─No pretendo que trabaje exclusivamente para mí, solo que no trabaje con Emilio, él es un maldito ─ le digo.

─Lo es y por eso acabaré con él ─ dice ella con una pequeña sonrisa.

Se suponen que no me debes agradar Fierecilla, no hagas eso

─Si necesita alguna ayuda para poder arruinarlo aún más, me avisa, con gusto le ayudo ─le digo.

─Lo tendré en cuenta ─ acepta ─ pero a lo nuestro, ¿cuántos restaurantes son? ─

─12─

Ella me hace más preguntas sobre los restaurantes, donde están, él nivel de cada uno, esto es, si los restaurantes son de alta cocina o si tienen estrellas Michelin.

Le cuento de cada uno de ellos y los chefs que trabajan en cada uno, se los voy mencionando de los que tienen menos estrellas hasta la cima, ella solo escucha atenta en silencio mientras sigue cenando y dándole uno que otro trago a su cerveza,, sus movimientos son suaves, delicados y elegantes, pero no cómo si se estuviera esforzando para que lo fuera, si no algo completamente natural para ella.

También, mientras le hablo de los chefs, ella no dice nada de ninguno, su expresión tampoco cambia, se ha mantenido inexpresiva todo el tiempo, lo único que varía un poco, es él que el tintineo de la pulsera que tiene en su tobillo izquierdo ha cesado unas cuantas veces cuando he mencionado a alguno de los chefs, no tengo ni idea si eso es algo bueno o a ella no le agradan esos chefs o simplemente no saben quiénes son.

Espero que sean los segundo, porque sería un poco complicado que aceptara si no está dispuesta a trabajar con alguno de ellos, en todo caso supongo que está esperando a que termine de hablar de todos ellos para decir lo que piensa de trabajar con ellos.

─Y por último, pero él que por el momento más me importa porque es el restaurante que tiene cuatro estrellas Michelin y en lo que resta de este año quiero que tenga la quinta ─ le cuento ─ el chef de este restaurante es William Lestreins ─

─No voy a trabajar con él ─ dice contante y fría, sorprendiéndome completamente.

─¿Qué?, ¿por qué no? ─ preguntó.

─Porque él es un maldito cerdo desgraciado, por eso ─ contesta ella

─Si, sé perfectamente que el chef Lestreins no es la persona más agradable del mundo, pero tengo la certeza de que usted Chef Peyton es una persona muy profesional y....

─Y aun así no trabajaré con él ─ me dice ella ─ y puedo estar segura de que él tampoco quiere trabajar conmigo, ¿me equivoco? ─ pregunta con interés, tengo la inclinación de mentir sin clemencia, pero él tener sus claros y cristalinos ojos azules clavados en los mío, hace que mi garganta se cierre a cualquier mentira que pueda salir de él, suspiro.

─No, no lo está ─ acepto ─ y la verdad de él lo entiendo porque lo considero un arrogante que se cree inalcanzable, pero de usted señorita Peyton me sorprende mucho su rotunda negativa a trabajar juntos, por favor explíqueme sus razones ─ le pido y nos traen otras cervezas.

─Conosco a Lestreins de hace varios años, cuando apenas era una estudiante en recién mudara en París, donde él me quiso hacer la vida imposible porque él tenía cierto nombre y yo no era nadie ─ me empieza a contar ella ─ no digo que él fue él único que lo dijo, no lo fue, muchos en esos años hicieron todo lo que pudieron para que no lograra nada y solo terminara cómo alguien de la limpieza en una cocina, ahora la verdad es que me fascina trabajar con esas personas que me menos preciaron antes, porque muchas de ellas apenas son ayudantes en una cocina, saber eso de ellos ahora hace incluso más dulce mi trabajo ─

Erick Litman ◇Herederos Litman 3◇Where stories live. Discover now