Entre Petirrojos || Batboys

- Decir adiós (JayTim)-

En toda relación siempre existen los altibajos y una relación donde ambas partes no dan el cien porciento de sí, están destinadas al fracaso.

Por otra parte, los celos y las inseguridades, también son la causa principal de muchas rupturas. Aunque claro, existen relaciones tan fuertes, que son capaces de resistir el peor de los tormentos siempre y cuando el lazo que forjan sea tan fuerte como la pureza de sus sentimientos.

- No me agrada que te vayas de misión tú solo con el kriptoniano y la amazona - dijo Jason con la voz ahogada ya que se encontraba descansando sobre el vientre de Tim. El de ojos azules sonrió enternecido, esa faceta de Jason sólo la conocía él.

- Sabes que lo mío con Cassie fue algo del momento y no veo a Kon de esa manera - respondió acariciando el mechón blanco del forajido.

- ¿Y el clon lo sabe? - se quejó luego de recibir un golpecillo en la espalda por parte del menor.

- No le digas así, y no, no lo sabe porque él no me mira de esa manera.

Jason rodó los ojos ante ese comentario. Ese supuesto Superboy no le daba buena espina, era obvio que tenía sentimientos por su Tim y eso le revolvía las entrañas.

- Además -continuó Tim -. Tú también tienes a una amazona revoloteando a tu alrededor y tampoco eres invisible a los ojos de Roy - pronunció el nombre del arquero con un toque de acidez. Jason lo notó enseguida, por lo que con una sonrisa ladina, encaró al menor.

Podía ver su reflejo en los zafiros de Tim, sus rostros quedaron tan cerca que sus alientos se mezclaban.

- ¿Celoso, babybird? - habló rozando los labios ajenos. Tim cerró los ojos, sintiendo el suave toque.

- ¿Lo estás tú, Jay? - cerró la distancia y compartieron un beso lento y cariñoso. No era demandante o posesivo, simplemente disfrutaban de ese íntimo momento.

Nadie fuera del clan murciélago sabía de la relación entre Red Hood y Red Robin, si la noticia dentro de la batifamilia había sido un escandalo, no querían imaginar cómo se pondrían la Liga y sus compañeros de equipo -Titans y Outlaws-, preferían mantener un perfil bajo en cuanto a su relación como pareja.

Así que de vez en cuando, surgían pequeñas riñas entre ambos debido a los celos que sentían cuando otro - Kon y Roy-, tocaba demás a su pareja.

Peleas que siempre terminaban en tranquilas sesiones de besos o candentes sesiones de sexo. Dependía mucho del estado de ánimo de ambos y las ganas que se trajeran en el momento. No eran de las parejas que lo arreglaban todo con un acostón, preferían hablar las cosas y proponer soluciones en las que ambos resultaran beneficiados.

Sin embargo, no todo puede ser miel sobre hojuelas.

Jason sentía que no merecía el amor de Tim, le había causado mucho daño en el pasado. Diablos, si trató de matarlo y casi lo logró, todo por sus estúpidos celos, por sentirse reemplazado.

Jamás se perdonaría el haber lastimado a Tim, su pequeño babybird. Ese chico de enormes y preciosos ojos azules que contrastaban a la perfección con su lechosa piel. Piel que amaba marcar de vez en cuando.

Los demonios internos de Jason siempre le susurraban con malicia que Tim podría dejarlo por alguien mejor, alguien que sí valiera la pena.

Alguien que no fuera un monstruo resusitado y sanguinario que únicamente pensara en la venganza.

Alguien como el clon de Superman.

Y Jason lo sabía, sabía que Tim podía estar con alguien mucho mejor, pero era egoísta. Él amaba a Tim, lo amaba demasiado, tanto que temía perderlo. Temía que el menor corriera a los brazos de Kon cuando se diera cuenta de que perdía su tiempo con él.
Determinado a no perder a su querido petirrojo, decidió convertirse en el novio perfecto. En una persona que mereciera por completo el corazón de Tim.