"la diferencia entre una buena pintura y una excelente son los trazos arriesgados que hacemos sin miedo a arruinar el lienzo en el que trabajamos"
🌈🕯️ Capítulo único 🕯️🌈
"el color de la esperanza"//spartor
En el 23 de abril fue el día en que todo comenzó han pasado los años, pero la memoria de aquel día sigue fresca, como si apenas lo hubiera vivido hace apenas unos meses...
Ese día iba de regreso a mi casa en una vieja bicicleta desteñida. Estaba absorto
En mis propios pensamientos hasta que alguien me tocó el hombro con una mano fría, yo me sobresale y sin pesarlo comencé a pedalear a todo lo que podía.
"¡espera!" dijo entre gritos y jadeos combinado por la aceleración que le producía su cuerpo correr tras de mi.
No paré. Seguí así asta llegar a mi casa. Pensé que hasta ahí acabaría todo, sin embargo, al día siguiente, alguien estaba esperandome en un pasillo. Lo miré determinadamente. Era alto, más que yo. Sus cabellos cafés estaban hechos en nido de pájaros. Usaba una chaqueta con rayas azules y blancas Intercaladas.
Mire sus ojos, eran color azul rey. Supuse que era el chico de ayer, así que rápidamente me di la vuelta incómodado. Pero el me sostuvo el brazo.
--¿?que quieres?-pregunté con nerviosismo.
--Necesito que me ayudes a escribir una carta por favor Gonzalo-respondió aún agarrando mi brazo.
Esas frases fueron el inicio de todo. Su nombre era Sebastián, pero preferia que le llamaran musi, a regañadientes me quede al escuchar su historia.
Al parecer le gustaba un chico llamado Andrés, por eso le escribo una carta, me contó que se entero que yo era bueno en literatura, así que me leyó lo que redacto. No hace falta decir que tanto la estructura como la otorgrafia eran su completo desastre.
Se lo dije en la cara, al que me dio la razón y luego me pidió que yo escribíera la carta de su parte.
--!¿ Estas loco?! Las cartas se hacen por una razón, para demostrar.
tus sentimientos, prácticamente tu no existes dentro del texto si yo lo escribo po ti.
--claro que lo estaría, las firmas cuentan ¿no es cierto ?
No era el chico más inteligente que haya conocido hasta el momento. Siendo sinceros, no quería lidiar con eso, así que me negué rotundamente a escribirle esa carta y me fui a mis clases de matemáticas.
El era insistente, todos los días me perseguía por la calle mientras yo pedaleaba para ir más rápido. Creí que hací se detendría, pero no lo hizo. Todos los días era la misma rutina. Sebastián corriendo atrás de Gonzalo, el chico de la vieja bicicleta.
Una tarde, finalmente me rendí, frene en seco y di un largo suspiro, musi me alcanzó.
--te ayudaré en tu jodida carta, pero ya deja de seguirme.
--¿De verdad?¡Muchas gracias!
En la noche tome un papel en blanco y una pluma de tinta negra, empecé a escribir una breve presentación. Intenté ser coherente, tratar de parecerme a musi y no saltarme algún signo ortográfico. Ala mañana siguiente le entregue el papel al chico, quien lo leyó me sonrió,firmó la carta y camino hacia el casillero de Andrés.
Un día después, como siempre, cuando iba ala esquina de una calle, musi se apareció con una sonrisa.
--¡Respondió!-exclamó con una sonrisa mientras Caminaba al lado de mi bicicleta y yo.
--Qué bueno
--ayudame a escribir otra--suplico.
En un principio le reclame enojado el hecho de que sólo acepte escribir una sola carta, y volví a acelerar el paso, pero luego el me correteo y me convenció de leer lo que Andrés había escrito. No podía creer lo que estaba haciendo. Tomé el papel entre mis manos, note un dulce aroma a Dalias que estaba impregnado en la carta y comencé a leer...
