Ferdinand - Amor de toros (Pausado)

Capítulo 3: Después de tres años

Después de que Ferdinand escapara, la casa del toro ya no era lo mismo al menos para Penélope pues ella estaba entrando en una crisis en su mente, pensando si tomo la decisión correcta en haberse quedado en el rancho o era mejor a ver escapado con Ferdinand, sea lo que sea estaba triste de que esa fuera la última vez que vería a su mejor amigo que no la trataba como una ternera delicada y a la cual tenían que proteger.

Pero no había vuelta atrás tenía que seguir adelante y se alegraba de que los chicos la animarán cuando estaba desanimada o bueno lo intentaban, pero se le agradecía de todos modos aunque a veces no dejaban de ser un dolor de cuernos.

Después de tres años en los cuales muchas cosas habían cambiando entre ellos por supuesto era que aquellos jóvenes toros habían dejado de ser terneros para comenzado su entrenamiento para poder ser elegidos y enfrentarse al matador en la plaza, mientras que nuestra protagonista se había vuelto una hermosa joven vaca que el mismo dueño había tomado la decisión de ella aparte de ser un vaca de reproducción que también se a una vaca de concurso, también durante ese tiempo Penélope se había hecho amiga de la cabra calmante Lupe y de tres hermanos erizos.

La competición de los toros por llamar la atención de la hembra y cortejarla creció más como era de esperarse, pero a Penélope simplemente no estaba interesada y prefería mantenerse alejada, ya sea pastando en el campo que debes en cuando era llevada por los humanos o simplemente trataba de ocupar su mente en otras cosas, entre ellas no dejaba de pensar en su amigo Ferdinand en donde podría estar.

También no hace mucho tiempo habían llegado al rancho otros dos toros que al menos respetaban más a Penélope dándole su lugar y por eso podía tener agradables charlas con ellos, bueno a excepción de Máquina pero bueno al menos la escuchaba. 

Volviendo a la actualidad Penélope se encontraba en el corral trasero acostada al lado del molino de viento.

—«Espero que estés bien Ferd, donde quieras que estés» —pensaba la vaquilla.

—Hola hermosa —Guapo llego coquetamente. 

—¿Qué quieres Guapo? —pregunto un poco irritada Penélope ya que sabia para donde iba esto. 

—¿Qué no puedo saludar a la hermosa vaca de este lugar? —dijo con su típica sonrisa.

—Guapo, soy la única vaca de este lugar —Penélope dijo rodando los ojos.

—Oh cier-to... —Guapo se pone nervioso tal obviedad. 

—¿Entonces a que viniste? —pregunto la novilla.

—Eh bueno... me preguntaba si querias verme entrenar y disfrutar del espectáculo —dijo con una sonrisa.

 —No gracias Guapo, sabes que no me gusta ser espectadora de nadie y las corridas de toros —dijo sin rodeos la hembra.

—Bueno tu te lo pierdes —finalizo Guapo para irse del lugar.

Cuando el toro desapareció de la vista de la novilla, esta soltó un suspiro de frustración ya que esto era su pan de todos los días, pero se animó un poco cuando vio a uno de los humanos llamándola para llevarla a pastar al prado que se encontraba al lado.

—Mejor me voy a pastar un rato —camino hacia el hombre que le coloco una cuerda al rededor del cuello y la llevo al prado.

Pov~ Penélope

El humano me ato a un árbol y  me puse a pastar tranquila, hasta que me cansé, así que me coste a la sombra del árbol, últimamente me he cansado de la misma rutina de siempre,  levantarme, salir a merodear por corrales con la esperanza de que algo cambiara esta vez, observar de lejos a los chicos entrenando, soportando sus intentos de impresionarme y más cuando me tratan de la vaquilla indefensa, pero les he demostrado lo contrario, que soy capaz de defenderse en más de una ocasión, pero parece que no entienden razones, en fin machos. Y ya por ultimo de mi rutina es que me saquen a pastar y me vuelvan a meter al corral.