¡PORRAS!

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MMMM que olorcito. Ahs quee rricoo!- Se imaginaba cada vez que su cerebro le recordaba su síndrome de abstinencia-. Lo peor-mejor era que elle había aprendido a hacerlos. Elle era adicte a los churros. Parecía increíble. Como cualquiera a su kebab, como cualquier a su bebida o humo; ella era fiel a sus churritos. Pero maldito o sagrado el día en que se dio cuenta. Su cuerpo le pedía churritos cada vez que le daba un bajón de energía.

¿Tampoco este tipo de droga es tan perjudicial? Yo sé que lo puedo controlar, yo sé...aunque a mi mente.... Buee y... ¿Qué más dá?- Se repetía por momentos.

Elle siguió su día a día. Pasaban semanas, meses... Supongo que ella habría aprendido a controlarlo. Lo dejaba solo para el finde como propósito.

Elle era muy active, se la pasaba arriba abajo. El deporte era su hobbit. Le gustaba correr, saltar, hacer sus ejercicios calisténicos aunque dolieran como su puta madre. Sus comidas eran normales, es decir hacía 4 comidas al día. Sin pisquear. Bebía aguita. Y nunca comía comida industrial. Aún así su metabolismo era lento y parecía que su esfuerzo era en vano pues su cuerpo no era el deseado. Lo que ella no sabía era que gozaba de vigorexia.

Nota del autor: Hasta aquí la historia. Like para más partes. Sólo quería exponer esta especie de adicción a los churros, cuya cura son los churros. Es broma, todo depende de tu alimentación. Es el cerebro el que se alimenta, no nosotres. Tu cuerpo necesita unos nutrientes y puede que solo con algunas comidas no se satisfazcan, por este motivo puede provocar adicciones de este tipo. 

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⏰ Last updated: Jul 09, 2022 ⏰

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CHURROS SIN CHOCOWhere stories live. Discover now