Capítulo 2

559 27 0
                                    

Hero

—¿Estás seguro? —preguntó mi mamá por décima vez. Le había contado sobre mi decisión de tener un hijo mediante gestación subrogada hace unos veinte minutos.

—Sí, no quiero seguir esperando a la indicada para formar una familia. Quiero ser un padre activo para mis hijos, mamá —expliqué tomando una de sus manos, que apretó de inmediato.

—Está bien, cariño —sonrió —Sabes que yo feliz de ser abuela y ayudarte en lo que necesites y ni que decir de tu hermana.

—¿Yo qué hice? —preguntó Mercy entrando en la sala.

—Vas a ser tía, hermanita —respondí con una sonrisa y Mercy se me tiró encima abrazándome.

—¿Y quién es la afortunada? Porque yo no he visto ninguna novia últimamente por aquí —dijo pensativa.

—Vientre de alquiler —solté de una vez.

—Vaya, no me esperaba eso —respondió sorprendida —Pero seré la mejor tía para ese bebé, en esta casa no sentirá la falta de una figura materna —musitó lo que más miedo me daba.

—Gracias por apoyarme en esto —respondí abrazándola.

—¿Y cómo será el proceso? ¿Tendrás contacto con la madre? ¿Ella tendrá contacto con su hijo? —preguntó mi madre.

—La conoceré esta semana cuando firmemos el contrato, pero todo será por medio de nuestros abogados a partir de ese momento. Ella me enviará un reporte sobre cada consulta con la ecografía correspondiente, hasta que nazca el bebé —suspiré —Me encantaría ir a cada cita, pero es mejor así...

—¿Cómo conseguiste a la chica? —preguntó mi hermana.

—Por medio de una clínica de fertilidad, ella ha pasado por otros procesos antes.

—Vaya —susurró mi mamá —Me cuesta ponerme en el lugar de esas mujeres, pero no soy quién para juzgar.

—Estoy muy ansioso por todo el proceso, porque no sé qué esperar. —confesé.

—Solo lo mejor, hijo —me sonrió y nos fundimos en un gran abrazo familiar.

Acabo de cumplir treinta años y aunque he tenido un par de parejas el último tiempo, con ninguna me visualizaba para formar mi propia familia. Sé que aún soy joven, pero no quiero seguir esperando, quiero ser un padre presente, que pueda jugar con mis hijos sin los típicos achaques de la edad. Quiero subirme a las atracciones de los parques, jugar fútbol o lo que sea que me pidan. Quiero ser lo que mi padre fue para mi hermana y para mi.

A veces pienso en que soy egoísta al negarle la posibilidad a mi bebé de tener una madre, pero sé que con mi familia no le faltará nada. Mamá y Mercy se encargarán de aportar en parte lo que supone una figura materna y no podría estar más agradecido por eso.

***

Me reuní con mi abogado y la mujer que me sugirió la clínica como vientre de alquiler para firmar los documentos en los cuales quedaba claro que una vez que se produjera el parto, ella no tendrá contacto alguno con el bebé. Me dejaba más tranquilo tener un respaldo en caso de que ella decidiera cambiar de opinión, porque aunque ella fuese la madre biológica, por algo estábamos en éstas circunstancias: ella quería dinero y yo un bebé.

Pasaron un par de días desde que firmamos el contrato hasta que se realizó la inseminación. Ahora solo quedaba esperar cerca de quince días para saber si el embrión se había implantado correctamente y desde ahí, solo seria cosa de meses para tener a mi bebé en brazos.

No vivía con mi madre y hermana actualmente, pero me mudaría unos meses con ellas cuando naciera mi bebé, porque había muchas cosas que no sabía sobre recién nacidos y aunque pensaba leer todos los libros de maternidad que mi madre me había pasado, me daba miedo que al bebé pudiera pasarle algo si no reaccionaba a tiempo bajo alguna situación. Afortunadamente, tenía un buen trabajo y me debían tantas vacaciones, que podría estar un par de meses solo dedicándome a mi bebé.

El tiempo pasó tan rápido entre el trabajo, las citas e informes del ginecólogo, que para cuando mi bebé decidió mostrarse, ya habían pasado siete meses; es decir teníamos menos de dos meses para armar una habitación para una niña. Mercy se volvió loca cuando le conté que tendría una sobrina y armó un grupo con mamá y sus amigas para ir a comprar ropa y decoración para la habitación de la bebé. Cabe destacar que no me dejó elegir nada, porque según ella tengo mal gusto, pero no es mi culpa que mis colores favoritos sean el negro y el gris. De todas formas, la dejé ser una tía feliz, ya que a mí no me gusta mucho ir de compras; soy más de ver y pedir por internet.

La habitación de la bebé estaba lista e iba todo perfectamente con el embarazo, que no preví que una tragedia pasaría.

Había pasado un poco más de una semana desde el nacimiento de Elizabeth cuando me di cuenta de que algo no andaba bien con ella. La habían dado de alta hace unos días, pero tenía diarrea, hinchazón abdominal y sus extremidades frías, entre otros síntomas, que me hicieron correr de inmediato al hospital. El diagnóstico: Septicemia de aparición tardía, una infección en la sangre causada por una bacteria que contrajo durante el tiempo que estuvo en el hospital.

A mi hija la ingresaron de inmediato para hacerle exámenes de laboratorio y determinar con exactitud el diagnóstico. Le administraron antibióticos mientras que a mí me hicieron un examen de sangre, porque lo más probable es que mi hija necesitará una transfusión, pero mi sorpresa fue que no era compatible; Elizabeth era AB- y nadie de mi familia lo era y según lo que pude hablar con el abogado de la madre, ella tampoco era compatible.

Entre en un estado de desesperación, porque mi hija no estaba reaccionando bien al tratamiento y no había nada que yo pudiera hacer. Por otra parte, el hecho de no ser compatibles, hizo resurgir una duda que tuve desde el momento en que la vi: Elizabeth no es mi hija. No se parecía en nada a mí y no tuve la conexión que esperé tener con ella apenas la vi. Al principio pensé que quizás sacó la genética de su familia materna, pero la verdad es que los genes de mi familia eran bien marcados y era imposible que no tuviera nada mío.

Con esa duda y en el estado en que estaba mi hija, solicité una prueba de ADN, porque tenía un fuerte presentimiento, que a fin de cuentas, resultó ser cierto: Elizabeth no era mi hija biológica y al parecer habían confundido las muestras de semen en el momento de la inseminación.

Tenía mucho qué hacer, legalmente, pero no me moví del lado de Elizabeth hasta que dio su último suspiro.

AlquilerOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz