- Iba a hacerlo - Termino de arreglar su corbata y la miro - La conocí en el supermercado, es una mujer encantadora - Sonrió ante el recuerdo de como se conocieron.

- Ya veo, estas usando corbata y 3 litros de colonia solo para ir a verla - Bromeo con una sonrisa - Creo que estás bien, papá - Se levantó de el sofá y camino hasta el, envolviendo en un abrazo que el correspondió.

- Se me hace tarde - Murmuró después de unos segundos mientras se separaba de su cuerpo - Hay spaghetti en la estufa y el arma está en el armario cargada, si escuchas ruidos inquietantes recuerda que los números de emergencia están en la cocina - Angie aisntio sabiéndose todo el sermón de memoria - No invites a nadie al menos que no sea gente de confianza como es chico, ¿Como se llama? ¿Van Halen? -

- ¡Eddie! - Lo corrigió.

- Es lo mismo - Rodó los ojos y camino hasta la puerta - Cuídate, te veré más noche - Angie asintió despidiéndose con un beso en la mejilla y caminó a la cocina una vez que su padre se había ido en el auto.

Cenó, estudió hasta que se hartó de leer la historia de la filosofía y se metió en su cama dispuesta a dormir. No pasó mucho tiempo antes de que cayera rendida sobre su plácida cama.

La mañana del viernes fue algo agitada para todos, alumnos iban y venían con montones de libros y hojas de sus respectivas exámenes. La biblioteca había estado al tope de su capacidad esa semana, algunos incluso optaron por sentarse en el suelo, todo fuera por tener un lugar tranquilo donde leer y repasar todo antes de someterse a la tortura.

Angie dio una última repasada a su examen revisando todos los procedimientos antes de entregarlo al profesor, el señor canoso tomó la hoja entre sus manos y reviso todos los procedimientos que le indicaban.
Saco un marcador rojo y coloco un gran número 100 sobre la esquina superior derecha.

- Felicidades, Hawks - Le entrego el examen, soltó un suspiro aliviado y antes de salir miro a Eddie. Se cabeza estaba agachada con la vista sobre su examen, se miraba muy concentrado mientras escribía.

Salió de el salón de clases y se recargo sobre los casilleros, casi rezando que las horas de estudio realmente le hayan servido a Eddie y su cabezota.

La campana escolar marco el final de los exámenes matutinos y el inicio de la hora de almuerzo. Una oleada de alumnos comenzó a salir de sus respectivos salón, aliviados por que la mitad de la tortura haya acabado, de entre todos ellos salió Eddie con una sonrisa triunfante que no pudo ocultar.
Miro a Angie a lo lejos y alzó su exámen al aire para que lo viera, un gran número 80 marcado con rojo era lo que más resaltaba de la hoja blanca.

Angie sonrió enormemente y comenzo a caminar hacia el dándole un abrazo en cuanto lo tuvo enfrente.

- ¡Wow! - Respondió Eddie tambaleándose - Cuidado -

- ¡80! - Se separo de el y tomo su exámen mirando todo - Eddie, que feliz me pone que hayas sacado una calificación aprobatoria - El mencionado sonrió sintiendo una ligera picazón alrededor de sus mejillas, instintivamente se llevo un mechón de cabello al rostro cuando se sentía nervioso.

- Si, bueno - Carraspeo - Podemos hablar todo el día de lo inteligente que soy - Comentó con un tono de burla - O podemos celebrar que Angelic Hawks es la mejor tutora - El nombre que tanto odiaba y que más de una vez considero en cambiarselo dejo de sonar tan mal cuando Eddie lo pronuncio.

𝐏𝐀𝐑𝐀𝐍𝐎𝐈𝐃 | e.m.  (en edición)Where stories live. Discover now