—La vamos a perder a ella también— habló Satoru entre lágrimas.
—No digas gilipolleces, no es momento de decir estas cosas — respondió de mala gana Maki.
—¿Qué no es momento de decir estas cosas? — Satoru se levantó del sillón con agresividad, manteniendo un tono amenazante de voz, pero sin gritar — ¿Cuándo hablaremos de todo esto entonces?—
—En cualquier otro momento pero hoy no — gruñó Maki.
—Siempre decís la misma mierda... Hoy no, otro día, ahora no se puede, hay otras cosas que hacer... — hizo una pausa y apretó sus puños — Me tenéis hasta los cojones — se sinceró.
—Mira Gojo, no nos perdamos el respeto porque te aseguro que me da igual pegarte un buen golpe y quedarme tan agusto — amenazó Maki.
Nadie se atrevía a intervenir en la pelea.
—Os perderé el maldito respeto las veces que haga falta si eso conlleva a que se os meta la realidad en la cabeza — Satoru se encaró con Maki, aprovechando su diferencia de altura —Nos están matando, uno a uno, poco a poco, y tenéis los cojones de hacer como que no pasa nada. El asesino sigue suelto y seguirá matando como no le atrapemos y siento comunicaros que la única persona que ha hecho algo para salvaros el maldito culo es T/N —
—Pero- — Satoru no dejó hablar a Maki.
— T/N es la única que está haciendo algo para que no nos maten y mirad donde ha acabado — la voz de Satoru volvía a romperse — ¡A todos os ha dado exactamente igual la muerte de Megumi! —
Satoru estaba cada vez más molesto — ¿Y sabéis lo más triste de todo? — soltó una risita mientras las lágrimas se le deslizaban por las mejillas — Que no era tan solo un compañero de policía para ninguno, él era nuestro amigo, un hermano, y aún así nadie de aquí a movido el culo por él —
Maki pareció quedarse sin argumentos — ¡Nanami dile algo! —
—Por una sola vez en mi vida...— se puso más serio de lo normal —Le voy a dar la razón a Satoru—
—Oh genial, estáis perdiendo la cabeza todos — Maki no creía lo que veía.
—No te vuelvas a atrever a decir que estoy perdiendo la cabeza porque soy el único que se está preocupando un mínimo por esta situación — amenazó Satoru.
—¿Qué pasa? ¿El veneno te ha hecho más histérico o qué? — vaciló Maki.
Estuve a punto de meterme en ese momento, pero alguien se me adelantó.
De pronto, una voz ronca, grave y aterradora se metió en la discusión — Callad, ahora — Sukuna los mató con la mirada.
—¿Y tu quien te crees? — respondió Maki
—No me creo nadie, pero vuestra compañera, la mujer a la que amo,está muriendose, así que tendría el mínimo respeto y me sentaría a esperar con calma — hizo una pausa terrorífica, el que estaba de peor humor era él — Por mucho que griteis, Megumi está muerto y no volverá nunca — sus palabras atravesaron como cuchillos.
Maki no volvió a contestar, la conocía y las palabras sinceras y directas de Sukuna le habían dolido. Un par de lágrimas se dejaron ver por su parte.
—Gracias — agradeció Satoru.
Sukuna se encogió de hombros y se acomodó para esperar algún aviso sobre T/N.
Las horas pasaban y todavía no sabíamos nada, nadie agarraba el móvil ni hablaba, tan solo esperabamos alguna esperanza.
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.De pronto, la puerta se abrió y todos casi saltamos de nuestros asientos con la esperanza de que fuera algún médico.
[Capítulo 39]
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