—¿Que haces aquí?—Le mire vestida con una falda lisa negra, con cuatro dedos encima de la rodilla, y la blusa lisa de mangas cortas que llevaba el logo de la empresa.Samara era una chica voluptuosa, sus pechos y su caderas estaban desarrolladas y si no la conociera pensaría qué pasa horas cuidado su figura pero era algo genético ya que su madre y sus hermanas eran igual de atractivas cada una para su edad.

El cabello negro le caí bien planchado por los hombros,llevaba unos zapatos negros bajitos pero aún siendo una chica alta ella amaba los zapatos alto, me sorprendió un poco que no llevara uno de tacones como Irene que estaba a su lado mirándonos.

—¿No me dirás nada? ¿Como me veo? –Dio la vuelta y luego agarro mi mano izquierda que estaba libre y se acercó un poco mirándome a la cara, siempre se comportaba como una niña conmigo.—Acabo de entrar hoy, estaré trabajando con Irene en el cuarto piso,ahora si podré pasar más tiempo contigo, nos veremos en la hora del almuerzo y te esperaré en algunas ocasiones a que termines tu trabajo, ya me dijo Irene que salen un poco más tarde que nosotras.

—Está bien.—La verdad no sabía que decirle, Samara estaba abriendo sus alas y poco a poco no me necesitara.Pero sobre todo tenía muchas ganas de abrazarla al verla tan feliz.

—Hola Samara, Soy Kelvin amigo de Ismael, ¿Te acuerdas de mi? Iba hacer mis tareas a su casa, nos vimos cuando aún estabas terminando el bachiller.—Kelvin le ofrece la mano a Samara y la saluda.

—Si te recuerdo, sigues pegando de Ismael como un chicle.—Samara estaba haciendo otra escena de hermana celosa, eso siempre pasando cuando estaba con estos dos.

—Te prometo que no te lo robare mucho.—Dijo Kelvin entiendo la directa de Samara.

—¡Ey Irene Samara vámonos!—Dos chicos a una distancia de siete pasos llamaron a las chicas y yo mire confundido a Samara que me sonrió tímidamente como diciéndome que estaba bien.

—Son Daniel y Paul nuestros compañeros, trabajan en el cuarto piso también.—Explicó Samara antes de alejarse.—Ya nos vamos, cuida a Ismael Kelvin.—le dice a mi amigo, a mi me da otro abrazo rápido y se va al lado de Irene que ya estaba hablando con los otros chicos.–¿Daniel donde está mi café?—Samara habla animadamente con uno de los chicos, y este le pasó un brazo por el hombre y le dice algo al oído.—¡Daniel no te pases, Ismael es mi hermano!—El chico se ríe mientras caminan sin quitarle el brazo de los hombros.

—Hermano te dijo.—Dice Kelvin burlándose.—¿O solo yo la escuché? Samara está buena.–Lo mire mal.—Igual que Sara, pero te tiene que gustar la que te ve como hermano y muere por tu hermanastro, olvídate de Samara, es joven y si no es tu hermano, será otro.—Dijo señalando al chico que le pasó el brazo por los hombros, estaban algo lejos en el pasillo.—Eres lento Ismael.

—Kelvin no te pases, no se porque te dije lo que sentía por ella, me arrepiento.—Dije dándome la vuelta para regresar a trabajar.

—No tuviste que hablar mucho, se nota en pequeños detalles, solo cuando haz querido como tú lo haces, te das cuenta, también me he enamorado no soy de palo.—Lo mire haciendo conciencia de que no es tan idiota como aveces pienso.



Si me gusto el trabajo,estábamos en un pequeño cuarto lleno de archivos ordenados en orden del alfabeto, Irene me enseñaba que hacer con documentos viejos, nuevos, importantes, los de próxima observación y finalmente los rechazados.

Daniel y Paul eran parte de los archivos pero ellos documentaban los archivos a una computadora de forma muy ordenada, la empresa tenía registros a papel y digitalmente.

Los chicos me aceptaron increíblemente bien, Paul parece tener una especie de interés por Irene, y Daniel no parece llevarse muy bien con su novia a la cual le responde los mensajes de mala cara, eso me dice Irene cuando lo veo enojado escribiendo por su celular.

La encrucijada de SamaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora