-Pero que no es una cita. - Refutó la pelinegra moviendo su larga cabellera de un hombro a otro. - Solo nos estamos conociendo. -

-Las citas son para conocerse Andrea o para qué otra cosa te crees que son? - Amelia se echó a reír. - ¿Quién fue la de la idea? - Preguntó con picardía.

-De ella evidentemente, no soy tan valiente. - Se encorvó en su silla.

-Has dicho que sí, eso ya es de ser valientes. - Volvió a apoyar los codos en el escritorio para que Andrea la viera a la cara. - Tú relájate, es solo un almuerzo y si descubres que no te sientes a gusto pues te vas y ya está. -

-Me gusta mucho, Amelia. -

-Por chat todas son encantadoras, cari. -

-¿Esta eres tu dándome ánimos? - Se quejó Andrea con burla.

Amelia se rió de nuevo. - Yo te doy ánimos claro que sí, pero tú tómatelo con calma que esto de primero en lesbianismo pega fuerte. -

-Ay por Dios. - Andrea se tapó la cara entre risas. - Mira mejor me voy a ir ya. - Se levantó tomando sus cosas.

Amelia la miraba entre risas. - Vale, que te vaya bien y ya me contarás si hubo postre. - Se mordió la lengua sonriendo con picardía.

Andrea no le entendió. - Hombre yo digo que si habrá. - Pensando inocentemente en el almuerzo.

-¿Ah sí? Pues ya me dirás si te gustó probarle la cereza. - Se carcajeó viendo como la cara de Andrea pasaba de la confusión a la vergüenza.

-¡Serás cabrona! -

Amelia se partía de la risa. - Oye que por cierto, no me has enseñado ni una foto a ver qué tal es la chica. -

-Ya te voy a mostrar algo a ti, cabrona eres, ¡me voy! - Iba de camino a la puerta de la oficina de su jefa.

-Me traes algo dulce de postre a mí también, ¡pero no cereza! - Gritó tras la chica riéndose a carcajada pura. Una vez que se calmó agarró su teléfono y así revisar las notificaciones que durante toda la mañana no había mirado, la mayoría era de números desconocidos lo cual suscitó una sonrisa ladina en la morena, estaba escogiendo a que ligue responderle primero cuando al bajar un poco más encontró una notificación de Luisita, sin dudarlo abrió la conversación con la rubia y frunció el ceño leyendo, Almorzamos hoy? Necesito hablar. Amelia se alertó porque ese tipo de mensajes solo podías significar una cosa.

Así que en lugar de responder la llamó directamente. - Hola guapa. - Respondió la rubia al tercer tono. - ¿Qué tal la mañana? -

-¿Qué te ha dicho o qué te ha hecho? - Preguntó directamente con el ceño fruncido.

- Pero bueno tu no me habías dicho que estarías ocupada? - Luisita soltó una risita

-¡Luisita! ¿Qué te ha hecho el idiota? -

- Cálmate, no me ha hecho nada. - Respondió con calma.

Amelia se sentó recta. - ¿Entonces? -

-Entonces qué? Acaso no puedo necesitar hablar con mi mejor amiga o qué? Sobre todo ahora que últimamente estás más solicitada que de costumbre. -

Amelia puso los ojos en blanco. - Dime una vez que te haya dejado de lado rubia tonta, atrévete y verás. -

Luisita se echó a reír. - Hija pero no te ofusques, solo digo que almorcemos y hablemos un rato, nada más. -

Amelia se relajó de nuevo en la silla. - Es que no puedo, estoy hasta arriba de cosas que hacer para hoy. -

-¿Cenamos entonces? - Sugirió.

Bandolera Where stories live. Discover now