—Casi destruida, ¿no? —Maren no se esperaba menos, los años de soledad y descuido habían podrido la madera, socavado las bases de lo que una vez fue una bonita casa en las montañas.

Raella asintió.

—Lo siento, sé cuanto significaba para ti.

—No pasa nada, solo era una casa.

Sin embargo, sí era importante para Maren, los mejores recuerdos de su infancia estaban en ese lugar cálido en medio de las montañas frías que le rodeaban.

Raella echó un vistazo, notando al enfermero que se quedó a una distancia prudente de ellas.

—¿Desde cuando te vigilan tanto? ¿Pasó algo?

Maren siguió su mirada a Neal y arrugó las cejas.

—Pensé que tú habías hecho la petición.

—¿Qué?

Maren ojeó sus alrededores, sabía que había la posibilidad de cámaras así que lo susurró:

—¿Sabes que él está aquí, no es así?

—¿Él?

—Uno de los Steins.

El semblante de Raella cambió de inmediato, se endureció.

—¿De qué estás hablando?

—Frey está aquí, y tú y yo sabemos que no es casualidad.

Raella se puso de pie y se sostuvo la cabeza con delicadeza.

—¿Cómo carajos te encontraron?

—Pensé que lo sabías.

—Claro que no, ¿cómo—

—Entonces, ¿por qué me han puesto una sombra? —cuestionó Maren—. Pensé que me habían asignado ese enfermero porque tú habías hecho la petición.

Raella sacudió la cabeza.

—No tuve nada que ver con eso, ¿por qué no me llamaste?

Maren se quedó sin palabras unos segundos, ella de verdad creyó que su visita estaba enterada, que ese enfermero era la confirmación. Raella volvió a sentarse.

—Dímelo todo, cuanto tiempo lleva aquí, si te ha hablado, todo, Maren.

Maren le contó todo, incluso aquel encuentro de puños que tuvieron la primera vez que se vieron, de no haber llegado los enfermeros quien sabe que habría pasado. Ni ella ni Frey tenían intención de parar hasta que alguno de los dos estuviera herido o muerto.

Raella apretó los labios escuchando, su expresión cada vez más oscura, más preocupada. Maren conocía el lado peligroso de Raelle, después de todo, gracias a ella, Maren sabía como defenderse. Raelle dedicó tiempo a entrenarla.

—Tengo que sacarte de aquí.

—No. —Maren se negó de inmediato—. Fue muy difícil que aceptarán la extradición, el papeleo, y finalmente la transferencia a esta institución. Corremos el riesgo de que si abrimos todo de nuevo, noten las irregularidades de este lugar y me manden a alguna institución del gobierno y ahí, no podrás hacer nada por mí.

—No podré hacer nada por ti si estás muerta, Maren, porque en un ataúd terminarás si sigues aquí, no pienso correr ese riesgo.

Maren se echó hacia atrás en el sofá individual y bufó.

—¿Tan poca fe me tienes?

Raella suspiró.

—Esto no se trata de eso, Maren. ¿Tienes idea de lo peligrosos que son los Steins?

Frey (Darks #2)Where stories live. Discover now