the only exception

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La castaña sonríe por lo bajo, era una sonrisa agría y llena de incredulidad.— Voy a ahorrarme el discurso si no les molesta, contestaré con un si y no. Pueden tomarlas como gusten, al final del día creo que mi trabajo hablará por si solo.

Así que eso era una de las tantas cosas que esa bonita boca era capaz de hacer...

Se veía orgullosa de si misma y no podía negarlo, había sido una respuesta inteligente. Los medios podían ser algo impertinentes así que se necesitaba cabeza para responder o podría ser contraproducente para nosotros mismos.

— Muy bonita ¿No crees? —Una voz conocida me saca de mis pensamientos. La rubia uniformada con los colores de mi antiguo equipo miraba hacia la misma pantalla que yo hace unos segundos.

—Supongo... —Desvío mi mirada tratando de disimular pero es Charlotte de quien hablamos, no se le escapaba nada y me conocía a la perfección.

— Y peligrosa. Se ve que no tiene pelos en la lengua y no me imagino el trabajo tan grande que será para sus PR.

— Nadie se compara a ti, eres la mejor en tu trabajo.

Hace un puchero y aprieta una de mis mejillas — Espero que no le des problemas a la pobre de Silvia, dudo que tenga la misma paciencia que yo te tenía.

— Voy a hacer mi mejor esfuerzo. ¿Sabes en cuánto tiempo seguimos nosotros?

— Un par de minutos así que no llegues tarde, si te sientas junto a Lando, te suplico, compórtense ¿De acuerdo? —Inconscientemente sus manos pasan por mi cabello peinándolo como solía hacerlo con Lando y conmigo.

No puedo evitar sonreír ante sus demandas, ya no era su problema pero aún seguía cuidando de mi.

— Si señora. —Finjo saludar como un soldado y sin perder tiempo me reúno con los demás del grupo 2. Al parecer la FIA no había podido escoger a peores personajes para nuestro grupo. Yuki, Lando, George y Mick. ¿Se suponía que yo era la mamá de los pollitos?

Justo en ese momento los del grupo 1 comenzaron a salir del panel, fue entonces que mi mirada siguió a la castaña que venía conversando animadamente con el piloto de RedBull. Nuestras miradas se cruzaron y por instinto alcé mi mano como gesto de saludo a lo que ella con completo desinterés me devolvió el saludo con un casi inexistente movimiento de cabeza regresando su atención a lo que Max le decía. Inmediatamente pude sentir como mi ceño se fruncía ante la fría interacción entre ambos. Estaba algo confundido, se que había dicho que no le agradaba aún pero creí que lo decía bromeando.

Así que hemos vuelto a la hostilidad.

El ojiverde de McLaren no tardó en aparecerse a mi lado como ya era de costumbre, aveces me preguntaba si a parte de mi, alguien más podía soportar sus disparates.

— ¿Y bien? ¿Qué hiciste en tus últimos días libres? Tu padre me dijo que los abandonaste en Mallorca. —Pregunta  algo desinteresado.

¿Qué cojones?

— ¿Hablas con mi padre? —Lo miro con el ceño fruncido.

— Soy como de la familia —Se encoge de hombros como si fuera lo más normal del mundo.

Ambos volteamos al escuchar la risa de la castaña a unos pasos de nosotros, Alya parecía estar demasiado entretenida con todo lo que salía de la boca del neerlandés. No la había visto reír de esa forma desde aquella noche en el club en Londres y Max parecía no batallar en esa tarea.