Capitulo XII: La llegada de la primavera.

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La primavera.

Una época donde las flores florecen.
Y las alergias aparecen.

Luego de aquel extraño día, las cosas entre ambos adolecentes se habían puesto algo extrañas y tensas. Cada vez que se veían, se sonrojaban y miraban para otro lado, el romance adolescente puede llegar a ser hermoso a veces.

— ¡No! -se escuchó gritar en el bosque.

Era nuestro protagonista, este para despejar su mente de Pan decidió visitar a los pequeños seres de Fantasía. Las hadas. Mientras ellas volaban de un lado para otro, apuradas, ayudando a los animales, creando cosas con sus pequeñas manos, etc. Draegan dibujaba en su libreta, tratando que en el papel no haya un dibujo del niño volador.

— Uhm... Tink.. -llamó con suavidad el cazador.

Tink dejó de volar y miró hacía el chico de cabellera negra y algo larga, soltando un "tintineo" para dejar en claro que prestaba atención.

— ¿Como puedo dejar de sentir aprecio por alguien?... -preguntó el chico.

Su corazón era todo un revoltijo de emociones, enojo por no saber que hacer, tristeza por no saber como sentirse y... Felicidad, al igual que la vergüenza cada vez que veía al chico.
El pelinegro dejó su libreta en el suelo al igual que el lápiz, dejando que el pequeño ser escribiera lo que ella pensaba al respecto.

"Uhm... No sé"
"Supongo que dejar de pensar en Pan es un buen comienzo para dejar de sentir cosas hacia el..."

El chico solo miró su cuaderno. Pensando.
¿Acaso está mal sentir algo por el "personaje" del cuál siempre fue fantástico en su infancia?... Aún sabiendo que es raro puesto que ¡Era un personaje de cuento!

— ¿Está mal que yo sienta algo por el?

Tinkerbell pensó, acomodó sus pequeñas manos alrededor del lápiz y volvió a escribir.

"No"

Con eso bastó para que el jóven dejase de pensar cosas negativas con respecto a sus sentimientos, le dedicó una bella sonrisa al hada, dejando que esta se vaya a su trabajo y que el vuelva a dibujar al dueño de su creyente corazón.

Vayamos con Pan...
Tal vez este haciendo algo interesante...

Peter. Te voy a matar.
Un chico de cabellera rubia cobriza se encontraba a unos árboles más lejos de Draegan, mirándolo con delicadeza y una pizca de amor en aquel brillo que había en sus ojos esmeralda. Gracias a Tink, la cual servía como un pequeño cupido entre los dos, se enteró un poco sobre lo que estaba haciendo el chico que lo traía loco.

Lo estaba dibujando. A él. ¡A él!
Podría jurarles que el corazón de aquel ser inmortal casi salió volando de su pecho por la emoción.

El también dejó que Tink se fuera luego de saber el chisme con el cuál cargaba el ser fantástico. Se acomodó sus prendas de vestir y camino como si nada pasara hasta llegar al cazador. El cual al verlo ir hacía el, cerró de inmediato su cuaderno y se levantó para poder saludarlo.

Aunque, no estaba en los planes del azabache que el chico más alto agarre una de sus manos y le de un pequeño beso en esta. Obviamente, la cara pálida de Strum poco a poco se fue tornando en un fuerte color rojizo.

— Aquí estabas... Te estaba buscando -confesó el Rey de Neverland.

— ¿Eh? -Sturm estaba incrédulo- ¿Me estabas buscando?

— Ajá...

Aún agarrados de la mano, Pan lo guío mas adentro del bosque, sin responder su pregunta. Por otro lado Draegan se moría de los nervios que tenía dentro de su cuerpo, puesto que para el eran muchas emociones con las que estaba cargando.

Tomados de la mano caminaban por el bosque, Peter con un semblante neutro aunque en su interior estaba demasiado nervioso. Y Draegan, que estaba echo un manojo de nervios por tan solo agarrarle la mano al muchacho que provocaba mariposas en su estómago.

Algunas de las hojas más débiles de los árboles se caían por la fresca brisa que recorría la isla, al parecer se estaban acercando al mar, puesto que en el campamento que se encuentra más al centro de esta no hay ni una pisca de aire.
A menos que sea una tormenta.

Pero no, ellos estaban frente a un gran y ancho árbol,  el cuál parecía tener varios años plantado allí.  Sus hojas, de un bello verde el cuál era brillante gracias a los rayos del cálido sol de primavera.  También tenía uno que otro nido de ave, donde sus pichones esperaban impacientes a sus padres para poder comer su comida del día.

Peter seguía sin decir algo, Draegan tampoco se atrevía a expresar lo que sentía, los nervios le habían prohibido hablar.

– ¿Te gusta el lugar? -preguntó Peter mirando el lugar.

– ¡Claro que si! -exclamó el azabache- Es un lugar muy lindo en verdad... Creo que esta parte de la isla no la conocía...

– ¿Cómo que esta parte? ¿¡Acaso estuviste explorando por tu cuenta?! -Peter estaba enojado, la imagen de que algo malo le hubiese pasado al chico rondaba por su mente- ¡Pudo haberte pasado algo!

– No es necesario que te preocupes por mi Peter... Sabes que puedo cuidarme solo, soy el mejor cazador de la isla ¡Tengo que conocerla como la palma de mi mano!

Pan tan solo lo miró con seriedad, no sabía nada de aquello y a él, no le gustaba que le mientan, menos alguien al cuál le tiene un tipo de aprecio mayor al de un compinche o amigo. Más tarde hablaría con los niños perdidos más grandes, se encargaría  de que el azabache no esté solo por ahí.

– Vamos Pan... ¡No te enojes! -exclamó el ajeno poniéndose frente al rubio castaño- No salgo por ahí porque yo quiera, lo hago... Para buscar especies que no conozca...

El rey de la isla sólo continuó mirándolo con semblante serio, puesto que verdaderamente se preocupaba por el y su seguridad. Algo de lo que internamente se quejaba, aquel chico de ojos avellana lo estaba volviendo loco.

– Ven. -dijo agarrando la pálida mano del jóven frente a el.

Quien sin chistar lo siguió con una sonrisa boba en su rostro pálido y sonrojado. Estando un poco más cerca del gran árbol,  Pan tomó al muchacho de su poca cintura atrayendo el cuerpo ajeno al suyo. Draegan internamente se moría de los nervios que tenía. Un leve humo verde los rodeó y con ayuda de ello ambos subieron a la copa del árbol,  donde algunas ramas eran gruesas y fuertes.

– ¡Wow! ¡Puede ver todo NeverLand! -chilló el muchacho con alegría- ¿Desde cuando conoces este lugar? ¿¡Y porqué nunca lo vi?!

– Conozco este lugar desde hace bastante tiempo... Podría decirse que llegué aquí. -respondió con tranquilidad el muchacho.

Draegan lo miró enamorado, internamente estaba agradecido con el dios que estaba provocando esa maravilla de paisaje. Ya que con la puesta del sol entre los árboles más altos, los rayos del sol se posaban en el muchacho de ojos esmeralda y aquello, ante al de ojos avellana, lo hacían lucir más hermoso de lo que era.

El estaba agradecido con la primavera, la estación donde las flores que anteriormente eran capullos brotarian mostrando su belleza al mundo, tal vez, el pueda descubrir más a fondo sus sentimientos por el Rey de Neverland.

La primavera y sus brotes lo volverán loco.
Pero valdrá la pena...

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Bastante largo el capítulo, pero bue.
Casi que pasa el límite de palabras que pongo en los otros capítulos, no quiero que sean tan largos y aburridos. 

Pero bueno, eso es todo ;)

-natt




𝐦𝐢 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐞𝐬 𝐏𝐞𝐭𝐞𝐫 ᶠᵃⁿᶠⁱᶜ ʳᵒᵇᵇⁱᵉᵏᵃʸWhere stories live. Discover now