Maullidos de amor.

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Se llama Pansy — Le informo —. Es una chica muy lista, muy perceptiva. Aunque puede llegar a ser un poco arisca — Indignada por el comentario el felino se dió la vuelta para sacarle la lengua a su cuidadora — ¡Eso es a lo que me refiero! — El animal prefirió ignorar para continuar estudiando a la candidata que el mundo le había ofrecido, su curiosidad aumento hasta el punto en el que de un salto se montó sobre el hombro de la castaña — Parece que le agradas, algo muy extraño en ella — Comenzó a rellenar los papeles de adopción pues sabía que la mínima había tomado una decisión —, pero si tú conseguiste que el viejo Crookshanks se ablandará, seguro que puedes con ella.

Creo que Pansy y yo seremos muy buenas amigas — Aseguro. El felino acepto aquello, frotó su peluda cabeza contra la mejilla de la humana.

Unos minutos adicionales se tuvieron que quedar para terminar con el papeleo necesario. Cuando la castaña se terminó marchando de la tienda, con una bolsa encantada dónde guardaba todos los juguetes que a su nueva amiga había comprado, la anciana no pudo hacer más que suspirar, dejando escapar todo el nerviosismo que le había invadido, la inmensa loza que sobre sus hombros cargaba. De debajo del mostrador un pergamino saco, uno que contenía una inmensa lista con nombres y fechas, solo quedaba un nombre libre, un último por fecha agregar: Pansy P. 15 de noviembre del 2003.

Indescriptible felicidad de ver el trabajo de su vida finalizado, cada una de las chicas había conseguido su pareja. Ya podía pasar el mando de la tienda a alguien más.

[...]

¡Y este es tu nuevo hogar! — Excitación en su voz cuando abrió la puerta y dejó que el apartamento se hiciera visible, los pisos de madera clara en contraste con los muros de ladrillo oscuro, los muebles rojizos, desde el recibidor el departamento transpiraba el sentir de un hogar a cada paso que se daba.

Los finos sentidos de la gatita comenzaron a funcionar, con curiosidad observando olfatiando y escuchando. En cuanto la puerta volvió a ser cerrada salto del hombro de su dueña para poder comenzar a explorar. Sonrisa resplandeciente en los labios de la castaña al observar que la felina estaba emocionada por aventurarse en su departamento. Conciente de que casi todo estaba reforzado con magia y que pocas cosas conseguiría romper, la castaña directamente de fue hasta el pasillo que en teoría un estudio debería ser, un espacio perfecto para todos los juguetes y necesidades de la criatura.

Con ayuda de la magia el trabajo fue de lo más sencillo, consiguiendo en cosa de minutos, todos los muebles para el minino, sus juguetes y su cama quedaron perfectamente colocados.

Al volver a la sala en busca de su nueva compañera para poderle mostrar el resto de la casa, no pudo evitar casi romper a llorar producto de la risa pues, sobre una de las aspas del ventilador de techo, ahí estaba Pansy durmiendo.

Los siguientes días una tónica similar tendrían. La minina se encargaría de explorar cada parte del departamento posible, por momentos siguiendo a la castaña ahí donde está fuera, esperando pacientemente frente a la puerta en los días donde su dueña tenía que trabajar, se había dado cuenta de lo mucho que la humana disfrutaba el verle como primera cosa cuando llega al departamento.

Hermione estaba agradecida de la decisión que había tomado, esa peluda amiguita le hacía los días más sencillos, aun cuando le despertaba a media noche los fines de semana solo para que le diera su cena tardía.

Una tarde de sábado dónde amabas féminas se encontraban en el balcón viendo el viento soplar y escuchando la gente a lo lejos andar. Haciendo ambiente, de fondo, música de mediados del siglo XX se escuchaba. La castaña estaba plácidamente sentada en su mecedora mientras solo se.dejaba llevar por el viento, un día sin preocupaciones.

Pansmione [One-Shots].Where stories live. Discover now