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Se encontraron bajo la lluvia.

En medio de toda la multitud que caminaba con su pesada ropa de invierno por las calles húmedas de Yokohama, en medio de ese atardecer de cielo careciente de color y nubes que parecían no dejar a la vista el más mínimo rayo de sol. Eran dos figuras en medio del helado frío que calaba hasta los huesos, que daba escalofríos, que hacía que el aliento salga como nubes de humo gélidas.

Su cabello blanco estaba mojado, al igual que sus vestimentas y su pálida piel, pero él seguía sin moverse, a penas cubriéndose con su saco blanco para evitar empaparse por completo. Parecía que el tiempo se hubiera detenido en ese mismo instante, con esos ojos tan grises como el cielo sobre ellos, que dirigían a un rostro cálido y una larga cabellera divida en tonalidades distintas, sosteniendo una sombrilla que resaltaba el sonido de las gotas golpeando contra su superficie. 

El contacto visual se rompió una vez el albino comenzó a ir en dirección al otro hombre, que de a pasos lentos, también parecía intentar acercarse, pero esa caminata parecía ser eterna. Más confiado, pudo dar una sonrisa al verse en frente de su objetivo, con la respiración levemente agitada y volviendo a observar el gris de sus ojos profundos, recibiendo un gesto tímido con la cabeza del joven de la sombrilla, que inclinó levemente su sombrilla hacia él para evitar que siguiera bajo la lluvia. 

Estás aquí -  Dijo con una pequeña risa, dando calidez a su corazón. 

- Hola también, Gogol - Fue recibido con la voz más dulce que haya podido escuchar alguna vez.

Pudo sentir una mano cálida reposar en su mejilla, tomando la misma para posteriormente besar el dorso de de esta con cariño, antes de escuchar una risa, esta vez procedente del dueño de la sombrilla, que quitó su mano tras aquello. 

- Deja tus coqueteos de lado por un momento, debes estarte congelando. - Su voz no se oía como un regaño, pero el más alto frunció el ceño por un momento para luego reír con su amado. A decir verdad, no se había percatado de cómo su cuerpo había comenzado a temblar por el frío mismo, estaba demasiado perdido en ese momento como para notarlo hasta que se le mencionó.- Hablo en serio, te enfermarás. - Insistió con más seriedad.

Y justo en cuánto iba a quejarse, sintió el cómo era jalado por su amado, haciéndolo soltar el paraguas ante el firme agarre en su cintura que lo había tomado desprevenido. 

- ¡N-Nikolai! - Exclamó con cierto grado de molestia, ahora él también estaba mojándose. 

No había podido zafarse del agarre ni tampoco lograba apartar al payaso, que se aferró más en su agarre y lo apegó con fuerza, no habría sido tan malo de no ser por que Sigma ahora estaba helado por su culpa, había perdido su paraguas en la brisa y yacía tiritando de frío contra el sujeto.

- ¡Bailemos, mi querida paloma!

 Y sin decir mucho más, reacomodó a su pareja, tomando su mano mientras que con la otra seguía tomando su cintura, como si fuera a desaparecer de su agarre ante el más diminuto descuido. Comenzó a dar giros y a guiar al contrario en una danza improvisada, mientras poco a poco, aquellas quejas pasaron a volverse carcajadas, sonrisas y agarres suaves en sus hombros a medida que seguían moviéndose. Nikolai incluso había empezado a tararear una melodía suave para acompañar el momento. 

Parecía que ese momento era suyo. Sólo suyo.

Sigma no se había visto venir algo así. Suponía que eso era lo que le daba esa emoción de repente, el cómo su novio seguía teniendo esa capacidad para sorprenderlo a pesar de tanto tiempo de haberse conocido. Era algo que lo maravillaba y hacía su corazón acelerarse, aunque nunca fuera a admitirlo en voz alta. Al menos, no a sus oídos.



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⏰ Last updated: Aug 17, 2022 ⏰

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Dangerous Game •  GogSigWhere stories live. Discover now