - Me iré unos días a Guadalajara.
—Maau...
—No digas nada, está decidido.
Simplemente se levantó y se fue, dejandome con el corazón roto.
Qué hice mal? me preguntaba una y otra vez.
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—Los estaba esperando cabrones - dijo Maau viendo como llegabamos a la iglesia. Se notaba muy feliz - Veniste...
—Si... nervioso? - dije.
—Pues simón, quién no estaría nervioso cuando se va a casar con una mujer tan bella - yo solo reí amargamente, este hombre solo me quería ver sufrir y lo estaba logrando.
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—Puede besar a la novia - dijo el padre a través del microfono.
No quería ver esa escena. Todos aplaudían y gritaban alegremente. Yo solo me limité a bajar la mirada y aplaudir sin ganas.
—Tranquila _____ - susurró Capri a mi oído.
No pude más y salí de la iglesia. Me subí a mi carro y empecé a llorar como nunca.
"Si de verdad lo amas,
deberías estár feliz por él"
Veía como Maau cargaba a Diana y salían juntos de la iglesia.
Era obvio porque Maau había decidido irse con ella. Ella era una mujer hermosa.
Sequé mis lagrimas. Debía estar feliz por el.
Bajé del auto y fui junto con mis amigos. Todos aplaudían fuertemente.
—Que vivan los esposos - gritó Uri, parecía que él era el más emocionado de todos.
—Ahuevo Maau, estoy bien feliz por ti cabrón - dijo puvlo abrazando a su amigo - Nomames estás segura que vas a aguantar a este cabrón? - se dirigió a Diana, esta solo se limitó a reír.
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Ahora me encontraba en el lugar donde era la fiesta.
Me dirigí a la barra de bebidas alcohólicas, creía que ponerme peda arreglaría algunos pedos que traía.
—La bebida más fuerte que tenga - dije.
Solo veía como el barman échaba diversos líquidos a un pequeño vaso.
—Tenga.
—Gracias.
Me empiné un trago. Hice una mueca rara, ganándome la risa del barmar.
En la pista de baile se encontraban todos los amigos cercanos a Maau, y obviamente él y ahora su espasa, Diana. Todos bailaban alegremente.
De vez en cuando él y ella se besaban, cosa que me ponía... triste. Sabía que no debía estar triste, pero no podía evitarlo.
Al final de cuentas...
"El amor de mi vida también
tenía derecho a estar con
el amor de su vida"
