Día Salvadoreño.

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POV'S LILITH.

El día de El Salvador había llegado, para ser honesta ellos decidieron hacer algo que a mi parecer era muy sencillo pero a ellos se les veía emocionados y eso me bastaba para saber que disfrutarían su día.

-Los montones de aserrín ya están listos –Me informaba un chico de servicio.

-Gracias.

-Esto va a estar buenísimo ­–Decía Joaquín quién por alguna extraña razón estaba ebrio.

-Como siga bebiendo así va quedar ahuevado ­–Comentó Rosa, una de las salvadoreñas.

-Manolo cuida de tu primo –Le pedí.

-Eso haré.

-¿Exactamente qué es esto? –Preguntó Paola mientras veía una canasta de comida

-Es papusa –Respondió la salvadoreña.

-Pues parecen gorditas y su "atol" parece esquites con atole.

­-Paola, cállate –La reprendí.

-Solo decía.

- Machete estate en tu vaina y mejor deja de estorbar –Le replicó Delmy.

Sin duda alguna los comentarios imprudentes de Paola solían causar discordia entre los latinos.

-Lilith –Mattheo llegó corriendo.

-¿Qué pasa?

-Es Azael, llamó.

-¿En serio?

-Sí, ahora mismo está con Tom y pidió que te habláramos.

Ni siquiera lo pensé y dejé lo que estaba haciendo para salir corriendo con él directo a la sala común, apenas entramos Tom me extendió el teléfono y lo tomé.

-¿Hola? –Pregunté un poco temerosa.

-Hola chaneke.

-¿Dónde estás?

-¿Ni siquiera un cómo estás?

-Azael...

-No te diré mi ubicación, pero estate tranquila que estoy en un lugar seguro.

-Te extraño.

-Y yo a ti pequeña.

-¿Por qué te fuiste sin despedirte?

-Porque de haberlo hecho no habría podido irme.

-¿Regresarás pronto?

-Eso no lo sé, por cierto, ¿Cómo está ella...?

-Te fuiste para superarla ¿Y preguntas por ella? ¿En serio?

-No será fácil si todas las noches cuando miro al cielo la recuerdo.

-La verdad no sé cómo está, no hemos hablado mucho.

-Lamento que esto te haya afectado, tú la conociste primero.

-Azael...

-No quiero ser yo quién te arrebate una buena amistad, porque no puedes negar que dejando de lado lo mío, tú y ella son buenas amigas ¿O me equivoco?

-No...

-Claro que no puedo obligarte a hablarle, pero si te pido que te quedes fuera de esto, mi mierda no tiene porqué caerte a ti también.

-Tienes un gran corazón, ¿Lo sabías?

-Está cosa solo late cuando de mi familia se trata –Lo escuché soltar un suspiro –Me tengo que ir, prométeme que estarás bien ¿Sí?

-¿Llamarás seguido?

-No puedo prometer algo que no sé si cumpliré.

-Está bien.

-Te quiero enana, no olvides.

-También te quiero greñudo.

Luego de algunos segundos escuché que colgó la llamada y yo despegué el teléfono de mi oreja.

-¿Ya estás más tranquila? –Me preguntó Tom cuando me senté a su lado.

-Sí, creo que escuchar su voz era lo que necesitaba para calmar mi ansiedad.

Hace unas cuantas noches había tenido un sueño horrible donde Azael había salido herido, durante un par de días las crisis nerviosas se apoderaron de mí ante la incertidumbre de saber el estado de mi hermano.

-Lilith, Manolo pregunta por ti en la puerta –Me avisó Mattheo.

-Cierto, la actividad está a punto de empezar, ¿Si irás verdad Tom?

-No lo sé.

-Oye, uno ya no vendrá, tienes que hacerlo –Le pedí en un puchero.

-Está bien, vayamos a esa cosa.

Se levantó conmigo y junto a Mattheo salimos con dirección al salón donde estaba planeada aquella actividad.

Para este día internacional los salvadoreños organizaron un concurso de tapetes, para esto debían inscribirse equipos de un mínimo de tres participantes, una vez hecho el registro se te proporcionaba a ti y a tu equipo bolsas de aserrín, sal, algunos colorantes y un cronometro.

La actividad consistía en hacer un tapete con lo que se les había proporcionado, así mismo debían hacerlo en el menor tiempo posible, de tal manera que los tapetes más bonitos y hechos en poco tiempo se llevarían de premio algunas artesanías hechas de barro negro, barro rojo y otras tantas con arte naif plasmado en ellas.

Lo que nadie se esperaba es que los latinos se iban a encargar de ponerles algunos obstáculos, ya que durante todo el rato la cumbia salvadoreña salía de los altavoces y si te negabas a bailar con un latino si te sacaba a bailar, este tendría el derecho de pisar o pasar la mano por el tapete arruinándolo un poco.

Fue así que las risas no se hicieron esperar cuando varios europeos trataban de seguir a sus parejas ya que lo latinos no les dieron tregua y bailaban como unos expertos.

Desafortunadamente mis dotes artísticas no eran los mejores y por eso el trabajo que me tocó fue teñir el aserrín y la sal con los colorantes, mientras que Tom dibujaba el diseño en nuestro espacio y Mattheo se encargaba de rellanarlo; habíamos decidido hacer un tapete con referencia a los lobos ya que nosotros solíamos decir que nuestra familia era una manada unida.

Pronto una salvadoreña se acercó a nosotros y sacó a Tom a bailar, Mattheo y yo moríamos de risa ya que nuestro hermano mayor era un fiasco para bailar cumbias.

Manolo también se acercó y obviamente acepté su invitación.

Luego de las distracciones logramos terminar, entregamos el cronometro, para luego ir a otra actividad pequeña, la cual consistía en hacer farolitos.

Al final del día losganadores fueron algunos franceses, alemanes y un equipo de Hufflepuff's.

La quinta Shelby.  Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora