⭐️ capítulo único ⭐️

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that's all I ask of you, honey

Ningún amante había puesto antes nervioso a Lee Jeno.

Desde que tenía dieciocho, el rango de sus relaciones íntimas era bastante amplio, teniendo su cumbre a mediados de sus veinte. No se llamaría a sí mismo un coleccionista, pero sí que acumulaba nombres en una lista que con el tiempo se iba quedando en el olvido. En diez años, ninguno de sus amantes se convirtió en algo más que eso, en simples aventuras que se disipaban antes de que se tornasen en un conflicto más en su vida personal.

Era siempre por elección propia, y una condición específica para amanecer entre sus sábanas. Gracias a ello, ningún amante en todo ese tiempo se había convertido en un problema mayor para Lee Jeno.

Pero ningún amante había sido Na Jaemin.

Y es que Jaemin no era ni siquiera un amante, era su mejor amigo, "el hermano que nunca tuvo", dirían sus allegados. Habían crecido juntos, estudiado en la misma universidad, graduado el mismo año y seguido en contacto pese a que sus vidas tomaron rumbos diferentes. Jaemin había construido un matrimonio con su novio de la universidad, y Jeno seguía amando al mismo hombre del que se enamoró siendo un adolescente, mientras de cama en cama luchaba por borrarlo de su corazón.

La sala de su departamento, aunque amplia, lo estaba sofocando en ese preciso instante, una mezcla de emociones se acumuló en su pecho y en su cabeza. Se sentía mareado, ¿cómo no estarlo cuando Jaemin había acudido a él con el corazón roto y una propuesta que lo dejó sin habla?

Tantas veces se había plantado en la corte, voraz como un depredador frente a una jaula repleta de presas vulnerables. Na Jaemin tenía el poder de reducirlo a una de esas presas cada que estaba ante su presencia.

— ¿Eres mi mejor amigo, no es así?

El tono de Jaemin era severo, no con él, sino consigo mismo. Jeno quería pensar que no se odiaría a sí mismo por ello, pero sabe que Jaemin sí.

—Jaem, no se trata de eso...

Jaemin soltó una risa para nada genuina, ofendido por la evidente negativa de su amigo.

—Olvídalo, no sé por qué vine aquí.

—Espera, no te pongas así —Jeno lo detuvo antes de que pudiera huir—. Primero escúchame...

Jaemin se sentó de nuevo en el sofá de mala gana, los ojos le brillaban por las lágrimas que estaba reteniendo y Jeno sabía muy bien el coraje que cargaba consigo mismo. Jaemin había acudido a él como tantas veces lo había deseado, por tantos años, en miles de fantasías que soñaba tanto despierto como dormido.

— ¿Qué quieres que escuche, Jeno? Es tan simple como decir sí o no.

—No lo es.

— ¿Ah no? —Jaemin le miró con los ojos afilados, las lágrimas cayeron por sus mejillas, pero su expresión enfadada no se desvaneció—. No me vengas a decir que es difícil para ti porque no sabes lo humillante que esto es para mí. No me hables de dignidad, no cuando yo estoy pisoteando la mía. Y tampoco me mires así, que no vine a que sintieras lástima por mí.

—No es así, Jaemin, te lo prometo —Jeno trató de reconfortarlo, pero nada podría aplacarlo más que un sí de su parte.

— ¿Entonces...? ¿Qué condiciones me vas a poner a mí? Solo dímelas, que estoy listo para aceptarlas.

Jeno no deseaba más que decir que sí a su propuesta, Jaemin estaba frente a él ofreciéndose en bandeja de plata como siempre lo había soñado; sin embargo, no era tan sencillo. Nunca lo sería. Había muchas repercusiones en cualquier decisión que tomara. Si se negaba, habría hecho enfadar a Jaemin en vano y este terminaría por odiarlo; si aceptaba, sus veinte años de amistad también se irían por la borda; en cualquier caso, las cosas no volverían a ser iguales, y Jeno odiaba aquella idea.

Take a Chance On Me | nominWhere stories live. Discover now