capitulo 2-Un ángel en el bosque de pinos

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Un ángel en el bosque de pinos

Seguía corriendo por el sombrío y húmedo bosque de pinos. Mi respiración era agitada. Mi vista empezaba a nublarse. Decido para por un momento para tomar una fuerte respiración. Ya llevaba casi diez minutos corriendo.

Coloco mi mano sobre el tronco de uno de los árboles, y comienzo a exhalar todo el aire, que había perdido en la huida.

-Mell

Mi cuerpo quedo paralizado.

-Mell

Mira por toda parte. Creí que me habían encontrado. Pero no.

A la distancia vi la silueta de alguien. Camine despacio e insegura. Mis ojos se abrieron como platos al notar quien me llamaba, era una chica. Tenía el cabello blanco, como la misma nieve, llevaba un vestido largo del mismo color, su piel era pálida. Lo que me asombro mas fue que flotaba un par de centímetros del suelo.

-¿Un fantasma?

Ella negó con la cabeza.

-¡Dios mío!, ¿estoy loca?-mi voz eran un hilo. Varia lágrimas salieron de mis ojos.

Ella me mira por un momento y se acerca hacia mí.

-No llores Mell, yo estoy aquí- su voz era serena y dulce.

La miro directamente a los ojos. Estos eran de distinto color. El derecho era de color ámbar y el izquierdo era negro.

-¿Tu quien eres?- le dije en un tono lleno confusión

-Soy tu amiga- dijo acariciándome la mejilla.

Su toque parecía bastante real. No podía ser un espectro o fantasma, ni mucho menos una alucinación mía.

-Mell, corre. Están llegando.

Sin más desapareció. Tenía que seguir corriendo o me atraparía. Ni siquiera lo note cuando unas fuertes manos rodearon mi cuello y estampó con mucha fuerza mi cuerpo contra el suelo.

-¿Nos harás la vida imposible o qué?

Mi respiración se volvió torpe. Encima de mí se encontraba Viel. Sus frías manos estaban sobre mi cuello.

-Su-suel…suéltame Viel- trataba de empujarle, pero era más fuerte.

-Claro, que no lo haré- Su voz sonaba fría, y comenzó a aumentar el agarre.

Sentí que el aire no llegaba a mis pulmones.

¡¿Voy a morir?!

¡No!

¡No quiero!

¡Que alguien me ayude!

¡Dios!

-Viel, suéltala

Por un momento sentí que me salvarían, pero me di cuenta que a su lado se encontraba Levy. Se veía aterrador, alto, con una postura demandante.

-¿Enserio?- le dice Viel en un tono lleno de hastió.

-Le haces daño- Levy señala sus manos sobre mi cuello.

Viel suelta mi cuello pero aun se mantiene sobre mí, evitando que escapara.

-Es hora de dormir, Mell.

Luego, todo se torno oscuro.

Luna de SangreWhere stories live. Discover now