Me muerdo el labio y sostengo el móvil contra mi pecho.

Ay, Casper.

¿Quién eres?

***

Estoy bajando por las escaleras cuando escucho un ruido. El edificio es antiguo y las tuberías suenan, así que al principio no le doy importancia. Pero empiezo a preocuparme cuando estoy llegando a la cuarta planta y oigo una estampida de pasos que provienen del piso vacío. Entonces un escalofrío de miedo me recorre la columna vertebral.

Pasos. En el piso vacío. Estoy muy segura de lo que he escuchado.

Pero ¿qué..?

En el preciso momento en el que se apaga la luz, escucho una risilla y se me hiela la sangre. Mi primer impulso es salir corriendo, pero me tropiezo con mis propios pies y me precipito escaleras abajo mientras chillo como una desequilibrada:

⸺¡Ay! ¡Socorrooooo!

Un dolor intenso me palpita en el tobillo, pero lo ignoro porque estoy demasiado ocupada intentando ponerme de pie mientras lucho desesperadamente por mi vida. Dios mío, Eustaquio es real y está cabreadísimo conmigo por haber jugado con mis vecinos a una sesión de espiritismo. Cuando la puerta se abre, extiendo los brazos para buscar a tientas el interruptor de la luz. Pero luego me lo pienso mejor y decido que no quiero ver al fantasma. Así que me impulso hacia delante y me choco con algo duro.

⸺¡Suéltame! ⸺grito, y lanzo un puñetazo al aire.

Mi puño vuela por la oscuridad antes de impactar contra un ente que gruñe.

⸺Joder.

Reconozco la voz de mi vecino y frunzo el ceño.

⸺¿Eric?

⸺No, Brad Pitt. Pues claro que soy yo.

Él enciende la luz. Lo observo con los ojos abiertos de par en par. Eric tiene una mano apoyada sobre su costado izquierdo y me imagino que es ahí donde lo he golpeado. Pongo cara de arrepentimiento cuando me mira indignado.

⸺Me has dado un puñetazo.

⸺Ha sido sin querer ⸺él pone mala cara, así que levanto las manos en son de paz⸺. Lo juro. Pensé que eras Eustaquio.

⸺¿Qué?

⸺Eustaquio.

⸺Ya te he oído. Es solo que... ¿tú no decías que no creías en fantasmas?

⸺No sé qué o quién está ahí dentro, pero ese piso no está vacío ⸺digo, y me alejo de la puerta sin perderla de vista⸺. He escuchado pasos, me he asustado y...

⸺Y me has pegado un puñetazo.

⸺¿Podemos omitir esa parte, por favor? ⸺pregunto avergonzada, y luego lo miro preocupada⸺. ¿Te duele?

⸺Me encantaría hacerme el duro, pero me has pegado muy fuerte.

⸺Esa era mi intención. Lo siento.

Eric se acaricia el costado e intenta mantener una expresión neutral, pero su cara palidece cuando escucha una risilla que proviene del piso vacío. Es instintivo. Me pego a él y le agarro la mano con fuerza. Él entrelaza sus dedos con los míos, pero se nota que está tan asustado como yo.

⸺Pues sí que hay alguien.

⸺Te lo dije.

⸺¿Será un okupa?

⸺Llama a la puerta.

⸺¿Qué? Ni de coña. Soy feminista; las damas primero.

Cuando me da un empujoncito para que me acerque, me pego a él como una lapa hasta que termino escondida detrás de su espalda. Me irrita percatarme de que huele de maravilla. Incluso en la situación más aterradora y surrealista de mi vida, mi vecino huele como si acabara de salir de la ducha. No es justo. Huele a gel de baño. Es... perturbadoramente sexy.

⸺Eres un cobarde.

⸺Como tú.

⸺Como me dejes sola te mato.

⸺Qué romántico. Ahora resulta que quieres palmarla conmigo.

A pesar de todo, se las ingenia para dedicarme una sonrisa de las suyas. Pongo los ojos en blanco. Él me acaricia los nudillos antes de tirar de mí en dirección a su apartamento. El corazón me va a mil por hora cuando me percato de que estoy entrando.

⸺¿Qué haces?

⸺Ponernos a salvo y llamar a la poli. En ese orden ⸺Eric cierra la puerta⸺. Ya estamos a salvo. Ahora toca llamar a la policía.

⸺Ya puedes soltarme la mano.

⸺¿Segura? Sigues pálida. Estabas cagada de miedo.

⸺¡Habló Superman! Prácticamente me has empujado para que llame al timbre.

⸺Te la debía por haberme dado un puñetazo.

Me sonrojo sin poder evitarlo. Uf, me lo va a recordar hasta que me muera. No me cabe la menor duda. Observo con recelo su apartamento. No debería estar aquí. En el sofá hay un bulldog gordinflón que está roncando. Me encantaría que su hermana estuviera aquí porque, de repente, el ambiente es demasiado íntimo entre nosotros. Aparto la mano de golpe cuando me percato de que nuestros dedos siguen entrelazados.

⸺¿Te duele?

⸺Me has partido tres costillas ⸺bromea⸺. No es para tanto. ¿Y tu tobillo? Estabas cojeando.

⸺Un poquito ⸺admito, porque en realidad está ardiendo.

⸺Vamos a echarle un vistazo.

⸺Eh, no, gracias. ¿Qué eres, médico?

⸺Algo parecido.

⸺¿Algo parecido? ⸺enarco una ceja⸺. ¿Enfermero?

Eric está a punto de decir algo, pero de repente cierra la boca. Me cruzo de brazos. No pienso permitir que mi vecino le ponga las manos encima a mi tobillo. Prefiero ir a urgencias. No entiendo a qué viene tanto misterio con su profesión.

⸺¿A qué te dedicas?

⸺Soy...

⸺... ¿eres?

⸺Peluquero canino.

Pongo mala cara. Él se encoge de hombros.

⸺No me subestimes, alguna vez le he puesto un pinchazo a un perro.

⸺¿Me estás comparando con una perra?

⸺¿Qué? No. Lo que quería decir es que sé lo que hacer en esta clase de situaciones.

⸺Ah, ¿sí? ¿Vas a sacar las tijeras y me vas a pelar en plan Pomerania? ⸺replico indignada⸺. ¿En serio me acabas de comparar con uno de tus perros?

Eric se rasca la nuca. Parece nervioso.

⸺Oye, que peluquero canino es una profesión muy respetable. Además, tú me has dado un puñetazo y yo solo intento echarte un cable.

⸺¡Ha sido sin querer! ¿Me lo vas a estar restregando por la cara toda la vida?

⸺Voy a por hielo.

⸺Claro, Doctor.

⸺¿Quieres una galletita? ⸺pregunta con tono jocoso cuando me da la espalda.

Lo atravieso con la mirada, pero él se está riendo. Resoplo. No entiendo cómo he acabado aquí con él. Tengo la impresión de que la noche va a dar mucho de sí...

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