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𝙣𝙖𝙧𝙧𝙖𝙙𝙤𝙧 𝙤𝙢𝙣𝙞𝙨𝙘𝙞𝙚𝙣𝙩𝙚

en cuánto la menor de los d'marco terminó su merienda, se dirigió a su habitación a prepararse lo que usaría en la noche y lo que usaría en un rato para ir a correr. al cabo de dos horas leah ya estaba lista, salió de su habitación para buscar a su padre, pero este ya no estaba.

— señorita leah, su padre salió hacía el trabajo, hace unos minutos.— la menor asintió y se dirigió a su habitación.

se lanzó a la cama y observó el techo, en su pecho sentía una gran impresión y sus ojos comenzaban a picar, los cerró para luego limpiar las lágrimas que salieron de estos.

— mierda.— se levantó de la cama y salió de su cuarto.— ¡me voy!

tomó un abrigo por las dudas y salió de la casa, camino unas cuadras pensando para que lado ir, hasta que se decidió y comenzó a correr. realmente necesitaba esto, el atletismo para leah siempre fue una puerta de escape de su realidad; las frecuentes discusiones de sus padres, la ausencia de su hermano en su casa y la discriminación de sus compañeros hacía ella, eran algunas de las razones por las cuales ella escapaba. tomaba sus audífonos, su teléfono y se escapaba por la ventana de su habitación, caminaba un par de cuadras y luego comenzaba a correr, corría kilómetros y kilómetros por horas.

no sabe en qué momento, ni el porque, pero ahora se encontraba en frente de una casa de dos pisos, simplemente ahí parada; observando confundida y cuestionándose en su interior la razón de estar ahí.

— hola cariño, ¿estás perdida?— leah dió salto del susto al escuchar una voz a sus espaldas, se dió vuelta rápidamente.— ¿estás bien?

— s-si.— respondió confundida, cree haber visto antes a la mujer que se encontraba enfrente suyo, se quedó unos segundos mirandola hasta que lo recordó.— ¿se encuentra jaden bien?

— ¿qué?— la mujer la miro aún más confundida, leah había hablado demasiado rápido y mezclado las palabras.

— disculpé.— se disculpó leah rápidamente, respiró profundo.— quería saber si jaden se encontraba bien, soy su compañera de pupitre y hace unos días no está asistiendo.

— ¡oh, buscas a jaden!— leah la miró confundida, realmente no quería verlo, simplemente saber si se encuentra bien, pero se limito a mantenerse en silencio.— ¡ven, debe de estar en su habitación!

y antes de que la rubia pudiera responder, ya se encontraba siendo arrastrada por la madre de su compañero.

— ¡pasá, pasá, cómo si estuvieras en tu casa!— leah simplemente asintió y se adentró solo hasta la entrada de la casa.— ¡jaden, te buscan!

luego de eso la mayor desapareció perdiéndose en la casa, la menor permaneció ahí parada, observando todo a su alrededor.

— ¿leah?— la anteriormente nombrada volvió a dar un salto del susto, causando una risita al pelimarron.— ¿que haces aquí?

— y-yo, mhm.— leah aclaró su garganta.— quería saber si estás bien, hace unos días que no vas a clases.

— ¡si, estuve enfermo!, por eso no he estado asistiendo a clases.— leah asintió y comenzó a examinarlo con la mirada, a decir verdad se veía cansado, con unas grandes bolsas de bajos de los ojos y la nariz levemente roja.— ¿viniste sola?

— sí, salí a correr un rato y recordé cuando me dijiste la dirección de tu casa, entonces vine a saber si estaba bien.— jaden sonrió un poco al escuchar la respuesta, le alegra saber que ella le pone atención cuando habla.— en unos días tenemos examen de historia, puedo darte los apuntes de lo que dimos, si quieres.

— ¡sería genial!— la rubia asiento y se anotó mentalmente en pasar los apuntes al llegar a casa.— ¡que tonto que soy, no te he invitado a la sala ni algo de beber!

— no te preocupes, tengo que irme.— sonrió sin mostrar los dientes.

— ¿no puedes quedarte un poco más?— preguntó el más alto con ojos de cachorro.— podríamos ir al parque.

— estás enfermo, tienes que descansar.— le recordó la rubia mientras miraba hacia otro lado.

— ¡pero ya estoy mucho mejor!— insisto jaden, leah lo miro y negó ligeramente.— ¡por favor, por lo menos quédate un poco más!

— jae, les traje unos snacks para que coman.— ambos adolecentes observaron a la mayor dejando una bandeja sobre la mesita cerca de los sillones.— ¡oh! ¿ya te vas?

— si- / — no. — Jessica los miro confundida al escuchar ambas respuestas, jaden tomó de la muñeca a leah y la llevo hacia la sala de estar.

— ¡se quedará un rato más!— reafirmó jaden, Jessica asintió y sonrió.

— está bien, puedes quedarte el tiempo que quieras.— leah asintió avergonzada, jaden por su parte comenzó a comer de lo que había traído su madre.

— ¿te has aburrido sin mi estos días?

— no.— obviamente leah mintio, lo más cercano a una amigo que tiene es jaden, en los cuatro días en los que jaden no estuvo leah sintió que algo le faltaba.

— ¿pero me has extrañado?— volvió a preguntar jaden con esperanza de conseguir una respuesta positiva.

— no, tampoco, pero hubo mucho silencio.— jaden soltó un suspiro, lo que le causó gracia a leah.— no me gusta el silencio.

— me extrañaste.— afirmó jaden contento, leah nego con diversión.

— sentí tu ausencia.

— es lo mismo.— leah soltó una risa por la forma en que lo había dicho, jaden la miró.

— ¿qué?— preguntó la rubia confundida, jaden negó y sonrió.— raro.

— ¡¿me acabas de decir raro?!— preguntó jaden fingiendo estar ofendido.— ¡en mi propia casa, leah d'marco!

la anteriormente nombrada soltó una carcajada, que contagió al pelimarron.

y así pasaron casi tres horas; riendo, jugando cartas y comiendo snacks, hasta que se hizo demasiado tarde y leah se tuvo que ir. dj, el padre de jaden, se ofreció a llevarle, ya que era demaciado tarde y podría pasarle algo.

— gracias por traerme, disculpé la molestia.— agradeció la rubia mientras abría la puerta del coche.— adiós, señor walton y jaden.

— ¡adiós!— luego de eso leah bajo del carro y se adentró a su casa.

en la cual no había nadie, cómo era costumbre.

lov song. ❛ javon walton. [cancelada]Where stories live. Discover now