Sidra - Capítulo Único

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El retorno al dormitorio fue horrible. Estaba frustrado, al igual que los demás, incluso alguien como Epel parecía molesto, era como si todos sus esfuerzos hubieran flaqueado. El enojo sobre Rook por parte de los demás era un poco evidente, pero incluso por su parte tenía algún tipo de agradecimiento al rubio, gracias a él no que terminó asesinando a alguien.

—¿Qué pasó con tu triunfo? —Un brazo le tomó al entrar a su alcoba, el cual rápidamente lo apresó—

Vil se quedó estático en medio de la oscuridad, acostumbrándose al ambiente. Reconocía aquella áspera y gruesa voz, al igual que el cálido tacto que rodeaba su cadera y muslos.

—Está bien si no deseas explicarlo —un beso en la frente prosiguió a otro en la cien, las mejillas y la comisura de sus labios— todo a su tiempo, querido.

—Soy un perdedor, igual que tu —aquel comentario le ganó una mordida en el cuello, por encima de la ropa— somos una pareja perfecta. Tal vez ahora tus padres me puedan aceptar así.

Leona gruñó de molestia cerca de su oído, haciendo temblar al rubio. Esa horrible platica lo tenía harto y eso que sólo la tomaron un par de veces.

—¿Quieres quedarte aquí? Ó ¿Prefieres ir conmigo a Savanaclaw?, te daré mi opinión, aunque no me la pediste, sería bueno que puedas distraerte al menos por lo que resta del día de hoy.

Vil se despegó del cuerpo ajeno, empujando un poco, logrando exaltar aún más al mayor. Rápidamente encendió la luz de la habitación y comenzó a buscar una pequeña bolsa en su armario.

—¿Vas a llevar tus preciadas cremas, enserio? —Leona se burló, ganándose un golpe de un tacón rojo, el cual voló desde el armario—.

—¿Puedo quedarme un par de noches contigo, verdad? —Vil preguntó al tiempo que salía con una bolsa tejida bajo el brazo— no quiero estar aquí, al menos no por unos días, haré mis deberes como prefecto obviamente.

—Pensé que aquella bolsa era horrorosa para tu preciado gusto.

Vil soltó una leve risita, ambos recordaban aquel día. Ambos bajaron al pueblo, Leona le prometió una cita el día de su cumpleaños. Fueron a una tienda de ropa, donde Leona vio aquella bolsa bandolera tejida, en color caqui, con decoraciones negras en listón, y aunque al menor le parecía horrible, la usaba regularmente, sobre todo cuando se encontraba a su lado.

Comenzaron a salir sin darse realmente cuenta, el primer beso de Vil en la vida real fue Leona, aunque fue un beso robado. En su segundo año vio reprobar al mayor, quien además fue inscrito un año después de lo establecido, todo esto luego de que el se negara a seguir estudiando en casa, encontrando un escape a su hermano, sobrino y padres.

Sus vidas fueron totalmente diferentes, como que él no tenía opción para entrar a la escuela y que su padre no le exigíera tanto al menos directamente, pero no podía fallarle. Mucho menos ahora que tenía a la imponente familia Kingscholar viéndole y debatiendo que tan buen partido sería para su preciado hijo menor.

—Leona, vámonos —Vil le jalo del brazo, guiándo al mayor a la salir de la alcoba—.

Ambos caminaron por los pasillos, con Vil al mando. Todos los estudiantes estaban en sus respectivas habitaciones, salvo algunos que debían estar estudiando en la sala común, la cual se encontraba un poco alejada del pasillo.

Al llegar a la sala de los espejos se encontraron con Epel, quien también salió de Pomefiore y ni siquiera noto la presencia ajena, tal vez iría a pasar la noche con el dúo de patatas de Heartslabyul. Aunque Deuce no parecía ser una mala influencia, tan solo era demasiado inocente, a comparación del pelirrojo.

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⏰ Last updated: Jul 16, 2022 ⏰

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Sidra - Leona Kingscholar/Vil Schoenheit Where stories live. Discover now