Mami, quiero tu polla en mi coñito.

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G!p, incesto, explícito, teddy kink.

La niña metió tres dedos en su boca y los mantuvo ahí dentro para que estuvieran cálidos al entrar en contacto con su piel. Cuando se sintió lista, los sacó con entusiasmo de su boquita y se dirigió a su coñito, sintiendo un rico placer cuando la saliva caliente tocó la zona. Movió los dedos sobre el clítoris con lentitud, mientras sus piernas temblaban un poquito, pues era la primera vez que lo hacía.

Ella tenía dos madres, y sabía con certeza que una de ellas poseía una polla, las había visto en vídeos por internet y de ahí mismo había conocido el nombre. La polla de su mami era gruesa y tenía la punta rosadita. Sintió muchísima curiosidad y cosquillas, quiso tocarla apenas la vio. Pero entonces se dio cuenta de la situación, su mamá estaba encima de su otra madre, metiendo esa polla en el coño de ella. Le llegó una punzada a su coño, tal vez igual de mojado que el de su madre. Pensó que si se daban cuenta que estaba mirando estaría en problemas, pero no le dio mucha importancia, estaba disfrutando mucho.

Desde ese día, dentro de ella nació una abundante e incontrolable curiosidad por experimentar lo que su madre experimentó sintiendo la gruesa polla de su mami metida en el coño. Lo más cercano a ello había sido tocarse de vez en cuando con el control remoto, pero ella quería más.

Así que, un día decidió tocar su coñito en la habitación de su madre con la puerta semi abierta, para que cuando su mami escuchara los sonidos que salían de su boquita, decidiera asomarse y al verla como estaba le hiciera lo mismo que a mamá.

Se tocó durante un rato, haciéndolo muy lentamente para no llegar antes de tiempo. Pero no funcionaba, mami no subía a verla.

Empezó a revisar la habitación en busca de algo interesante. Abrió un cajón, apartado de la cama, y encontró una alfombra roja y doblada que cubría la superficie. Sacó la alfombra y encontró objetos extraños, luego entendió que eran juguetes sexuales, pues también los había visto en internet. Buscó si había un artículo parecido a la polla de su mami, y efectivamente lo encontró. Venía rodeado de una correa, o eso parecía. Instantáneamente se le ocurrió algo.

Fue a su habitación por el oso de peluche y en cuanto lo halló, regresó corriendo. Abrió un poco más la puerta para que el sonido saliera con más facilidad y su mami viniera a verla.

Posicionó el osito encima de la cama y amarró la correa con la polla de goma al estómago de él. Lamió la extensión de la polla para poder meterla en su coño, sacó saliva en sus dedos y los frotó por toda la longitud. Se puso en cuclillas, con cada pierna al lado del peluche. Bajó despacio hasta que el juguete rozó su coñito, se movió de un lado a otro y de forma circular sintiendo muy rico, dejando salir quejidos y deliciosos jadeos con la emoción de sentir la polla de su mami. Lo metió con cuidado, gimiendo con fuerza. Se movió de arriba abajo disfrutando.
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Estaba en el baño cuando empecé a escuchar sonidos extraños que salían de mi habitación, mi esposa no estaba en casa, ella no podía ser, ¿o sí? Caminé hasta la puerta y la encontré semi abierta, me asomé y miré a mi hija subida encima de su osito de peluche, follandose a sí misma con un strap on. Qué mierda.

Pese a que el ambiente se sentía surrealista, la imagen de algo tan morboso hizo palpitar a mi polla bajo mis shorts. La agarré con fuerza, regañándola por algo así. Sin embargo, cuando mi hija levantó su cabeza y puso sus ojos emocionados en los míos, deteniendo el vaivén tan rico que hacían sus caderas sobre el osito, no soporté más. Entré con cautela, buscando algún indicio de que estaba soñando. No era así. Ella sonrió. Ella me quería ahí.

Bajé mis shorts y los bóxers, mirándola desde lejos. Mi hija retomó el sube y baja, mientras yo acariciaba mi polla desnuda. Me acerqué a la cama sin decir nada, sin meditar lo que estaba haciendo. Ella, que antes tenía las manos apoyadas en la cabeza del peluche, con el cuerpo inclinado hacía delante, echó sus manos hacia atrás, sosteniendo su cuerpo con ellas. ¿Cómo podía ser tan sensual? Tenía once años, apenas es una niña. Me deleite viendo como su coño absorbía esa polla con ganas, rápido y duro. Estaba embobada pensando que esa era mi polla. Sentí un calor por todo mi cuerpo cuando se detuvo y sacó el juguete de su interior, era mi turno.

Erotismo sucio e inmoralWhere stories live. Discover now