En completo silencio me paré en medio de ésa sala mientras esperaba qué mis hombres siguieran mis pasos, admiraba la valentía qué había tenido Luke al momento qué se levantaba junto conmigo sin importarle que podría pasar con él y éso me confirmaba qué era de fiar, no era muy difícil desconfiar de las personas en mi posición por lo que no me interesaba cómo podían tomar mi desconfianza los otros individuos a mi cargo.

No me consideraba una mujer muy interesada en crear vínculos afectivos porque cuándo pasaba algo dentro de mi alma se quebraba.

Los observé sin mucha importancia ya qué no me importaba tener algo sólido, ellos pedían y yo lo realizaba para después ver mi recompensa, me convenía el trato pero no sería a costa de escuchar preguntas o comentarios qué quieran dejarme ver cómo una imbécil qué no logra nada sin qué mi cuerpo esté de por medio.

Sin más qué hacer los hombres de Farag caminaron hacía el frente de mí con una sonrisa divertida en sus rostros demacrados por marcas de combate o torturas, no lograría descifrarlo bien en ése momento, mientras ellos hacían eso mis chicos caminaban cargando sus armas hacia los tipos qué nos apuntaban al mismo tiempo qué imitaban las emociones qué tenían los rivales, sin qué lo vean venir coloqué mi mano al final de mi falda de terciopelo a la vez que sacaba de entre medio de una liga color blanca una pistola y los apuntaba con la misma diversión qué ellos tenían.

-Abajo las armas- Ordenó Tairon con su vista fija en mí.

Los guardias bajaron sus armamentos sin mucha prisa al mismo tiempo qué yo les dedicaba una sonrisa a mis compañeros qué siguieron sus pasos a la misma velocidad.

-¿Seguirás siendo tan irrespetuosa?- preguntó Farag con fastidio.

Iba a responder pero Alexander me robo la palabra al momento qué se colocaba frente a mí ignorando el concepto de espacio personal, su olor me traspasó las fosas nasales consiguiendo qué mi cuerpo quisiera ceder ante sus encantos pero un golpe en la nuca por parte de Luke me volvió a la realidad.

Siempre es buen momento para interceder cuando tu jefe no controla sus sentimientos.

-Si siquiera dejaras de hacer esos comentarios machistas ella en éste momento se encontraría hablándonos sobre su trabajo y no cómo llegó a dónde está, si quieres respeto por lo menos procura respetar a la señorita- recrimina sacándome de ahí cómo si fuera una simple damisela qué necesitaba con su vida una salvación.

Escuché los pasos apresurados de mis hombres mientras Alexander corría lejos de la casa con velocidad consiguiendo qué mis compañeros me sonrieran cuándo giré mí cabeza hacía ellos, me saludaron a la vez qué se dirigían hacia el auto qué nos esperaba para irnos de esa porquería de casa.

Sin soportar un minuto más su toqué sobre mi directamente me paré bruscamente al momento qué él se detenía frente a lo qué parecía era un lago estancado de perfecta calidad.

Alexander se giró sobre sus pies con una sonrisa a la vez que colocaba sus brazos sobre su pecho y simplemente se sentaba en el césped, observó hacía mí con los ojos entrecerrados mientras buscaba las palabras correctas para decir al parecer.

-¿Esperas un gracias?- le pregunté robándole el habla.

-Viniendo de una chica cómo tu lo dudaba demasiado pero no lo hice por tu gratitud, si tus hombres llegaban a siquiera disparar una vez en éste momento te encontrarías nadando en ese lago que tengo detrás- explicó.

-Entonces qué esperas de mí cómo para traerme aquí- contraataque con sarcasmo.

Sin siquiera esperarlo él tipo se paró con velocidad mientras sostenía mis manos quitándome la oportunidad de volarle los sesos sin mucha planeación, observó mis ojos mientras sonreía con picardía por unos simples momentos.

-¿Hasta cuando vas a fingir que eres otra persona Victoria?- interrogó susurrando sin quitarme la mirada de encima.

Mi ceño se frunció por unos instantes a la vez qué no pude contener más la risa que brotó por mis labios.

-¿Qué le hace pensar que yo soy esa chica que menciona? Por si no ha visto en las noticias, esa mujer ha muerto hace más de veinte días- le dije con diversión.

Al hombre frente a mí se le oscureció la mirada mientras bajaba la cabeza y me observaba por medio de sus pestañas, sin importarle la fuerza qué estaba empleando en su agarré apretó mis muñecas haciendo retorcer mis manos.

-No me mientas- amenazó.

-¿Quieres la verdad? Bien, la conocí en su lecho de muerte ya qué Nicolas me llamó, el pobre hombre estaba devastado ya qué ella solamente tenía minutos, simple suerte decía yo- expliqué con amargura.

Si quería la verdad, se la daría pero éso cambiada, porque me negaba a dejar en visto mi asombró respecto a cómo me había reconocido.

Vital hizo crujir mis muñecas mientras su vista se encontraba en mis orbes, le sonreí al mismo tiempo qué lo golpeaba con mi rostro consiguiendo qué me soltara por la fuerza que emplee en ese momento.

Lo observé con una sonrisa al mismo tiempo qué me limpiaba la sangre que había comenzado a salir por mi nariz mientras a él le brotaba el líquido rojo por la ceja, la nariz y la boca.

-La ayudé hasta que no pudo respirar y fin de la historia, según los informes qué me hicieron llegar mis hombres me comunicaron qué él también murió- le di a conocer con seriedad.

El se quedó callado por unos minutos a la vez que se levantaba con tranquilidad y pasaba junto a mí golpeando su hombro contra el mío pero no fue lo único que hizo.

-Te quiero acá a la noche pasadas las doce, la cacería será pronto- me comunicó caminando lejos de mí pero no iba hacia la casa.

Observé cómo fue caminando alejándose de mí, en otro momento una lágrima hubiera caído pero en ése instante simplemente sonreí.

Me quedé estática por su invitación pero no tuve mucho tiempo de pensar cuando el auto que nos había traído derrapo a mi lado al mismo tiempo qué hacía sonar su bocina, giré mí cabeza hacía ellos al instante qué Tahio me lanzaba unas gafas de color negro.

-Sube princesa- mencionó el mismo.

El Adiós Dorado 1LWhere stories live. Discover now