Para entonces ya habían pasado algunas horas, ya era la tarde de aquel día e incluso la abuela les había preparado la comida una vez más. Regresaron a casa después de comer.

Claro que después del incidente más de uno, aparte de Jaemin había comenzado a creer que de hecho la tan dichosa leyenda del alfa verdadero se estaba reviviendo ahora mismo, incluso los alfas más influyentes de Neugdae.

-¿Puedo pasar?- Jaemin levantó la cabeza rápidamente cuando aquel aroma a alfa inundó sus fosas nasales y el llamado llegó a sus oídos.

Jeno estaba ahí, parado en la puerta de su habitación, usando una pijama y sus lentes de aumento.
Hacía tanto tiempo que no lo veía con esos lentes que por un minuto se quedó viéndolo, recordando aquellos tiempos.

La verdad es que ni siquiera cuando eran chicos se llegaron a llevar bien, se la pasaban discutiendo y uno hacia llorar al otro por cualquier cosa, conforme los años pasaron simplemente no se juntaron, aunque el desagrado mutuo continuó.

No había una razón, nunca la hubo, simplemente nunca congeniaron y tampoco estaban interesados en intentarlo. Si les preguntasen si se veían conviviendo como lo hacían ahora probablemente se hubieran reído hasta llorar.

Jeno gesticuló en busca de una respuesta y Jaemin volvió a la realidad, asintiendo rápidamente y dejándolo pasar.

Jeno entró en la habitación inflando su pecho al sentir el aroma a Omega y mirando todo a su alrededor con curiosidad e incomodidad. La verdad es que si fuera por él, ni siquiera estaría ahí, pero si estaba más tiempo lejos de aquel omega, la cabeza le explotaría de la desesperación.

Se sentó en la silla que estaba pegada al escritorio del menor, aún sin dejar de curiosear por todo el lugar. Era la primera vez que estaba ahí, al menos conscientemente.

Sentía que la manera en la que estaban acomodadas o desacomodadas todas las cosas ahí, eran la perfecta descripción de Jaemin.

-¿Que pasa? -Preguntó el Omega, curioso por la poco común intromisión de Jeno.

-No podía dormir. -Soltó simple, como si eso fuera razón suficiente para estar en el lugar del omega.

Jaemin lo miró extraño, aún si no pudiera dormir, era nada común que ese hombre llegara a su casa y aún más a su cuarto.

-¿Y?

¿Y? Bueno realmente no tenía una respuesta o si la tenía pero le costaba mucho ser honesto, incluso consigo mismo.

-Es que tu aroma me calma. -Dijo, como si sus palabras fueran una explicación razonable.

Jeno definitivamente no conocía el peso de sus palabras. Había escuchado a Jaemin decir más de una vez que le gustaba su olor, que aunque Jaemin estuviese dormido, entonces tampoco lo veía como algo demasiado magnífico.

Sin embargo para Jaemin era todo lo contrario. Para un cambia formas el aroma era todo un lenguaje, era normal tener uno propio, que fuera diferente a todos, así como soltar feromonas lo hacía más potente y poderoso en muchos aspectos.
Además con el aroma podías comunicar tnts cosas.
Pero el hecho de que alguien diga tan abiertamente algo como lo que recién había dicho, era prácticamente como hacer una confesión.

Jaemin se sonrojó inevitablemente y nervioso balbuceó algo que se escuchó como si solo hubiera pronunciado vocales.

Jeno en respuesta lo miró extrañado.

-Jeno, no pue... no puedes ir por ahí diciéndole ese tipo de cosas a la gente. -Dijo como pudo.

-¿Por qué no? Tu me dijiste que te gustaba el mío.

  HΛDӨ  |  ɴᴏᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora