CAPITULO 11

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J.T

Meto mi miembro dentro del pantalón, antes de acomodarme la camisa dentro del pantalón, salgo del baño amarrándome la pretina y me encuentro con mi primo despidiéndose de la puta con la que me acosté ayer mientras el sonido melodioso de los gemidos de la Gelbäugiges Mädchen siguen resonando en mi cabeza, aunque me hierve la sangre saber que otro hombre toca a mi mujer no puedo pasar por alto los efectos que el erotizante sonido causa en mí.

-Linda muchacha, ¿Eh? -Comenta el castaño.

-Ninguna como la Gelbäugiges Mädchen. -Expreso distraído sentándome en el sillón frente a él.

-Si bueno, ella tiene una malformación única asique...

-¡Oye! -Frunzo el ceño- Malformación, lo que tienes entre las piernas, ella, tiene un atributo único.

Rueda los ojos. -Lo que tú digas primo... Bien, ¿Cuál es el plan para que la tengas?

Suspiro tomando el vaso de wisky que está a mi lado. -Ya te dije que vamos a esperar a que ella vuelva sola.

-¿Si? Pues por la marca roja que vi en tu mejilla que te dejo no va a ser muy fácil que venga como corderito.

-Eso fue culpa de mi descaro... -Me responsabilizo- Además, no nos podemos exponer tanto, su padre dejó de ser parte activa de la SWAT, pero ahora su hermano es el ministro.

-Y él que se la follo es el coronel. -Evidencia con cinismo.

Lo señalo con el dedo con los ojos entrecerrados. -No le faltes el respeto a mi mujer.

Suspira. -Primo, te respeto y todo, pero en serio, ella no es tu mujer, seguro que ni siquiera se acuerda de ti.

-No se acordará de cualquiera con los que paso la noche, pero de mí, claro que sí, lo nuestro no fue solo una noche.

-Tienes razón, no fue una noche, fueron siete y lo hizo porque se estaba escapando del padre. -Vuelve a evidenciar sarcástico.

***

Ilenka

La sensación de soledad me despierta a la vez que una correntada enfría mi cuerpo, me paso la mano por la cara volteando a ver sobre mi hombro a Jula que entra con la ropa descolocada y el pelo enmarañado. Exactamente como lo debo de tener yo. Me mira mientras me cubro con la sabana hasta el cuello por el frío y a traspieses se sienta a mi lado bostezando mientras me sigo restregando los ojos quitándome un tanto el sueño que me persigue por la trasnochada.

-¿Cómo fue tu noche? -Le pregunto mientras se acomoda el cabello.

Sonríe de lado con picardía. -Magnífica... Estuve con Alex. -Confiesa y mis sospechas de sus intenciones fueron confirmadas.

-Ya decía yo que la piratita encontraría un tesoro que robar, eh. -Comento haciendo que ría.

-¿Y tú? Me dijiste que ibas al baño y nunca regresaste. -Menciona y ruedo los ojos recordando al tipo que se aventuró a besarme descaradamente.

Bufo. -Antes de que pueda subir me agarro un imbécil, se empezó a mover detrás de mí y trato de besarme. -Comento sentándome contra el respaldar empuñando las sabanas contra mis senos.

-Que idiotas son los hombres a veces. -Agrega rodando los ojos.

-Si... Y luego me... -El coronel... ¿Dónde está? Registro todo el lugar sin ver ni si quiera su ropa en el piso- Me encontré con un tipo muy guapo, y bueno nunca se descarta una oportunidad ¿O sí?

Ríe y se levanta de la cama. -Muy bien, me iré a bañar, Aria me dijo que nos podíamos quedar hasta la noche que todo estaba arreglado para mañana.

Asiento. -Claro, luego iré yo.

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