𝟎𝟏

482 61 2
                                    


No era raro para Jeno tener sueños extraños.

Cuando dormía, su subconsciente se encargaba de sacar las ideas más locas que podían esconderse en lo más profundo de su cabeza.

pero era verdad que últimamente los sueños que tenía lo dejaban pensando de más cuando despertaba.

Y no es que fueran necesariamente "bizarros", pero había algo diferente en esos sueño. Además de que eran todos muy parecidos, con el mismo toque especial que lo hacía pensar en el sueño y recrear las escenas en su cabeza durante el día.

Siempre él, explorando un lugar en donde nunca habia estado y transformándose en un animal, mientras era atacado por otro o algo parecido.

Jeno caminaba por las banquetas de su vecindario, a tan solo unos metro del territorio de su hogar.
venia de vuelta de la escuela, apenas era miércoles y era la primera semana después de las vacaciones.

Habían sido unas largas y aburridas vacaciones, sus amigos salieron de viaje y él se quedó en casa sin mucho que hacer.
Las únicas cosas que hacia eran jugar un poco de basquetbol, ver series y escuchar las pláticas que su madre tuvo con su vecina la señora Na, quien se la pasaba las tardes en el patio trasero con la señora Lee.

Al parecer su hijo habia salido de viaje para visitar a sus abuelos y con las guardias del señor Na en el hospital de la ciudad, prácticamente había quedado sola.

Este era también el primer verano que pasaría sin su hermano mayor.

Doyoung.

El estaría en cursos introductorios para la universidad y viajaría a la ciudad vecina para prepararse, quedándose ahí, en un departamento que sus padres habían rentado para él.

El padre de Jeno también estaría fuera la primera mitad de vacaciones, tenía una importante excursión por el sur de México, Guatemala y Belice para un artículo que estaba preparando junto con otros colegas. Cuando llegó de su viaje no dejaba de hablar de la cultura maya, aunque recordándolo, tal vez eso era lo que había generado el último sueño que Jeno había tenido por la mañana.

Los pensamientos del peli negro fueron interrumpidos cuando un no muy fuerte empujón lo hizo prestar atención, era su vecino Jaemin, quien lo habia empujado de lado sin mucho interés y sin voltearlo a ver, para caminar dentro de su casa y cerrar la puerta detrás de él.

Aunque la acción molesto a Jeno, simplemente negó con resignación y caminó un poco más para imitar la acción del chico que vivía a lado.

¿Ese niño se habia puesto demasiado perfume hoy?

Jeno frunció la nariz en señal de un próximo estornudo, pero no estornudó.

Cuando entró a su casa respiró hondo y salivó al sentir el fuerte el aroma de la carne que venía desde la cocina.
A decir verdad había sentido el aroma de la carne varios metros antes de llegar a su casa. ¿su olfato amaneció más agudo hoy?

Ladeó la cabeza dudando.

—¡ya llegue! —Gritó desde la entrada mientras se quitaba los zapatos.

—Hice hamburguesas.— Respondió su mama animadamente, asomándose desde la cocina.
El estómago de Jeno gruñó. Se acercó hasta su madre, le dió un beso en la frente.

—¡ah! Me muero de hambre. —Dijo dramáticamente y su madre río.
Jeno subio a su habitación después de eso.
Había sido un día escolar bastante aburrido y tenía muchas ganas de deshacerse de su uniforme y ponerse algo cómodo.

Cuando Jeno bajó nuevamente, su mamá ya estaba terminando de preparar esas apetitosas hamburguesas, mientras su padre preparaba algo para beber.

—Jeno, pon la mesa, Mi vida. —Dijo su madre y el asintió e hizo caso.
Comienzo a colocar unos tapetes de plástico y vasos en la mesa que se encontraba dentro de la cocina.

  HΛDӨ  |  ɴᴏᴍɪɴWo Geschichten leben. Entdecke jetzt