IDIOTA.

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Hoy es noche de películas con mis mejores amigos Carter y Dalton. Todos en la sala de mi casa bajo mantas en el sofá frente el televisor ya que afuera esta un tormento desquiciado. Luces apagadas, solos en casa lo peor que pudimos hacer es ver películas de terror.

– ¿Porque jodidos tienen que matar siempre a las rubias, pelotonas Semidesnudas?—Gruño Cárter al ver en la película como matan a Paris Hilton atravesándole una barra de metal por la cabeza estando en ropa interior.

–Para llamar la atención de publicó varón, y además son las más pendejas. —Dijo Dalton mientras llenaba su boca de palomitas con caramelo.

–Bueno ¿y porque no pueden matar a un chico sexy bien buenote en bóxer?—Respingo Cárter, amo escucharlos pelear o hacer comentarios de las películas ya que siempre sale un debate de esto.

Es terrible presenciar la muerte de tus mejores amigos y lo peor del caso de tu pareja, verlo convertido en un hombre de cera tocando el piano ha de ser un trauma de por vida.

La película ni siquiera acabo ya que por desgracia se tenía que ir la luz de la casa.

–Dime por favor que tienes una planta de luz ¿Cierto?—Dijo Cárter sin moverse ni un centímetro.

–No está encendida. —Papa la había apagado ya que en 2 años jamás se había ido la luz. Papa tenías que apagarlo justo ayer.

– ¿Dónde está?—Pregunto Dalton levantándose del suelo, el muy valiente piensa subir al desván a encender la planta.

–Arriba en el desván ¿Vas a subir?—Pregunte.

– ¿Si con eso te impresionó? Sí. —Encendió la linterna en su celular Gracias a dios Dalton tiene dos IPhone con la aplicación de linterna. Nos dejó uno para el subir con el otro.

Desde el sofá se ve como subió por las escaleras que están detrás de nosotras, arriba esta un pequeño cable colgando que abre una puerta del techo junto con una escalera, subió lentamente.

–Elsa si muero aquí arriba quiero que sepas que te amo, que eres el amor de mi vida y que siempre lo serás. —Dijo el idiota de Dalton mientras subía.

–Joder sube y enciende la luz, deja de estar de romántico. —Le grito Cárter enojada, a ella le aterra la obscuridad por eso esta apeñuscada a mi brazo izquierdo.

Subió hasta que entro al hueco en el techo perdiéndolo de vista, el silencio me está comiendo, lo único que logro escuchar es la respiración agitada de Cárter a mi derecha Esperen Cárter está a mi Izquierda.

–Ahhhh. —Grite como loca en película de terror apartando de golpe a Cárter, gire a ver dónde estábamos y una silueta negra está sentada en el sofá.

– ¿Qué es eso?—Pregunto Carter casi llorando. Una sonrisa blanca se asomó de la silueta negra haciendo que Carter se desmayara. Gracias amiga ya sé que no se puede confiar en ti, me dejas consiente y sola. Por desgracia el celular quedo con la luz sobre el sofá así que no aluza nada.

–Listo. —Grito Dalton. En 20 segundos se encenderán las luces, la silueta comenzó a caminar justo hacia mi lentamente, mis piernas están paralizadas, mis manos tiemblan demasiado, mi corazón late muy fuerte por desgracia es lo único que escucho.

– ¡Dalton!—Grite pero la silueta ya me tiene contra la pared que estaba detrás de mí, entre sus brazos y una mano sobre mi boca.

–Shhhh, No grites. —Esa voz, esa maldita voz yo la conozco, subí mi rodilla lo más alto que pude dándole en la entrepierna haciéndolo caer al suelo. Se encendieron las luces dejando ver que Federico retorciéndose de dolor.

– ¡Eres un Idiota!—Mis ojos están llenos de lágrimas por el miedo que tenía.

– ¿Que le paso? ¿Y porque gritaban como locas?—Pregunto Dalton bajando rápidamente las escaleras.

–Porque este Idiota nos asustó, hasta Carter se desmayó. —Dalton mira el suelo y ve a Carter tirada inconsciente y a Fede retorciéndose de dolor.

–Jajaja eso fue bueno, espera ¿Quién encendió la luz?—Pregunto Dalton.

–Yo, acabo de llegar y al notar que no había luz y verlas a ustedes llenas de miedo decidí asustarlas un poco. —Dijo Federico mientras se levantaba y tomaba asiento en el sofá.

–Muy gracioso eh infantil Federico. —Dije molesta.

–Sí que lo fue, aunque debo decirlo si me costó. —Creo que si me pase, ya que se frotaba sus partes íntimas y hace muecas de dolor.

–Eso te mereces por idiota. —Me defiende.

–Además ¿que no se supone que estas castigada?–Pregunto.

–Si pero Dalton ni Carter lo están y quisieron ver pelis en mi casa. —Dije sonriente.

–Mira que lista, pero no, andando a su habitación señorita, yo llevo a Carter y a Dalton a su casa. —Dalton había levantado a Carter del suelo. Para los que no lo sabían Carter y Dalton son hermanos mellizos.

–Bien pero tendrás que despertar primero a Carter. —Tome mi cobija especial y camine escaleras arriba.

Ya ha pasado 1 hora desde que Federico se fue, estoy mega aburrida, Josh me castigo mi celular, televisión, Computadora, metió todos mis libros en su habitación la cual está cerrada con llave, por un mes.

Prometo no volver a reprobar lenguaje.

Me asome por la ventana y la lluvia sigue a todo lo que da, la alberca está cubierta por una lona negra para evitar que caiga la lluvia en ella.

Vi entrando el auto de Federico y parando frente a la entrada, trae con la pizza y sucheras en bolsas.

–Enana baja. —Me grito una vez que entro, baje topándome con él en el sofá.

– ¿Romperás las reglas Federico Dónovan?—Me deje caer de espaldas sobre el respaldo quedando de cabeza.

– Una vez al año no hace daño, anda ve por platos y vasos en lo que pongo la película. —Corrí a la cocina en busca de lo que me pido, les soy sincera el me gusta y mucho pero tiene novia y aparte que es 5 años mayor que yo no me importa, el me gusta y me gusta enserio.

Deje todo en la mesita de centro para ir en busca de mi cobijita a mi habitación.

–Jajaja me lo imagine sigues siendo una niña. —Dijo a mis espaldas todavía en mi habitación.

–No soy una niña Federico. —Intente salir de ahí pero él no me dejo, me atrapó entre sus fuertes y enormes brazos, ya se quitó la chaqueta y quedo solo en una playera de tirantes negra pegada al cuerpo.

–Tienes razón no eres una niña. —Paso un mechón de cabello por detrás de mi oreja delicadamente. – ¡Eres una princesita!—Sus brazos me presionaron más hacia él.

–No soy una princesita. —Me intente zafar pero quede peor, estoy de espaldas a mi ropero con el de frente.

– Ves si eres una princesita ya que te comportas como una y te llamas como una. —Dijo el idiota de Federico a centímetros de mis labios.

– No me comporto como una princesita y llamarme Elsa no es mi culpa, sino de mis padres, imberbe.

–No uses palabras que no conozco pequeña, ya que si quieres yo te podría enseñar una más fuertes y hasta con acción. —Paso su mano del ropero donde me atrapó hasta mi cintura por debajo de mi corta pijama de dormir.

–Ves si eres un imberbe, y si fuera una niña o una princesita no te tendría así de caliente en mi habitación. —oh por dios ¿Yo dije eso? Tiene una sonrisa enorme en su rostro, hace 2 años amaría estar así con él, pero ahora que conozco lo mujeriego, lo mentiroso eh engreído que es ya no, si sigue estando igual de guapo o hasta más pero su patanería le quita lo atractivo.

–Tienes razón ya no eres una niña, ya eres toda una mujer y hermosa además. —Se acerca más a mi peligrosamente, ya tiene ambas manos en mi cintura, por desgracia es más alto y fuerte que yo así que ni aunque quisiera podría salir de ahí. –Una hermosura que me vuelve loco cada que la veo, cada que te tengo así de cercas.

Idiota. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora