𝙛𝙤𝙪𝙧. estallido.

Depuis le début
                                    

Destellos escarlatas iluminaban el mecanismo de los droides que se aproximaban en su dirección mientras disparaban sin cesar con la intención de eliminar su existencia, por ende ella creaba a su vez escudos que le brindaban la protección que necesitaba para sobrevivir. Además, un escuadrón de clones se encontraba a unos metros de distancia detrás de ella ayudándola con su labor de destruir al enemigo, estaba agradecida por eso en el interior.

En medio del calor de la batalla, y por primera vez en mucho tiempo, sentía que ser ella misma estaba bien, que ser una Hexe —como los ciudadanos la nombraban y cuyo significado desconocía en ese entonces— estaba resultando para bien; que su diferencia esta vez si funcionaba para algo más que causar problemas catastróficos  supuestamente por la maldición que llevaba consigo, aún cuando no conocía cuál era.

"Pietro, ¿estás bien?". Preguntó con preocupación a su hermano a través de su conciencia con el fin de obtener una respuesta positiva debido a su separación territorial. El tiempo transcurría y las tropas armadas incrementaban, debía estar atenta a su familia.

El mayor de los Maximoff, desde el otro lado de la batalla contraatacando con disparos o granadas a los droides, encendió el comunicador en su muñeca derecha—Estoy bien, uno de los Jedi está conmigo—Rea suspiró con cierta  tranquilidad al escuchar la voz de su hermano—Es divertido destrozar cosas con él, no parece temerle a nada. Empiezo a creer que está algo loco.

—¡Escuché eso!

—¡Es un halago, Juan!—Se excusó el de cabellos platinados con cierta gracia en el tono de su voz.

—¡Es Anakin!—Lo corrigió el Jedi mientras se escuchaba el típico y peculiar sonido del sable de luz destrozando objetos.

"Que bien se llevan". Se limitó a decir la castaña con una pequeña sonrisa divertida antes de enfocar al máximo su concentración en las tropas y tanques que se acercaban.

Una veloz silueta masculina de vestimentas en tonalidades blancas y beige se elevó por encima del suelo yendo a una increíble velocidad hasta el peligro, un destello azulado se podía divisar destrozando o rebanando por la mitad a la maquinaria andante de los separatistas y fue entonces cuando divisó al Jedi de nombre Obi-Wan. Sus movimientos eran coordinados, precisos y hasta se atrevería a decir que elegantes; el uso de la fuerza y lo que parecían ser estrategias tácticas a favor de su victoria eran impredecibles para Rea, pero a su vez impresionantes. Estaba fascinada.

Había escuchado múltiples historias de parte de sus figuras paternas y los residentes del lugar narrando con emoción su experiencia o perspectiva de la labor Jedi y la mayoría eran más que simples maravillas a sus oídos.

—¡Tenemos que lanzar estas cosas para deshacernos de las tropas!—El aviso a viva voz del habla de uno de los clones capturó su atención.

Rea, girando sobre sí misma y resguardando su vida detrás de una barricada observó la dirección en la que el dedo índice del clon de armadura blanca con líneas azules apuntaba: una enorme caja con lo que parecían ser unas municiones explosivas de tonalidades oscuras y en formas esféricas.

—¡El General se encuentra allí, no podemos ejecutar esa acción!

—Yo lo haré—Su inesperada presencia causó un sobresalto en los soldados, quienes a través de sus cascos la observaron con sorpresa—Ellos explotan y yo cuido de su General, pan comido.

𝐑𝐀𝐃𝐈𝐎𝐀𝐂𝐓𝐈𝐕𝐄¹, Obi-Wan KenobiOù les histoires vivent. Découvrez maintenant