dean's special: how to be a men

Începe de la început
                                    

      Lo que más odiaba de estar en esa casa era ser un espectador de cómo Regina cuidaba de su hija. ¡Le revolvía el estómago! Pensaba que aquella niña iba a terminar siendo la cena para los monstruos y lo único que haría para defenderse sería llorar por su mami. Se la pasaba llorando por su madre. ¡Mami esto, mami lo otro, mami te amo! Mamá, mamá, mamá. Por el amor de Dios, que alguien las separara de una maldita vez. ¿Cómo alguien podía ser tan amoroso con su hijo? Regina se la pasaba pendiente de su hija. Si se caía y raspaba sus rodillas, la incentivaba a levantarse con risas y con unas banditas de corazones en la mano; le hacía los cumpleaños más excéntricos con un montón de comida y dulces y decoraciones llena de brillitos y cosas de niñas; si Lilith hacía algo mal, como tirar la comida al suelo o pintarrajear las paredes con fibra negra, Regina no le gritaba, no le pegaba, y el castigo era muy blando. Debería dejarla sin el chupete y quitarle el peluche del leoncito, aunque si lo pensaba mejor, no quería que sus tímpanos murieran por los llantos.

      —¡No! No puedes que escribir las paredes corazón... ay que desastre... paredes blancas, Dios... —retaba a su hija de dos años usando un tono muy suave, si fuera su padre sería uno que haría cagar de miedo a la niña—. En las hojas se escribe, aquí —la levantó y la llevó a la zona dónde tenía un montón de hojas desparramadas en el suelo y una caja con un montón de lápices, crayones y acuarelas.

      —Mira Lili —Sam estaba allí dibujando también, tenía las manos manchadas de azul—. Yo dibujo aquí en las hojas, está mal dibujar en las paredes, las arruina. No me di cuenta que se escapó.

      —No te preocupes Sam, son solo paredes —Regina le acarició la cabeza. ¡De eso hablaba! Los hacía débiles y por más que le obligara a Sam a rechazar ese tipo de trato, no le hacía caso.

      Lilith soltó unas risillas tratando de escaparse por entre las piernas y volver a la pared, pero en cuanto se lo impidió, empezó a llorar tan fuerte que tuvo que taparse los oídos. Esa niña era insoportable. ¿Por qué su padre no lo dejaba acompañarlo? El verano pasado había matado a un hombre lobo, ya era todo un joven hombre.

      —Ya sé que quieres pintar en la pared y te enoja no poder hacerlo, ¿No es así bebé? —Regina la alzó y bajó aún más su tono de voz, sonando dulce. A Dean le parecía de lo más ridículo. Lilith se estaba portando mal y molestando a todos con su llanto—. ¿Estás enojada? Dile a mamá cómo te sientes.

      —¡Quiero pintar la pared! —gritó en medio del llanto—. ¡Estoy enojada! Quiero pintar la pared.

      —¿Por qué? Se pinta en el papel.

      —¡Porque son feas y son lindas con mis dibujos!

      Regina ocultó el rostro de su hija porque se asomaba una carcajada y si se reía, Lilith pensaba que estaba haciendo algo bien. Cuando se recuperó, retomó la compostura e intentó detener su llanto. Sam se había reído, pero gracias a Dios no fue escuchado o Lilith le lanzaría la fibra que tenía en la mano. A veces se convertía en una niña salvaje.

      —Vamos hacer otra cosa. ¿Quieres hacer unas galletas conmigo? ¿Unas de San Valentín con forma de corazón? ¿O quieres ir a disfrazarte de la bella durmiente? ¿Cuál de estas dos opciones te gustaría hacer?

      —Quiero disfrazarme de Simba —Y así como el llanto apareció, se esfumó.

      —Muy bien, vamos a disfrazarte de Simba. 

      Escapaba del entendimiento de Dean lo volcada a la maternidad que era Regina y, no solo con su hija, la veía poner un gran esfuerzo en su hermano, como si intentara reemplazar a su madre. Dean aún recordaba a su madre y recordaba las llamas abrazando su casa y por, sobre todo, recordaba el calor y los gritos. Los días consiguientes a la muerte no pudo dormir y desde entonces le costaba muchísimo conciliar el sueño. Las pesadillas lo perseguían hasta dejarlo en vigilia y agotado, derrotado. Había noches en las que no sabía si dormía, entraba en un trance en la que parte de su cerebro estaba despierto para que los monstruos no atraparan a Sam y la otra parte dormía, o lo intentaba, realmente no tenía ni idea de si su cuerpo descansaba lo suficiente. Lo único que sabía era que funcionaba para mantenerlo a salvo. Regina había estado a su alrededor esos meses, intentando que hablara. Dean se había encerrado en su mundo y no hablaba mas que monosílabos. ¿Quién podía culparlo? Su madre había muerto brutalmente por un demonio. Necesitó procesarlo antes de convertirse en lo que su padre quería, un soldado. Claro, que el pequeño Dean distorsionó tanto su realidad que se convenció de superhéroes y villanos, y Regina estaba en la fina línea de antihéroe metiéndole ideas en la cabeza a Sam acerca de la vida perfecta que tenía con su hija. 

LILITH | SUPERNATURAL (THE DIRECTOR'S CUT) [  ✓ ]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum