𝙩𝙚𝙣. crimen

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Además de ese planteamiento, sentía una especie de Déjá Vu... Como si ya hubiese estado en esa habitación hace un tiempo.

Abre sus ojos finalmente resignada a mirar, como desde el día en que pisó la habitación, el color contrario al obscuro. Sus orbes esmeraldas se sienten cansados de recorrer el mismo tono en las paredes, el suelo y el techo sobre ella; su vestimenta azulada y la tela del mismo tono que mantiene sus brazos atados fuertemente entre sí, con apoyo de unas correas negras, no son una excepción. Ya ha perdido la cuenta de los días que lleva encerrada en ese lugar.

Su esperanza se estaba desvaneciendo.

Es entonces, hasta que unos peculiares sonidos se hacen presentes, que su ilusión vuelve a hacerse presente. Una persona masculina, del lado opuesto a su ubicación, es visible al caer de pie sobre el suelo después de haber tirado una escotilla sin cuidado alguno.

—Eres difícil de encontrar—El Jedi de vestimentas oscuras mueve su cabeza a los lados al sentir una ligera molestia en su cuello. Reprime la alegría que su ser presenta al encontrar a su nueva aliada.

—¿Anakin?—Preguntó la castaña creyendo encontrarse dentro de otro de sus sueños, ello producto ya de su locura.

El nombrado, escaneando primeramente con su visión la pared con grandes y gruesos barrotes, asiente con la cabeza hacia la Hexe a modo de afirmación—El único e inigualable—Alardeó el de ojos azules con impunidad antes de encender su sable de luz color azul y dar múltiples golpes, a lo que Rea suponía, era el monitor que controlaba el abrir y cerrar de la instalación—Ahsoka, prepárate. Ya la encontré—Avisó el hombre a través del comunicador en su muñeca izquierda.


Cuando el muro de barrotes que los dividía se extinguió, un suspiro de alivio escapó de los labios del Elegido mientras un eco de la voz de Pietro era audible en su conciencia:

"Cuida de mi hermana por mí".

—Vas a tener problemas—Advirtió Rea no muy convencida de las acciones del hombre con sensibilidad a la Fuerza. Agradecía el rescate, pero tampoco quería involucrar a alguien inocente en sus problemas.

No otra vez.

—Lo arreglaré—Respondió Anakin simple mientras daba pasos apresurados hasta estar frente a la castaña. Con el uso de la Fuerza le fue sencillo romper la tela que envolvía, y enrollaba, los brazos de la sokoviana para, posteriormente, romper las esposas que ataban sus manos.

—Gracias—Murmuró la Hexe frotando delicadamente sus muñecas. Una circunferencia circular y en tonalidad morada rodeaba dicha zona, seguramente producto del estrecho espacio que había entre el objeto y su piel—Puedo fingir un escape, irme lejos y...

—No—Interrumpió al instante el Jedi negando con su cabeza la sugerencia que la fémina quería realizar—Tú vendrás conmigo y te quedarás conmigo—Sentenció él colocándose detrás de la castaña y obligándola a caminar rumbo a la salida.

Al encontrarse fuera de la habitación, Rea sintió como la energía caótica volvía a ella con más fuerza de la que tuvo alguna vez hasta ese entonces, era como si el caos tuviera dependencia de su persona. Y fue entonces, y solo así, cuando pudo conocer el por qué de las acciones del hombre con sensibilidad a la Fuerza.

𝐑𝐀𝐃𝐈𝐎𝐀𝐂𝐓𝐈𝐕𝐄¹, Obi-Wan KenobiWhere stories live. Discover now