Capítulo III

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Maca

¿Qué si el beso que me dio la Rubí me sorprendió? Pues si ¿Qué si su beso llega a cambiarlo todo? También creo que la respuesta es un si ¿Qué si me desagradó que me besara? Un rotundo no contesta esa pregunta porque aunque me lo he negado por semanas yo anhelaba este beso tanto como parece que lo quería ella.

Las ansias con las que su boca buscó la mía, la delicadeza con que su lengua tímida pidió permiso para conectarse con la mía, la dulzura y la sedosidad de sus labios, su ternura mezclada con nervios, todo absolutamente todo me hace pensar que ella también estaba hace tiempo conteniendo estas ganas que acabarían por volvernos locas y aunque en un momento me asusté y quise detener todo cuando vi sus ojitos temerosos pero llenos de sentimientos no pude sino retomar ese beso que me voló la cabeza y despertó de nuevo a la Macarena llena de vida, llena de ganas de querer bonito a alguien.

A veces pienso que el destino decidió ponerme en este lugar para guiar mi camino y hacerlo coincidir con el de la Rubí para que ella me mostrase que no todas las personas mienten, que el cariño verdadero y sincero prevalece por sobre el fingido y dañino porque si pienso en lo anímicamente mal que estaba cuando llegué a París y en cómo me siento actualmente la diferencia se mide entre el cielo y la tierra y todo es gracias a ella, a esta mujer que está a mi lado soltando un suspiro de alivio cuando la noria se detiene en la parte baja y sus pies tocan tierra firme otra vez

–¿Miedo superado? –pregunté mientras le ofrecía mi mano para ayudarla a bajar

Ella arrugó la nariz, torció su labio superior de manera oblicua y asintió tímidamente con un gesto de cabeza, esa simple expresión no verbal de su parte bastó para despertar una ternura desbordante en mí, supe de inmediato que seguía asustada por la altura y quizás porque al igual que yo tampoco sabía cómo afrontar los siguientes minutos luego del beso pero aun cuando su temor y el mío amenazaban con levantar una barrera entre ambas no lo permití y la atraje hasta mi cuerpo en un abrazo cálido y tranquilizador que ella respondió sin titubeos

–Me gustas –resopló sin más con su cabeza apostada en mi pecho –me gustas mucho

El cielo aun lucía fulgurante por las luces y sonidos de los últimos fuegos artificiales, los escasos dos grados de temperatura que nos regala la invernal noche parisina calan hasta los huesos pero en mi caso nada de eso importa porque el calor de su anatomía y de su revelación abrigan mi cuerpo y mi alma.

Ante sus palabras mi corazón se aceleró como no recuerdo antes, sé que es malo comparar pero creo que ni siquiera cuando la Cote me dijo que supuestamente yo le gustaba sentí la emoción que siento ahora, puede que tenga relación con que el corazón no se equivoca aunque nuestra mente a veces sea terca e intente engañarlo y en el fondo mi corazón sabía que la Cote no me quería en serio, al menos no como yo quería que me quisiese en cambio lo de la Rubí es real, es verdadero y mi corazón lo sabe por eso se alborota al compás de su confesión.

No sé si responder o no a sus palabras porque he de admitir que aún sigo asustada y más que por mí por ella porque si de algo estoy completamente segura es de que no quiero lastimarla nunca. No sé si revelarle que ella también me gusta sin haberle dado nunca ante una señal clara porque no me gustaría que piense que estoy haciendo esto para huir de mi pasado pero también sé que no responder a su confesión le hará pensar que no es correspondida cuando lo es plenamente, más allá de todo eso no puedo permitirme relegar al rincón del olvido un detalle que en realidad altera todo, solo me quedan dos meses aquí, solo 60 días de los 180 iniciales

–No quiero que pienses que te digo esto buscando que las cosas cambien entre nosotras –se atrevió a romper nuevamente el silencio apartándose de mi abrazo –yo sé que sigues ena...

180 días "para olvidar o para amar"Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ