Capítulo 12.-

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Cuando llegaron al bosque, Daren ya estaba de mejor humor

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Cuando llegaron al bosque, Daren ya estaba de mejor humor.

Aun así trataba de no darle importancia a la discusión que había tenido con Aster, aunque ese ángel de la muerte sí que le provocaba dolor de cabeza.

Conforme caminaba planeaba un par de cosas, después de su misión estaría tan cansado y aburrido que seguro el comandante lo obligaría a entrenar sin parar, sin embargo, en cuanto durmiera un poco iría al infierno pueblerino dónde se llevaría a Seph para hacerle compañía. La distracción siempre le iba bien.

La segunda opción que tenía era no moverse de su habitación, mientras que los demás miembros del escuadrón estuvieran haciendo sus deberes como guerrero y lo último que tenía en mente era fastidiar a su mejor amigo.

Por más que quisiera dejar de pensar en Irina, ya que ella ya no formaba parte de su vida como para gastar sus recuerdos en esa chica, le era un poco imposible.

Tenía que sacarla de su cabeza pronto antes de que se volviera loco.

Tal vez el destino hacía bien en alejarlos el uno al otro, quizás en esa vida no tenían permitido estar juntos.

Había aprendido un par de reglas desde que entró al escuadrón, algunas las tenía más claras que otras. El amor no se debía tomar a la ligera o mejor dicho, un soldado, un guerrero de Celesty no se debía enamorar, ya que le debía interesar más la guerra contra la oscuridad.

También sabía que por mucho que lo quisiera no podía estar tanto tiempo molesto con Seph, su amistad, ese lazo que los unía por una extraña razón era demasiado resistente. A pesar de que la mayoría de los superiores habían intentado hasta lo posible para romperlo y nunca les llegó a funcionar nada, aunque en un par de ocasiones estuvieron a punto de lograrlo, tan cerca que los dos tuvieron que mantener cierta distancia.

El crujir de las ramas era el único sonido que había en el bosque hasta que Seph dejó salir una carcajada al ver a Daren tropezar con una raíz que salía del suelo.

Daren maldijo por lo bajo antes de poner su cara malhumorada.

—Sí no te callas, Seph —le advirtió cansado. —Voy a estampar tu cara contra el primer árbol que encuentre.

Seph alzó las manos fingiendo inocencia.

—La verdad es que pensé que ya había tenido suficiente con esto —Daren hizo el ademán de dar un paso, cuando vio a su mejor amigo alzar el brazo, en el cual había una pequeña cicatriz. Una herida causada por un hechizo lunar, que casi lo lleva a la muerte.

Seph antes de salir de su habitación, pidió a Calem una revisión para asegurarse de que ya no existía magia ahí, a pesar de no encontrar más, el chico de las pesadillas no estaba muy contento con la decisión de los superiores.

—¿Por qué me lo tienes que recordar...? —Daren hizo una mueca ante el recuerdo de esa noche y sin decir más siguió su camino, entrando al portal, el cual se encontraba a unos pasos de él.

DarephDonde viven las historias. Descúbrelo ahora