-8-. INSENSATEZ.

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Al escuchar el típico sonido de la aparición, un sorprendido Harry salió de su dormitorio y se encontró a Hermione junto a Kreacher y un hombre desconocido en el piso de la sala de estar

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Al escuchar el típico sonido de la aparición, un sorprendido Harry salió de su dormitorio y se encontró a Hermione junto a Kreacher y un hombre desconocido en el piso de la sala de estar. En ese momento, la muchacha, sin perder la calma pero con el rostro acalorado y el moño en su cabeza a punto de soltarse luego de haberse quitado con prisa el gorro y abrigo, le pedía al elfo que le trajera su varita y varias pociones que tenían en Grimmauld Place para poder ayudar al enfermo. La criatura desapareció para minutos después volver con lo solicitado; ella le sonrió agradecida a tiempo que transfiguraba el único sofá de la sala en una pequeña cama para luego murmurar mobilicorpus y levitar a Malfoy aprovechando para quitarle el harapo que se suponía era un abrigo, dejándolo únicamente con un arremedo de camisa y el roto pantalón. Harry no salía de su asombro ante la actitud de su amiga y la presencia de la criatura en su casa, sobre todo porque habían decidido no usar magia por un tiempo y se preguntaba, qué podía haber motivado a Hermione para acudir a ella. Sospechaba que ese hombre era el herido del que habían hablado temprano y al que únicamente iría a curar. Una vez que el elfo desapareció, estalló en furia, haciendo muecas de disgusto por el mal olor que desprendía el herido.

—Hermione, ¿cómo es que traes a un desconocido a nuestro apartamento? ¿Desde cuándo eres tan insensata? ¡Estás haciendo magia delante de un muggle! Ahorita está inconsciente pero podría despertar en cualquier momento y verte usando la varita.

—Harry, no me lo vas a creer. Pero lo conocemos —respondió sin volver a ver a su amigo a tiempo que, levantando con delicadeza la cabeza de Draco, le vertía un líquido dentro de la boca.

—¿Lo conocemos? —Harry volvió los ojos al hombre, que parecía casi muerto, a medida que Hermione le limpiaba la mano con un fregotego para luego sanar las heridas—. ¿De dónde?

Era evidente que ella temía responder esa pregunta y que al saber quién era la persona que tenían al frente, Harry no permitiera que se quedara. Si bien era cierto que posterior a la guerra había intervenido para evitar que los Malfoy fueran condenados a Azkaban, no creía que ese gesto se extendiera como para dejar que el ahora andrajoso mago estuviera en su hogar. Probablemente, tuviera que mudarse a otro sitio. De todos modos, ya estaba usando magia. Al final, le molestaba que Ron tuviera la razón: una vez que conoces la magia, no puedes alejarte completamente de ella.

—Hogwarts... —musitó sin levantar su mirada del cuerpo de Draco, aplicando una poción curativa color púrpura con efectos antisépticos que al entrar en contacto con la piel hizo humo y luego aplicó esencia de murtlap en el muslo herido para después buscar el ungüento mágico que le aplicaría en el rostro para bajar la inflamación y quitar la sangre acumulada por el golpe.

—¿Hogwarts? —Harry abrió sus ojos con asombro y volvió su mirada al enfermo intentando reconocerlo. Hermione desapareció los rotos zapatos, realizó encantamientos de limpieza por el cuerpo pero por más que ahora, gracias a la magia, luciera algo más limpio, el rostro sucio y el aspecto greñudo seguían siendo los mismos—. No lo reconozco.

Heridas del almaWhere stories live. Discover now