Félix escuchó esas palabras y simplemente sonrió, cruzándose de brazos, sintiendo algo en su hombro. Al voltear, vio a Alessandro, quien le ofrecía una sonrisa de gratitud. Sin embargo, Félix no mostró ninguna expresión y miró hacia la espalda de Alessandro, donde yacía una guitarra rota. Dio un suspiro ante la vista.

—¿Ellos hicieron eso?. —Preguntó Félix.

Alessandro parecía confundido por la pregunta. —¿Eh?. —Respondió hasta que entendió a qué se refería. —¡No! No, no. Fui yo quien lo rompió.

Los dos comenzaron a caminar, observando cómo la gente iba de un lado a otro, aparentemente ajena a la pelea que acababa de ocurrir. Pasaron por el mercado ubicado en el centro del pueblo, observando a su alrededor.

—¿Puedo saber por qué te estaban siguiendo?. —Preguntó Félix, curioso por la situación.

—Bueno... ¿Sabes qué es esto?. —Preguntó Alessandro, sacando un sobre con una mariposa dibujada en la parte que se abría.

Félix no vio nada fuera de lo común en eso y simplemente negó con la cabeza. —No tengo ni idea... Solo parece una carta.

Alessandro se detuvo en medio de la multitud, soltando un profundo suspiro antes de tomar a Félix del brazo y guiarlo hacia un callejón. Félix estaba desconcertado y sorprendido por igual, pero Alessandro notó su expresión confundida y decidió explicar.

—No es solo una carta. —Dijo Alessandro. —Se dice que aquellos que poseen una carta de la realeza podrían acceder a parte de su fortuna.

Félix no comprendía del todo y levantó la vista hacia el cielo, ladeando la cabeza con perplejidad.

—¿Pero para qué querrían eso las personas?. —Preguntó.

—Para mejorar su situación... Si esos chicos hubieran tomado la carta, podrían haber intentado acceder al reino de la princesa Diana. ¿Entiendes?

—Un poco... —Respondió Félix, aunque su expresión revelaba lo contrario. Luego se enderezó y miró fijamente a Alessandro. —¿Y tú también recibiste una carta?

—¿También?. —Repitió Alessandro, sorprendido. —Eso significa que... ¿Vas a ir a la fiesta de primavera?

—Sí, solías saber que soy de la realeza... o lo era, en el pasado... —Susurró Félix, mirando a Alessandro.

—Todavía lo eres... Bueno, debo irme. Tengo que encontrar un tutor. —Dijo Alessandro, desviando el tema abruptamente.

—¿Cómo te fue?. —Preguntó el hermano mayor.

—Pues... Me encontré con Alessandro y estaba en problemas. Pero lo ayudé. —usurró Félix, bostezando. —Bien, hermano. No te molesto más... Iré a mi cuarto.

—Me parece perfecto. Procura mantener tu cuarto limpio. —Dijo su hermano, volviendo a sumergirse en su libro.

—Claro, hermano. —Respondió Félix en un susurro, retirándose del lugar.

Una vez que Félix se retiró, Alexis cerró el libro y pasó la página. Mientras tanto, Alessandro caminaba por las calles del pueblo, observando detenidamente a las personas que pasaban. Sin embargo, en un descuido, chocó con alguien y cayó de espaldas. Cuando intentó mirar el rostro de la persona, solo pudo distinguir una silueta debido al sol que brillaba detrás de ella, impidiéndole ver con claridad.

Stray Kids I: RoyaltyWhere stories live. Discover now