-¿Auch?- dije con burla.

-A veces eres una experta en ocultar tus sentimientos, lastimas que no siempre- comento.

-¿Gracias?- volví a decir.

Sonrió por mi intento de contestación al instante que se levantaba de su trono y se colocaba frente a la ventana que nos daba la vista de los primeros rayos de luz que se podrían apreciar, Miles me había sacado a la rastra de la habitación de invitados al mismo tiempo que pedía más de diez medicamentos para sacarme el dolor de cabeza que reinaba dentro de mi cuerpo.

-Te destruyes por un hombre que en este momento tiene que estar pensando en que tipo de color quiere su traje de bodas- susurro sin apartar la mirada del amanecer.

-Te dejaste dominar por una mujer cuando estaba claro que tu mandaban en esa situación, que su destino estaba claro pero luchaste contra eso y ganaste, Mac está con vida de milagro y todo porque te sacrificaste por su bienestar- contraataque con cinismo.

Escuche la pequeña risa de la nombrada al momento que entraba por las puertas del comedor, los muy egocéntricos tenían una mansión de reyes consiguiendo que todo pareciera de la realeza que se muestra en las películas fantásticas.

Observé cómo sus rizos rojizos revoloteaban en sus hombros por su corte de cabello, luego de la fatídica noche desaparecieron del radar de más de veinte mil mafiosos mientras montaban una escena bastante realista para dejar en claro que habían muerto, desde ese instante se instalaron en Rusia para que tiempo después salieran en todas las noticias comunicando que se casaban y así lograron acabar con el padre de Mac, el muy patético quiso atacarlos sin saber que Thompson lo estaba esperando, Miles lo acribillo como un maldito psicópata logrando que su hombre fuera el más respetado en el mundo.

Luego de esa masacre comenzó a meterse en el mundo criminal utilizando la droga de su amada mujer que fue la que llevó los negocios junto con su marido.

Dos personas insanas que aprendieron a amarse de la manera más convincente que encontraron sin restringir sus demonios y lograr dominar los tormentos del otro.

De pronto el comentario de Miles volvió a mi mente marcando como hablo sobre que Alexander se preparaba para su boda, giré mi cabeza hacía él hombre que ignoraba su alrededor queriendo mostrar un aire despreocupado pero le molestaba mucho el hecho de que estuvieran utilizando sus drogas en cosas más ilegales que el mismo.

Era bastante irónico saber que le preocupaba algo que no fuera su mujer.

-Retrocede unos cinco minutos- le pedí con la vista fija en la charola que Mac tenía en sus manos.

En ella residía una botella de vodka que estaba lista para ser servida en los diferentes vasos que había traído Mac pero antes de siquiera lograr poner mis manos encima del pequeño pico Miles actúo con velocidad quitando de mi alcance mi deseado licor que fue también arrebatado de las manos de su esposa que quedó petrificada por la fuerza que había empleado en el movimiento.

Sin verlo venir Miles colocó la botella lejos de mí alcance  al momento que la dejaba sobre un estante el cual me hacía la tarea mucho más complicada, resople al instante que veía como Thompson iba caminando hacía Mac que sin previo aviso lo abrazó con fuerza mientras él le susurraba palabras tranquilizadoras, no entendía porque había actuado de esa manera en ese preciso lugar pero la historia de su vida pasada me hizo recordar el miedo terrorífico que ella sentía por las personas violetas, su padre había sido un mal nacido que jugó con su mente mientras le hacía daño de las maneras más inexplicable que pudieras imaginar.

Ambos hablaron en susurros mientras sonreían y reían entre ellos sin dejar que mi presencia les incomodara, en cuestión de minutos volvieron alrededor de la mesa con una sonrisa radiante en los rostros, observaron hacía mi mientras se sentaban en la mesa a la vez que una mujer mayor se acercó a nosotros dejando diferentes bandejas de comida sobre la madera al mismos tiempo que nos saludaba con amabilidad.

Observé cómo en completo silencio la sirvienta salió por las puertas de la gran sala a su vez que un hombre de negro traspasaba la entrada con la vista fija en el tipo que coronaba la mesa, vi el momento exacto cuando le dio unos informes en sus manos mientras le susurraba en el oído, Mac en cambio estaba de lo más relajada mientras comía lo que se había servido hace unos segundo atrás.

De pronto Miles se levantó de su asiento a la vez que pasaba por detrás de Mac para luego besarle la cabeza sin quitar su mirada de mí, podía notar la ira que estaba a punto de explotar en sus orbes pero la situación era que no quería que su mujer lo viera en ese estado, no recordaba mucho de él pero me sigue sorprendido todo lo que ha cambiado desde que McKayla entró en su vida, tiempo antes de que el estuviera con su esposa no le importaba si tenía que masacrar un continente ni muchos menos se fijaba en quien estaba a su alrededor cuando explotaba en cólera.

Lo vi cómo se encaminó hacía mí a la vez que me hacía levantar aparentando normalidad pero antes de siquiera caminar unos metros Mac hablo en tono mandatario que logró dejarme helada.

-No tienes porque ocultar tus estados de ánimo de mí Miles, estoy harta que te escondas en los rincones cómo un niño pequeño por no querer dejar que te vea simplemente por mi pasado- explicó levantándose de la mesa logrando que todo se moviera por su brusco empujé cuándo se impulsó

Miles se giró sobre sus talones al mismo tiempo que hacía crujir su cuello con tranquilidad, caminó hacía su mujer mientras me arrastraba con velocidad, cuándo estuvo frente a ella habló.

-La idiota de tu amiga finge estar muerta- ladró cómo si fuera algo horrible.

Mac me observó con burla al instante que quiso dar a conocer su pensamiento pero Thompson no lo permitió.

-Su padre con otro hijo de puta han estado jugando con tu suero, lo han modificado de tal manera que hay más personas muertas que peones de los cuales ser aliado, nuestro maldito experimento no tenía la función de dormirte o siquiera llegar a lastimar a alguien, simplemente es un medicamento que te ayuda en cuestiones medicinales carajo- gritó colérico.

Su mujer se quedó callada por unos instantes al momento que asentía a la información qué su marido le había largado con tanta facilidad, sin poder creerlo me escuché formular una pregunta.

-¿Qué hace en verdad su suero?- pregunté bastante desorientada.

Ambos giraron la cabeza hacía mi con un gesto ofensivo en sus rostros a la vez que colocaban sus manos sobre su pecho de forma teatral, quise reírme en sus caras pero no me dieron el tiempo necesario que necesitaba.

-El Suero PH2 es una mezcla de medicinas que logran difundir el dolor que el usuario siente, fue bastante difícil conseguir que una droga fuera al cuerpo de manera positiva pero lo logramos, sabíamos el riesgo que corríamos pero no nos dejamos vencer ante las dudas ya que estamos resguardos por el estado, es muy peligroso usarlo en otras condiciones que no sean medicinales- explicó Mac con una sonrisa mientras disimulaba el enojo de su marido.

Antes de que pudiera decir algo sentí como un hombre me retenía por detrás mientras colocaba un cuchillo sobre mi cuello y con su otro brazo me sostenía las manos, observé como Miles con su esposa miraban la escena con el ojo crítico que ambos compartían, les sonreí al momento que golpeaban al idiota con mi cabeza cuando la balanceaba hacía atrás logrando que me soltara de pronto consiguiendo que cayera sobre mis rodillas, en cuestión de segundos me giré sobre mi eje a la vez que me erguía.

El tipo me observó con horror mientras de mí recibía una sonrisa desquiciante, me pasé los dedos por mi cuello al momento que sentía un ardor incontrolable, baje mi cabeza a la vez que observaba la sangre que cubrió el pulgar y índice, en la misma posición levanté la mirada para examinar cómo el hombre alzaba el cuchillo que sin explicación había pasado por mi cuello.

-Buen corte- opine.

Lo vi querer correr lejos de mi pero las puertas de la sala se cerraron de golpe dejándolo acorralado contra la entrada que estaba bloqueada, podía observar cómo temblaba con las lágrimas pasando por sus mejillas buscando la manera de zafarse , mis instintos trataban moverme para matarlo pero en mi mente aparecía Alex con su sonrisita floja logrando que me quedará en mi lugar y no me moviera.

-Detuviste tus instintos y eso quiere decir que el suero se está debilitando de tu sistema- comento Miles.

-¿No soy un monstruo?- interrogue con las lágrimas saliendo

-Nunca lo fuiste- respondió Nicolás entrando por las puertas dejando al pobre hombre salir corriendo.

El Adiós Dorado 1LWhere stories live. Discover now